Capítulo 1

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Pensé que mi día no podría empeorar hasta que mi mejor amigo me dijo que podría volverse loco. Otra vez.

—Yo.. ¿Qué dijiste?— Yo estaba en el pasillo de su habitación, agachado sobre mis botas y ajustándolas. Levante mi cabeza, observé sus pensamientos a través de la confusión de cabello negro que cubría mi cara. Me había quedado dormido después de la escuela y había pasado apresuradamente el cepillo por mi pelo para conseguir salir a tiempo. El pelo rubio platino de Tae era liso y suave, por supuesto.

—He dicho que creo que mis pastillas ya no son eficaces—. Me levanté y aparté el pelo de mi cara.

—¿Qué significa eso? —le pregunté.
A nuestro alrededor, los Morois pasaban a toda prisa, mientras se reunían con sus amigos para ir a cenar.

—Empezaste... —Baje mi voz. Empezaste a tener tus poderes de nuevo?

Él sacudió la cabeza y vi un destello de arrepentimiento en sus ojos.
—No... Me siento más cerca de la magia, pero aún no puedo utilizarla. Lo que he notado es principalmente más que otra cosa, ya sabes... Estoy cada vez más deprimido, de vez en cuándo. Para nada cercano a lo que solía estar, —añadió apresuradamente, al ver mi cara. Antes de que empezase a tomar las pastillas, el estado de ánimo de Tae era tan malo, que se cortaba a si mismo.

—¿Qué pasa con las otras cosas que solías sentir? ¿La ansiedad?
¿Pensamientos ilusorios? —Tae sonrió, sin tomárselo tan en serio como yo lo hacia.

—Suenas como si hubiera leído libros de psicoanálisis—. En realidad los había leído.

—Estoy preocupado por ti. Si piensas que las pastillas no están haciendo efecto, tenemos que contárselo a alguien.

—No, no —dijo rápidamente. —Estoy bien, de verdad. Todavía están haciendo efecto... sólo que no tan bien. No creo que deberíamos empezar a tener pánico todavía. Especialmente hoy, por lo menos.

El cambio de tema funcionó. Descubrí hace una hora que hoy iría a hacer mi test calificativo. Se trataba de un examen o mejor, una entrevista que todos los guardianes novatos tenían que pasar en la Academia de San Vladimir. Ya que había estado escondido con Tae el año pasado, había perdido el mío. Hoy iba a ser llevado a algún lugar con un guardián fuera del campus en donde haría la prueba.

—No te preocupes por mí, —dijo él sonriendo. —Hablaré contigo si
empeora.

—Muy bien, —le dije a regañadientes. Sólo para estar seguro abrí mis sentidos y me dejé sentir lo que ella realmente sentía a través de de nuestra conexión. Estaba diciendo la verdad. Estaba tranquilo y feliz esta mañana, nada de que preocuparse.

Pero en el fondo de su mente, sentí un punto negro, unos sentimientos incómodos. No la estaba consumiendo ni nada, pero tenía
eran los mismos sentimiento de depresión y cólera que solía tener. Era sólo un poco, pero no me gustaron. Yo no quería eso allí. Intenté entrar todavía más en su mente para poder sentir mejor sus emociones y de repente sentí un extraño toque. Me envolvió un sentimiento horrible, y salí de su cabeza.
Un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo.

—¿Estás bien? —Preguntó frunciendo la frente. —Te ves enfermo de repente.

—Solo... nerviosismo por la prueba —le mentí. Vacilante, establecí nuestra conexión de nuevo. La oscuridad había desaparecido completamente. Sin dejar
huella. Tal vez, después de todo, no tiene nada de malo.

—Estoy bien. —Señaló el reloj. —No llegarás a tiempo si no corres. —Mierda —juré. Tenía razón. Le di un rápido abrazo. —Hasta luego!

Sangre Azul (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora