II

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"Primer Encuentro"

El grupo de niños liderados por Paul —y Ash, quien se encontraba constantemente al frente de los demás— se encontraba caminando por el camino trazado que los llevaría hasta su cabaña, el lugar donde residirían toda la semana que durase el campamento.

—¡Ya la puedo ver! —gritó Ash a punto de salir corriendo nuevamente, pero para su mala suerte fue interceptado por Paul.

—No tan rápido jovencito, ¿qué fue lo que te dije?

—Permanecer con el grupo, ya sé. —Ash rodó los ojos en señal de protesta.

Tras esto, los demás niños integrantes del grupo lograron divisar la cabaña. Era algo rústica, hecha de madera, grande y con una entrada de dos puertas. Fuera de esta, había una gran mesa rectangular con asientos suficientes como para todos los niños presentes, y sobraría espacio.

—Muy bien niños —dijo Paul mientras abría las puertas de la cabaña—, escojan su cama de manera ordenada, ya que si empiezan a discutir tendré que intervenir.

Dentro de la cabaña se encontraban las literas, dos filas de estas para ser exactos. Se encontraban relativamente pegadas a las paredes, y las camas de arriba contaban con la particularidad de tener una ventana.

—¡Cama de arriba! —gritó Ash emocionado eligiendo una litera al azar, para después subir por la escalera y acomodarse en su nueva cama.

—Saborea tu victoria, Ketchum. La próxima vez, y sin la intervención de mi boba hermana, te venceré. —decía Gary molesto mientras se acomodaba en la cama debajo de la de Ash.

Ash no lo escuchaba, estaba dejando su mochila a un costado de su almohada. Se pegó a su ventana y contempló el paisaje, un verdor interminable compuesto por árboles era todo lo que se observaba en el horizonte. Sopló un poco en la ventana y con el empañamiento dibujó un árbol.

—Como detesto a mi hermana, todas las niñas son iguales. —Gary seguía refunfuñando, más que antes al ver que era ignorado por su amigo.

—¿Por qué dices eso Gary? —preguntó Ash, quien no estaba muy enterado del asunto de "niños contra niñas".

—Porque las niñas son un fastidio, ¡arruinan todo!, sobre todo Leaf.

—A mi me pareció agradable.

—Eso lo dices porque no pasas tanto tiempo con las niñas como yo. Si lo hicieras estarías de acuerdo conmigo.

—¿Mi mamá no cuenta?

—¡No! —gritó.

Eso llamó la atención de Paul.

—¿Todo en orden por ahí? —preguntó el mayor.

—Todo bien señor, no se preocupe. —dijo Gary resignado, no quería que le llamen la atención.

—Si tú lo dices. —dijo Paul satisfecho. El que lo llamen señor le subía ligeramente el ego, aunque no lo admitiese.

Gary acomodó sus cosas, pero antes decidió concluir con la discusión previa con su amigo.

—Lo peor de las niñas es que te lastiman mucho. —le dijo con algo de rencor.

Esto confundió a Ash.

—¿En serio?

Su madre siempre le había dicho que las niñas no tenían tanta fuerza física como los niños, y que por eso siempre se tenía que ser cuidadoso al tratar con ellas, por lo que el comentario de Gary lo sacó de onda.

Éramos Niños EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora