Retos

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La música resonaba en los oídos de todos, los barriles de vino comenzaron a llegar e inundaron el lugar con gente desesperada por otro vaso del licor.

Todos querían olvidar sus preocupaciones y beber, bailar, disfrutar.

Esa condición no era diferente para Shoyo, quien de un momento a otro se convirtió en el centro de atención, no se estaba desnudando, bueno, no al inicio, pero era algo así como un animador que lanzaba retos y preguntas al azar.

Pronto todos se interesaron, pues al final si ganas o pierdes, de todas formas tomarían una gran cantidad de licor.

— ¡¡El reto de ahora para estos dos tortolos será que ese humano le baile, que lo seduzca y terminen muy juntos!!

Shoyo solo había visto una vez a ese humano, aquel pastelero que siempre estaba solo, pero en esta oportunidad había un vampiro súper intenso a su lado, tratando de conseguir un beso.

— ¡¡Oh!! ¡¡SII AKASHEEE DEBES SEDUCIRME, YO ME QUEDARÉ AQUÍ, TÚ HAZ ESO QUE TE DIJO!!— expresó con una emoción un poco preocupante aquel vampiro con el cabello de dos colores.

— Bien... Bokuto-san — el pelinegro había tomado unos cuantos vasos de licor y su cabeza estaba más ligera, sentía que eso no podía ser tan malo.

Todos vieron como se quitaba el abrigo y desabotonaba un poco su camisa, para comenzar a bailar lentamente, sus caderas eran un espectáculo, pero nunca apartó su vista de su objetivo, hasta que el vampiro no soportó y comenzó a besarlo apasionadamente frente todo el mundo.

Eso había hecho explotar al público, todos aplaudían y querían participar en los juegos.

— ¡¡Al parecer todos están animados!!! Me encanta esa actitud, vengan los que quieran participar por quién acaba está jarra de licor primero, son algo grandes y no aptas para sensibles.

Eso animó muchísimo más a la multitud, ahora había colas enteras para los participantes en los retos. Pronto también todo era una competencia de baile o algún tipo de lugar romántico.

Pero ya tocaban las dos de la madrugada, muchos ciudadanos se fueron, despidiendo al castillo y dando sus bendiciones para el nuevo rey, aunque muchos no estaban cuerdos por al alcohol, todos eran fieles al reino en sus pensamientos.

Finalmente quedaron solo un grupo muy particular de seres, conformado por: Hinata, Kageyama, Oikawa, Iwaizumi, Akaashi, Bokuto, Nishinoya, Asahi, Sugawara y Daichi.

Todos ellos no tenían ninguna conexión, excepto que conocieron a Tadashi en algún momento dado.

Pero nada les impedía divertirse.

— Bueno, yo no conocía a este naranjita tan lindo — comentó un sátiro castaño.

— ¿No me conocías? Yo tampoco ay... Esta es una oportunidad para conocernos entre todos, mi nombre es Hinata Shoyo, soy un elfo y el amante de este idiota— terminó el peli naranja, señalando a su amado.

Todos quedaron atónitos.

—¿¿QUÉ??!! — Gritaron al unísono.

— ¿Kageyama, famoso por acostarse con cualquier chico que encuentre? Debes estar bromeando —  refutó un ángel, llamado Iwaizumi.

— A ver... Yo sí conocí a Tobio y jamás en la vida él podría establecerse, ¿Cómo es que lograste seducirlo? ¿Usaste algún hechizo que tienen los elfos? Me comentaron por ahí que ellos eran buenos para seducir — Comentó Oikawa mientras apuntaba con uno de sus dedos a Shoyo.

El acusado se sentía entre orgulloso y miserable, conquistar al más codiciado demonio íncubo era algo que ameritaba respeto, pero todos decían que fue por algún truco extrañó, el elfo no podía dejar así las cosas.

— La verdad es que nunca usé un hechizo para estar con él, de hecho este demonio vino desesperado a mí, fue simplemente el destino.

