CAPITULO 11: DONCELES.

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La fiesta había iniciado hace apenas una hora, Soo Bin había estado cumpliendo su papel de Doncel lindo, obediente y comprometido, al pie de la letra. Se había encargado de mantenerse junto a su esposo durante todo momento mientras esté lo presentaba ante el consejo y los inversionistas o accionistas, todos se encontraban curiosos por el pequeño hijo de los Kim quien siempre se había mantenido fuera del ojo público por privecidad hacia su persona y la fuerte exposición que tendría un doncel tan lindo como él.

—¡Hyung! —gritó la ronca voz de un alto chico moreno que se acerca a a grandes pasos hacia ellos— Cómo te extrañé.

—Tae Hyun, que gusto verte, papá me dijo que te encontrabas de excursión con los de tu universidad.

—Así es, regresé apenas anoche —contestó con una bonita sonrisa cuadrada— Hola cuñadito, ¿qué tal la luna de miel? ¿Pronto seré tío?

En toda la noche, nadie se había interesado en dirigir directamente la palabra hacia el chico, Soo Bin, como buen doncel, primero miró a su esposo pidiendo permiso para hablar. Tae Hyun y Yeon Jun se observaron con él ceño fruncido ante tal acción.

—Estamos esperando a conocernos más, Tae Hyun —contestó Yeon Jun planteándose qué más tarde hablaría con su esposo acerca de las extrañas reglas que se había impuesto por ser un doncel.

—Mientes, tu lo que quieres es seguir teniendo sexo hasta el cansancio.

Después de la incomoda y vergonzosa charla en la que Soo Bin solo habia estado escuchando con las orejas rojas se dirigieron a seguir dando la bienvenida a los demás invitados, Yeon Jun seguía presentándole más personas y amigos de la familia, ninguno de ellos le hablaba directamente y solo se dedicaban a desearles éxito en la unión empresarial y un pronto embarazo (que Yeon Jun retrasaría lo más que pudiese).

—Buenas noches Señores —saludó un joven de bonitos ojos que usaba una camisa azul pastel, pantalones negros y un pañuelo en el cuello.

Soo Bin y Yeon Jun voltearon al saludo y justo cuando el pelinegro estuvo a punto de contestar, el menor soltó su brazo y se lanzó a los brazos del joven frente a ellos. Ambos reían divertidos y Yeon Jun sintió cosquillas en su estómago ante la preciosa risa de su esposo.

—Beomie, no sabes cuánto te extrañé.

—Y yo a ti Hyung, ahora ya no se en donde pasar mis fines de semana ni con quién —se quejó con un puchero.

—Lo siento Gyu, ya no puedo salir como antes —el chico de cabellos rosas rodó los ojos ante lo dicho.

—Buenas noches, gracias por asistir hoy —saludó el mayor queriendo conocer al chico que había sacado unas de las más bonitas sonrisas que había visto en su esposo— Choi Yeon Jun —se presentó extendiendo una de sus manos.

—Lo siento por mi grosería Señor Choi, soy Choi Beom Gyu y soy un doncel soltero por lo que no puedo saludarlo directamente —se disculpó el más joven inclinándose, por lo regular le importaba una mierda las reglas de los donceles, pero no quería quedar mal con el esposo de su mejor amigo.

—No tienes por qué preocuparte joven Choi, no soy muy fanático de las reglas impuestas a los donceles, pero entiendo nuestra posición con tanta gente costilla por aquí.

Los tres charlaron un rato, Soo Bin le explicó que Beom Gyu era su único y mejor amigo, casi llegando a ser hermanos, Beomie estudiaba su primer año de producción fotográfica y su padre era el secretario del presidente Kim, su madre era maestra de baile y su hermanita menor cursaba la primaria.

Algo que Yeon Jun pudo percibir de Beom Gyu, es que el chico había tenido más libertades en cuanto a su educación como doncel, tenía muchos amigos, salía a fiestas y no se sentía como alguien delicado, tampoco se le había exigido conseguir un marido y llenarlo de hijos. Cuando los padres de este llegaron a felicitar a los esposos trataban de incluir a su hijo en la conversación.

Definitivamente Yeon Jun hablaría con su pareja.

—Deberías invitar a tu amigo a casa los sábados que yo no estoy para que no te sientas solo o incluso podrían salir a divertirse —sugirió mientras entraban a casa

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—Deberías invitar a tu amigo a casa los sábados que yo no estoy para que no te sientas solo o incluso podrían salir a divertirse —sugirió mientras entraban a casa.

—No sería correcto Hyung, un doncel casado se vería mal saliendo sin su esposo a divertirse.

Yeon Jun se mordió la lengua y se dirigió directo al Mini bar en la sala para servirse un trago de brandi.

—Soo Bin, sé que tus padres te educaron de una manera que a mi parecer es un poco chapada a la antigua, y lo respeto. Pero quiero dejarte en claro que yo no pienso de la misma manera —dio un trago a su bebida y se sentó en uno de los mullidos sillones invitando a su esposo a tomar lugar a su lado, el menor le miró un poco preocupado, pensaba que tal vez a su pareja no le gustaba su forma de ser— si tu quieres salir, si algo te molesta o no te gusta, tienes todo el derecho de hacerlo o decírmelo, quiero que disfrutes tu juventud, nos casamos por el bien de nuestra familia, pero tu mereces más que eso, así que quiero hacerte feliz.

—Yo no sé qué decir —susurró— gracias Hyung, pero no sé de qué otra manera tendría que ser.

—No te preocupes, hablalo con tu amigo, estoy seguro que él podrá ayudarte y sino, para eso estoy yo.

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MY BOY - YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora