Encuentro

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En el gran salón, estaba un pelinegro con armadura, arrodillado de una pierna y con la cabeza baja, frente al príncipe heredero de Karasuno.

— Sí Tsukishima, ya están todos los aspirantes para caballeros afuera, pueden usted y su padre bajar para dar su discurso.

— Que idiota eres Kageyama, ya vete, gracias por avisarme.

Maldito príncipe, si no fuera por la promesa que su familia hizo, él no tendría que estar comunicándole cada cosa que pasaba y lo peor era que no podía odiarlo por completo al ser amigos de toda la vida.

Sí, Kageyama Tobio, un demonio incubo, quien estaba literalmente atado a la familia real, acababa de maldecir a uno de sus mejores amigos.

La familia real, conformada por Faoladhs, siempre eran precavidos con la seguridad y ¿Quién mejor para protegerlos que un buen amigo?

Ahora tendría que volar por ahí, para vigilar de que todo saliera bien, si es que tocaban un pelo del rey o del príncipe, la culpa sería completamente de él, odiaba y amaba su trabajo, lo odiaba por haberse puesto de voluntario para cumplir esa misión; pero lo amaba pues tenia una muy buena excusa para salir y follar con muchos chicos vírgenes, su presa favorita, le encantaban.

Ya se estaba aburriendo de solo ver como todos bajaban de las carrozas, era hora de que se ponga a buscar una nueva presa, él tenia buen ojo para este tipo de cosas.

Enano, hada, duende, minotauro, elfo, dríada... ¿elfo? Bueno, él había visto a muchos elfos alrededor de toda su vida, sin embargo, este nuevo descubrimiento era inusual, nunca había visto a un elfo con el cabello naranja, era casi ridículo.

Se quedó observando cada movimiento que ese chico bajito hacía, era divertido ver como se le iluminaban los ojos con cada piedra que veía en el suelo de la ciudad, era obvio, ahí todo era grandioso, aunque ese elfo peli naranja lo hacia ver todo más sorprendente de lo que él recordaba.

Pero tuvo que desviar la mirada, el maldito príncipe, poste de luz, perro de mierda, lobo inútil, el rubio estaba sosteniendo a un elfo en sus brazos, ¿Eso se consideraba amenaza? No lo sabia, pero por si acaso, bajó hasta ahí para asegurarse.

Ellos hablaban normalmente, el príncipe como siempre, frío e inexpresivo, luego que lo conocías no era tan molesto. Bien ahora otra novedad, un elfo con el pelo verde y pecas, enserio cada vez salían más defectuosas las especies.

No amenaza, no le importaba un carajo lo que pasara entre ellos, Kageyama prefería posar su mirada en ese elfo que daba saltitos de emoción al rededor de una de las fuentes de agua, era muy infantil, tocaba el agua como si nunca hubiera visto eso en su vida.

Bueno, bueno, ya había estado muy romántico por 5 minutos, eso no era parte de él, mejor buscaba a alguien para cogérselo, vio entre todas sus opciones y eligió a un simple y muy normal humano, ya lo había hecho muchas veces con varios de ellos, a veces resistían su ritmo en la cama, por menos de media hora, pero resistían.

Otra vez un mal encuentro, ese maldito no había durado ni diez minutos, que desperdicio de tiempo, además de que su energía era un asco total, no lo sació para nada.

Cuando volvió a su punto de vigilancia, se dispuso a buscar con la mirada a ese elfo naranja, entre la multitud fácilmente podrían confundirlo con una mandarina, de seguro era muy dulce, fácil de masticar, fácil de desechar.

Bien, ese chico sería su nueva presa, solo tenía que esperar algún momento que se separe de ese otro elfo y pondría en marcha su modo de operación.

De vuelta en casa, bueno, sus padres siempre estaban cogiendo, por lo que a él no le gustaba estar mucho tiempo ahí, solo buscaba la comida y volaba hasta la biblioteca de ángeles y demonios, ese era un lugar pacífico en el cual tenia un gran cuarto solo para él, además de muchos libros para leer y algunas veces, uno que otro ángel iba de voluntario a ese cuarto, claro que antes ser seducido por ese demonio.

Ese día en particular había un libro que le llamaba la atención, sobre lo especiales que podían ser las especies con algo diferente en ellos, de hecho era como si el universo quisiera que él leyera aquel libro, decía exactamente lo que quería leer, ellos tenían más estamina que el resto, exacto, eso era lo que él necesitaba.

No lo pensó ni un segundo más, se dirigió al sitio en el que sabía que ellos estarían hospedados, ahí dentro era completamente lo contrario a lo que se imaginaba, pero no se quejaba, además de que el movimiento de las caderas de ese peli naranja era simplemente hipnotizantes.

Al parecer habían trasformado todo a una fiesta, giró su cabeza hacia los lados para prepararse, se arregló un poco el cabello y se dispuso a entrar. Pero antes de que logre hacerlo, alguien con capucha lo empujó.

— ¿Tsukishima?— Por el amor de sus antepasados, era horrible ese supuesto disfraz, cualquiera lo descubriría.

— ¿Cómo me descubriste? Ahhg maldito idiota siempre estás donde voy — chocaron sus manos en saludo y entraron a la fiesta.

Cada uno con objetivos diferentes, solo esperaban que ocurriera el momento perfecto.

— Vienes aquí por ese elfo de la mañana ¿no? — Tobio estaba sirviéndose un vaso de ese licor que había en la mesa y aprovechaba para buscar a su tan ansiado elfo, lo había perdido de vista por culpa de ese príncipe.

— Vine para escapar de mi padre... Ya sabes como es — Sí, el demonio había apreciado infinidad de veces en las que el rey había golpeado a su propio hijo, siempre estaba gritándole, la verdad le daba un poco de pena.

Habían dejado de hablar por un momento, finalmente lograron encontrar a quien buscaban y afortunadamente estaban en distintos lugares.

— El que se lo folla primero gana.

— Muérete idiota.

Ambos amigos se separaron y fueron tras sus presas — como lo llamaba Kageyama— el demonio algunas veces había seducido a un elfo, sabía que a ellos les encantaba que apreciaran su piel perfecta y ese cabello plateado, todos debían ser iguales ¿no?

Mierda, esa era la primera vez en su vida en la que lo rechazaban, jamás habían dañado tanto su orgullo como ese noche.

" Lo siento, no me gustan los tipos como tú"

¿Tipos como él? era un demonio, jamás le habían dicho que era extraño o que su presencia sea incomoda, no, no, no eso no era lo que él había planeado para esa noche, seria un desafío.... a Kageyama Tobio le encantaban los desafíos.

Ese elfo sería suyo.




Lazos Prohibidos, Versión KAGEHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora