"Butterfly"

"Mi nombre: Angel"

Capitulo 7

Eran las once de la noche y no había rastros de Husk. Lo dejo esperando bajo la tenue luz de una lámpara, tomando un par de tragos para calmar la ansiedad ¿Qué le había pasado que no llegaba? Sintió unos golpes en su puerta y se asustó, fue a mirar y su corazón se calló, era el pelinegro.

-Husky que bueno que estés bien—arrugo la nariz ya que el olor que expedía el de ojos ámbar era de una clara tomatera, estaba borracho hasta los huesos.

-Anthony, dime ¿Cómo te llaman tus clientes?—caminaba tambaleando. Miro la mesa y la botella de champagne que estaba abierta, la tomo y se la engulló como si fuera un elixir sagrado. El rubio se preocupo por aquel comportamiento, no entendía que mierda estaba ocurriendo.

-Angel—respondió acercándose y quitándole la botella sin éxito.

-Angel, suena lindo—sonrió—no me había dado cuenta pero si pareces uno, con aquellos ojos y ese cabello rubio—se acercó para tocárselo. Anthony se sonrojo furiosamente al sentir el tacto de su amado ¿Alguna vez el había empezado el cariño? Creía no recordarlo.

-Si ¿Estás bien?—lo sentó en el sillón tratando de serenarlo— ¿Quiere un café o un vaso de agua?—Husk frunció el ceño.

-No quiero nada, vine a verte a ti—se miraron a los ojos. Anthony sabía que estaba actuando extraño, quizás hasta coqueto ¿O su mente le estaba jugando una mala pasada?.

-Claro, somos amigos. Además me dejaste preocupado el otro día, pensé que te habías molestado—estaba nervioso, no sabía cómo reaccionar ante aquella afirmación.

-Si, amigos—se le vio pensativo—estuve pensando lo del otro día, no te preocupes debes tener tus razones—se le alivio el corazón al escuchar aquello—pero ya no quiero hablar de eso, estás hermoso hoy ¿Alguna vez te lo había dicho?—ahora si que el cerebro del ojiazul dejo de funcionar. No sabía que responder, es lo que siempre había soñado, que el pelinegro lo notará de otra manera.

-N-no, pero gracias—su rostro era de inocencia y amor puro.

-Mira esos ojos, esos labios rojos, esas adorables pecas—sin querer se había acercado al espacio personal del contrario. Su gran mano viajaba tocado todas las facciones delicadas. No sé aguanto más, lo beso con necesidad, casi agresivo. El rubio quería llorar de felicidad, siempre soñó con probar aquellos labios, aquellas caricias y por supuesto correspondió, iba a poner a prueba todos los secretos que le enseño Butterfly. En el trayecto a la pieza se fueron desprendiendo de la ropa molesta, Anthony se sentía en llamas, se dejaba hacer y deshacer en aquellas manos expertas. No sabía si Husk había estado con un hombre, pero mierda que tenía experiencia. Sabía exactamente dónde tocar, dónde rozar y morder para que su cuerpo vibrara. Se acostaron en la cama, el ojiazul repartía besos en el abdomen y vientre de su amado, tratando de trasmitirle todo el amor que sentía, veía como el pelinegro se retorcía debajo suyo por lo que asumió que le gustaba.
Llegó al miembro despierto y sin pensarlo dos veces se lo metió en la boca degustándolo. Arriba y abajo, con la amamos explorando la zona, quería grabarse cada sensación en su memoria. Husk lo detuvo y cambio de posiciones, ahora le tocaba a él. Sin pensarlo metió uno de sus dedos en la entrada de Anthony, tomándolo por sorpresa y dolor. Era rudo y no sabía cómo preparar.

-Espera, Husk—el pelinegro le tapo la boca y metió otro dedo, el dolor se hacía cada vez más presente. Ya no podía respirar por lo que mordió la mano.

-Dios, eres un salvaje—Husk riendo le mordió una de sus piernas, dejándole marca. Anthony se alarmó, no podía tener ninguna marca en su cuerpo.

-No, no hagas eso—Husk se detuvo y lo miro con sus penetrantes ojos.

-Esta siendo muy desobediente ¿Quieres o no?—Anthony asustado por perder su oportunidad asintio. Solo así s el de ojos ámbar sonrió, buscando entre sus ropas su cinturón, amarrando fuertemente las manos del ojiazul. Anthony sintió que la cuerda quedó muy apretada y tendría marcas, nervioso y sudorosos mirando la escena, sentía que algo estaba mal pero no quería parar, no con Husk.

-Bien, prepárate—se puso un condón y lo penetró sin misericordia.

-Husk, no espera me due..—otra vez la mano en la boca, seguía con la estocadas cada vez más profundas. Anthony sentía que lo desgarraba pero algo pervertido tenía aquel salvajismo animal ¿Tanto le provocaba?

-Angel—gimió ronco en el oído contrario. Su voz era endemoniadamente ardiente y eso le provocó a mil.
Sin previo aviso lo dio vuelta en la cama, quedando boca abajo. Le subió las caderas y volvió el frenesí del momento. Empezó a gemir del dolor y el placer. Husk termino dentro y se colocó en la cama junto a el, no le importo si su pareja hubiera terminado, el dio por concluido el acto pero a Anthony no le importaba, el amor lo cegaba por completo—Husky—se acurruco al lado de él, abrazándolo—no sabía que sentías lo mismo que yo, mierda, no hubiera perdido todos estos años—

-¿Sentir lo mismo?—

-Si, amor ¿No? Por eso lo hicimos ¿No?—su voz empezó a temblar en la última frase.

-¿Qué? No ¿Eso creías?—reía a carcajadas –vamos no bromees, somos amigos. Pensé que sabías que terminé con Cherry y por eso te busque. Cómo trabajas de gigolo pensé ¿Qué mierda? mejor que meterme con cualquier desconocido—prendió un cigarro.

-¿Qué?—sus ojos se abrieron de par en par.

-Si ¿Cómo me vas a gustar si somos amigos? Vamos, no seas idiota—le empujó de forma amistosa.

-Pero yo si te amo—susurro.

-¿Cómo?—se acerco para escuchar mejor.

-Yo si te amo, animal—le grito furioso, con las lágrimas recorrerme las mejillas—eres increíble. Además ¿Crees que mis servicios son gratis? Ni en tu puta vida podrías pagarme—se paro lanzándole toda la ropa del pelinegro a la cara.

-Oye, espera Anthony—

-VETE, NO TE QUIERO VER EN MI PUTA VIDA—estaba fuera de si, ya no tan solo lanzaba la ropa si no todo lo que pillaba en la habitación.

-Anthony, oye..—no podía hablar, en cualquier momento algún objeto le iba a ver de lleno en el rostro. Tomo sus cosas y salió rápidamente dejando al rubio solo en su habitación en penumbras, con el corazón en la mano. Sin pensarlo empezó a romper todo en su habitación, estaba tan furioso, tan triste que no sabía que hacer con aquellos sentimientos. Grito, rio y lloro por partes iguales hasta que el cansancio lo venció.

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