Ante esa respuesta todos se relajaron, la sonrisa de aquel chico era tan sincera y linda que nadie volvió a dudar de él.
Lo invitaron a unirse para bailar, hicieron una ronda, todos debían pasar al centro, un por uno, simplemente era divertirse.

De pronto, comenzaron a llegar más bidones de licor, no era vino, era algo combinado con magia.

Todos se sirvieron como locos un vaso y fue la mejor decisión de su vida. Cada paso que daban era como si flotaran, todo les parecía tan irreal, su vista se distorsionaba y una fuerte corriente de calor invadió a varios.

— Iwaa, amor... Yo... No sé que me pasa... Quiero tenerte ahora mismo— se escuchó desde una esquina del salón, los demás voltearon a ver pero no lograron identificar lo que pasaba, todo era como si estuvieran en un sueño.

Shoyo no entendía muy bien el funcionamiento de esa bebida, pero le dio una gran cantidad al resto que faltaba, quería que todos perdieran la vergüenza y pudieran disfrutar lo que quedaba de la noche.

De pronto casi todo el mundo andaba sin camisa, les había parecido una excelente idea bailar sin ropa mientras gritaban cuando amaban el vino, realmente parecían adolescentes descargando sus preocupaciones.

— Uhhhhh esto es lo mejooor, vengan todos debemos mirar esoo — gritó Shoyo mientras apuntaba al segundo piso, el cual tenía una gran ventana, con una vista al cielo.

Nadie esperó nada y subieron empujándose, casi caen en grupo, pero lograron llegar. Lo que vieron era simplemente hermoso, una lluvia de estrellas.

— Dice la leyenda que si las estrellas caen tan divinamente, dos almas se están uniendo en un acto carnal, pero es tan profunda la conexión que ese ser no podría vivir sin el otro. — comentó Akaashi mientras sostenía fuertemente la mano de Bokuto, sabía que su amado era un vampiro y sin importar su vinculo, no podrían estar juntos por siempre.

— Eso es muy lindo Akaashi, cuando era pequeño mi madre me decía que las estrellas eran signo de mal presagio, pues yo nací en una noche así, pero ahora lo veo de otra manera. — Shoyo dijo eso, para luego dejar un pequeño beso en la mejilla de Kageyama y volver a correr hasta abajo —!A que no pueden llegar abajo sin magia antes que yo!

Todos estaban nuevamente abajo, pero luego de tanto moverse, simplemente quedaron rendidos en el suelo, nunca se habían divertido tanto como aquella noche, la noche de las estrellas sin duda tuvo muchos significados diferentes para todos los presentes, pero si tenían que concordar en algo sería en lo mucho que rieron juntos.

Había pasado un rato, todos estaban en el suelo, abrazando a su pareja, era como ver a varios niños pequeños luego de una fiesta infantil. Pero Hinata no podía conciliar el sueño, no habían problemas, solo estaba demasiado emocionado, el calor de alguien cerca suyo lo llenaba de emociones que nunca había experimentado.

En medio de la oscuridad, movió un poco su cuerpo, apegándose a su amado, sus rostros ahora podían juntarse libremente, sus manos estaban un poco curiosas, pocas eran las veces que había visto dormir a Kageyama, por no decir nulas.

Con sus manos comenzó a acariciar su rostro, sus dedos recorrían cada centímetro del rostro de ese demonio. Sus labios eran lindos. Con ese pensamiento se acercó y le entregó un pequeño beso inocente.

— Prométeme que tú serás diferente Tobio, júrame que no me dejarás— Susurró Hinata mientras sus ojos se cerraban, le pesaban y estaba realmente cansado.

Un silencio pacifico reinaba el lugar, por alguna razón las estrellas brillaban más que de costumbre.

— No tango otra opción, precioso elfo— respondió Kageyama para sí mismo.

Y cayó rendido ante el Morfeo. 

Ninguno de los dos había sentido nunca ese calor, pero no les importaba si ardían, ellos se quedarían ahí por siempre.




Lazos Prohibidos, Versión KAGEHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora