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"Mejores Amigos"

—Estoy exhausto... —suspiró Ash mientras se acomodaba en su cama tras una larga y relajante sesión de juegos con su nueva mejor amiga—. Hora de... —no terminó su frase, puesto que se durmió en seguida.

Pasó la noche, y lo que para los demás fue una larga y reconfortante siesta, para Ash fueron tan solo unas pocas horas de sueño. Debido a eso, no se sintió con muchos ánimos cuando Paul los levantó a todos para comenzar las actividades.

—Quiero dormir... un poco... más... —decía Ash adormilado, siendo escuchado por Paul.

—Pero Ash, tenemos que... —Paul iba a replicar contra el niño, hasta que recordó los muchos problemas que le causó el día anterior, por lo que pensó que estar un rato sin tener que cuidarlo podría ser beneficioso—. ¡Bueno! Supongo que toda la energía que tienes en algún momento se tenía que acabar. Descansa un poco más. —dijo ocultando su emoción.

Apenas escuchó la palabra "descansa", el niño ya había caído rendido en su cama. Esto era bueno, después de todo tenía que tener mucha energía para la noche.

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—¿Podría dormir un poco más? —preguntó Serena adormilada, pero con una estrategia en mente—. Estar lejos de mi mamá no me deja dormir bien. —esto era mitad verdad mitad mentira, pero para su suerte Lauren no se opuso a la propuesta.

—Está bien nena, descansa un poco más. Después de todo lo que has pasado te lo mereces. —respondió maternalmente.

Sonriendo tímidamente, Serena se volvió a recostar, ansiosa porque sea de noche otra vez.

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Habiendo caído la noche, todos los niños y niñas dormían en sus respectivas cabañas. Bueno, todos excepto un par. Ash se escabulló como la noche anterior, solo que esta vez sin su caña de pescar. Corrió a la cabaña de las niñas y sacudió el árbol que estaba junto a la ventana de Serena.

La niña notó el movimiento, por lo que se asomó por la ventana para asegurarse de que se tratara de su amigo, y efectivamente, era él. Agitó levemente su mano para saludarlo, a lo que él levantó la suya de una forma algo torpe, pero que ya era tradición entre ellos dos.

Emocionada, bajó las escaleras de su litera y salió por la puerta principal.

—¡Hola Serena! —dijo Ash feliz por ver a su amiga.

—Hola Ash, ¿te fue bien hoy?

—Me fue muy bien, incluso me dejaron dormir más. —rió por esto.

—¿En serio? ¡A mi también! —empezó a reír por la coincidencia.

El niño tomó a la niña de la mano y empezaron a correr por el bosque, rumbo a su pequeño rincón personal. En el camino, hablaban de lo que habían hecho a lo largo del día, entre otros temas triviales.

Una vez llegaron, Ash soltó a la niña para poder deslizarse por la colina, y después extender sus manos indicando que estaba listo para atraparla. Ella, por su lado, quería hacer lo mismo que su amigo solía hacer, por lo que tomó impulso y se deslizó por la pequeña colina. Por poco se tropieza al final, pero lo había conseguido.

—¡Tadá! ¡Lo hice! —empezó a saltar de felicidad, ansiosa por ver la reacción de su amigo.

Ash, quien había sido golpeado por una nube de tierra ocasionada por el deslizamiento de Serena, estornudó para después sonreírle a su amiga, en señal de apoyo y felicitación. Tras esto, llamaron a su amigo Lapras, el cual reconoció la voz de los infantes y se asomó a saludarlos.

Éramos Niños EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora