Capitulo 22

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El terror y la consternación me consumían, por mucho que pensé que mi alma se estaba asfixiando, el mundo terminaría bien a continuación. Porque seguramente, no cabe duda que yo no podría seguir adelante después de esto.
Nadie podría seguir adelante después de esto. Quería gritar mi dolor al universo. Quería llorar hasta que me derritiera. Quería hundirme junto a Mason y morir con él.

Ella me liberó, aparentemente la decisión no planteaba ningún
peligro dado que yo me encontraba entre ella e Isaiah.
Ella se volvió hacía el cuerpo de Mason.
Yo dejé de sentir. Simplemente actué.

—No…lo…toques. —No pude reconocer mi propia voz. Ella volteó sus ojos.

—Llevas bien el dolor, estas molesto. Yo acabo de empezar a entender el punto de vista de Isaiah. Tú necesitas sufrir antes de morir.

Alejándose, ella se arrodilló en el piso y le dio la vuelta al cuerpo de
Mason.

—NO LO TOQUES!! —le grité.

La empujé, con muy poco resultado. Ella me empujó de vuelta, cercanamente golpeándome. Y eso era todo lo que yo podía hacer, mantener mis pies en el suelo y estar quieto en posición vertical.

Isaiah miró con divertido interés, pero entonces su mirada cayó al suelo.
El chokti de Lissa se me había caído fuera del bolsillo de mi abrigo. El lo
recogió. Strigoi podía tocar objetos sagrados. Las historias acerca de ellos temiendo cruces no eran ciertas. Simplemente ellos no podían entrar en tierra santa.

Él le dio la vuelta a la cruz y pasó sus dedos por el dragón que estaba grabado allí.
—Ah , los Dragomirs. —Él susurro, —Me había olvidado de ellos. Fácil.

¿Aquí hay qué, una? Dos de ellos a la izquierda? Apenas vale la pena recordar.
Sus horribles ojos rojos se enfocaron en mi.

—¿Conoces alguno de ellos? Voy a visitar a alguno en estos días, no será muy difícil.

De repente, oí una explosión. El acuario había estallado y el agua salía disparada de él, rompiendo el vidrio. Fragmentos de él volaron en mi dirección, pero escasamente lo noté. El agua se fundió en el aire, formando una desequilibrada esfera. Empezó a flotar. Hacia Isaiah. Sentí como mi mandíbula
caía mientras miraba eso.

Él miró también, más perplejo que asustado. Al menos hasta que vió su rostro envuelto y empezó a soforcarse.
Al igual que las balas, la sofocación no podía matarlo. Pero podía causarle un infierno de la cantidad de molestias. Sus manos volaron a su cara, tratando desesperadamente de quitarse el agua de encima. Sus dedos simplemente se deslizaban. Elena se olvido de Mason y saltó a los pies de Isaiah.

—¿Qué es? —Ella gritó. Ella lo sacudió en un inútil esfuerzo de liberarlo.
—¿Qué PASA? —Gritó de nuevo.
Nuevamente yo no sentí. Simplemente actué.

Mi mano se cerró alrededor de un largo pedazo de vidrio que se había roto del acuario. Fue un movimiento irregular pero muy fuerte, cortando mi mano.
Seguí adelante y hundí el fragmento en el pecho de Isaiah, con el objetivo de darle en el corazón. Yo había trabajado muy duro para encontrar práctica.

Isaiah emitió un grito que se ahogo en el agua y se derrumbó en el piso.
Sus ojos se fueron hacia atrás como tachados por un inmenso dolor.

Elena miraba, conmocionada, al igual que yo cuando Isaiah había
asesinado a Mason. Isaiah no estaba muerto, por supuesto, pero él estaba temporalmente fuera del conteo. Su rostro claramente mostró que no había pensado que esto fuera posible.
La cosa mas inteligente en ese momento habría sido correr hacia la puerta y a la seguridad del sol. En cambio, corrí en la dirección opuesta, hacía la chimenea. Agarré una de las antiguas espadas y regrese en busca de Elena.

Sangre Azul (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora