De nuevo

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Era una mañana agradable pero lo que había pasado la noche anterior llenaba de desconcierto al elfo, subió las escaleras, secando rápidamente sus lagrimas, no recordaba cual era la habitación que le habían asignado, así que estaba abriendo puerta por puerta, causando un poco de incomodidad a sus compañeros.

Finalmente encontró su cuarto, pero pasa su sorpresa estaba vacío, Yamaguchi Tadashi no eran de los que escapaban, era muy extraño todo ese asunto, y Shoyo no se quedaría sin descubrir todo ese misterio.

Buscó en el baño; el el comedor; en la pequeña biblioteca que tenía ese lugar. Nada. Bueno había un lugar que aun no había visitado, el techo, de alguna manera debía haber una forma para subir.

Efectivamente, había una puerta, estaba prohibido entrar al parecer, pero para ese elfo lo prohibido era su pan de cada día. Aunque tampoco es como si hiciera algo impresionante, solo empujó un poco y la puerta se abrió, dentro había una escalera, no dudó en subir, realmente había mucho polvo.

Se limpió los pequeños rastros de polvillo de la cara para no estornudar y siguió subiendo, empujó con un poco de fuerza esa ventana en forma de circulo y lo que vio no estaba para bromas, de hecho se froto varias veces los ojos, así comprobó que no era una ilusión.

Ese pecoso que apenas confiaba en la gente, sí, su mejor amigo, estaba con un chico alto y rubio, durmiendo juntos, apoyados entre sí. Quería gritarle que se alejara, que podría hacerle daño, pero no estaba seguro de nada, además no parecía como sí ellos hubieran hecho algo indecente en ese lugar, talvez no todos en Karasuno usaban a las personas.

— ¡¡YA DEBEN BAJAR!!... es tarde.

Al parecer esos dos se despertaron al instante, Hinata ya había encontrado a su amigo, debía hacer sus propias cosas.

Cuando estaba bajando las escaleras veía que realmente era un buen día, por la ventana se mostraban los rayos del sol, ese hermoso cielo, las pequeñas aves, algo con alas negras acercándose ... ¿Qué mierda era eso?

Shoyo se acercó a la ventana apresuradamente, por su presura casi tropieza en medio del pasillo, pero eso no le impidió acercarse a la ventana, parecía un cuervo con esas alas negras, pero a medida que se iba acercando se dio cuenta que no era eso.

Rodó los ojos y esperó hasta que llegara, como imaginaba, con algún hechizo lo llevó hacia el techo del lugar, debía admitir que la vista desde ahí era muy buena, Kageyama lo tenia abrazado contra su pecho... Y bueno desde ese tejado se veía toda la ciudad.

— Que bueno que te encontré, tengo mucha suerte, eres amigo de ese otro elfo, ahora será más fácil encontrarte.

Hinata estaba confundido, ¿otro elfo? ¿También se había acostado con Tadashi? No, su amigo no era de esos.

— Escucha... sé que talvez me comporté muy extraño aquella noche, pero no vine aquí para tener aventuras con desconocidos, estoy aquí para ser un caballero o algo mejor— Expresó orgulloso Shoyo.

El demonio a su lado estaba sonriente y solo atinó a golpear un poco la cabeza de ese elfo, realmente era muy divertido, es decir, nadie decía eso luego de acostarse una noche con él, definitivamente esto era algo tan nuevo que lo excitaba.

— Yo me haré cargo de que cambies de opinión, volveré mañana a esta hora... — Kageyama desapareció como siempre.

El peli naranja soltó un suspiro y su rostro comenzó a tomar distintos tonos de rojo, nunca habían tratado de conquistarlo, nadie le había dicho aquellas palabras tan molestas e irritantes, pero le hacían sentir tan bien, quería escucharlas de nuevo.

Miró hacia abajo y ahí estaban muchos seres juntos, al parecer estaban celebrando algo, todos estaban muy alegres. Ver desde arriba las cosas era interesante, se acomodó y siguió observando.

Todo estaba tan bien hasta que el rey se tropezó frente a todo, el peli naranja tuvo que taparse la boca con sus dos manos, realmente fue muy divertido. También pudo ver como su mejor amigo iba de la mano con aquel chico rubio de hace rato, estaban corriendo, se veían muy lindos.

Alzó la vista y notó que aquel demonio estaba sobre un edificio, observando cada paso que daba su mejor amigo, o bueno eso fue lo que Shoyo pudo interpretar.

Cuando logró bajar del techo, se dirigió hacia el comedor, de seguro servirían un desayuno muy completo, a final de cuentas era Karasuno, el mejor lugar para vivir.

Se había hecho amigo de un enano, sí, literalmente era un enano, pero era delgado, lindo, amable y parecía que tenia la estatura de un humano adolescente. Ambos eran igual de revoltosos, siempre creando alguna oportunidad para hacer una locura, desde que llegaron había congeniado.

Como predijo el peli naranja, habían muchas cosas deliciosas, ambos amigos comieron todo de inmediato.

Un hada muy linda les recordó a todos que debían salir hacia el área de práctica, serian las primeras clases que todos recibirían, eran importantes. Comenzaron por explicarles la importancia y responsabilidad que conllevaba servir al reino, a nadie parecía incomodarle la idea de dar su vida por su tierra, así que los que estaban a cargo prosiguieron, enseñándoles combate frente a frente.

Primero con las dagas, espadas y todas las cosas con filo. Luego les enseñaron a poner trampas, algunos jóvenes se quedaban atrapados en sus propias trampas, era divertido y de alguna forma desestresante, hacer todas esas cosas, realmente llenaban la mente de Hinata.

Los días pasaron y como un idiota había estado esperando una promesa. Kageyama no volvió ni a la misma hora, ni en algún otro día. Shoyo estaba frustrado, no podía creer que todos los días se quedaba más tiempo viendo la ventana, con las esperanzas de que aquellas palabras no sean falsas, pero ahora veía la realidad, solo había sido utilizado.

Y sumando que Yamaguchi ya no dormía en la misma habitación, se pasaba cada noche arriba, bueno salía en las madrugadas y ahí se quedaba hasta el anochecer. El peli naranja no tenía a nadie para contarle sus problemas existenciales.

Eso no se podía quedar así, debía encontrar a su amigo, debía olvidar a ese maldito demonio.




Lazos Prohibidos, Versión KAGEHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora