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Los gemidos y jadeos inundaban la habitación de Spreen. El calor se sentía a flor de piel, la pasión se desarrollaba en aquel cuarto.

Roier escuchaba en su oreja como Spreen gemía del placer, aquello hacía que Roier quisiera más y más, moviendo su cadera a un ritmo lento, pero sensual y placentero.

Las manos de Spreen se aferraban a la espalda de Roier, mientras que sus piernas abrazaban la cadera del castaño, aferrándose a su cuerpo.

— Ro...— Spreen susurró antes de que él y Roier soltaran un sonoro gemido cuando ambos llegaron a su orgasmo al mismo tiempo.

Roier se derrumbó, agotado, pero satisfecho, sobre Spreen.

— Necesitaba tanto esto— Spreen comentó con una gran sonrisa en sus labios.

— Ah, o sea que solo me invitaste para coger— Roier se hizo el indignado, Spreen solo puso los ojos en blanco y tomo el rostro de Roier entre sus manos para besarlo lentamente, siendo rápidamente correspondido.

Roier finalmente rompió aquel beso, separándose un poco.

— Traeré los pañuelos— Dijo el castaño, levantándose de la cama, Spreen se quejó un poco y se acomodó en la cama.

Spreen se quedó en la cama, viendo a Roier moverse por el cuarto, el castaño tomó una caja de pañuelos y la lanzó hacia Spreen, quien la atrapó y sacó los pañuelos para limpiarse el abdomen.

Roier volvió a tumbarse en la cama cuando Spreen lanzó el pañuelo sucio al bote de basura y una vez ambos ya acomodados, se acurrucaron juntos para abrazarse.

Ese momento de intimidad se sentía bastante bien, aunque Roier notó que Spreen tenía una mirada diferente a la que siempre tiene en momentos así.

— Siento que quieres decirme algo— Dijo el castaño— ¿Pasa algo, Spreen?—

— No, bueno, nada malo— Spreen respondió, mirándolo a los ojos— Estuve pensando en algo y... Bueno, ¿A vos te gustaría vivir acá?—

Roier al oír eso se sonrojó, sus mejillas se tornaron rojas.

— ¿Vivir contigo aquí?— Preguntó a la vez que parpadeaba varias veces— ¿Y con tus papás?—

— Ellos te quieren— Spreen dijo— Y sería más fácil, la casa está en una buena zona—

Bueno, eso no es mentira, la casa de Spreen estaba en una zona perfectamente ubicada, está cerca de la escuela y cerca de su trabajo.

— Entiendo si no querés—

— Creo que primero debo pensarlo bien— Roier sonrió— Por ahora hay que dormir, hoy fue un día demasiado pesado para todos—

— ¿Vas a trabajar mañana?—

— No, tengo día libre mañana— Roier asintió.

— Bien, porque no me levanto de acá hasta medio día— Spreen sonrió, cerrando sus ojos y enterrando su cara en el pecho de Roier.

El castaño sonrió, cerrando sus ojos también, ya mañana sería otro día y con suerte, sería un mejor día.

El castaño sonrió, cerrando sus ojos también, ya mañana sería otro día y con suerte, sería un mejor día

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Survivor (Sproier AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora