Dos

66 6 0
                                    

Chan recordaba su objetivo de vacaciones tranquilas con un anhelo descomunal, ya que no tuvo algo siquiera parecido desde que llegó. Y es que, Christopher mentiría si dijera que no buscó a aquella "persona" por cada rincón. Ya tenía varios días recorriendo de arriba a abajo el pueblo, justo como alguna vez lo quiso, pero ahora sin ser motivado por gusto o diversión. Chris salía desde la primera hora de la mañana a buscar, tal cual un loco, pues mantenía firme la esperanza de que se encontraría con aquel precioso muchacho; pero nada, eso no pasó, así que como su casi última opción, recurrió a ir a pescar nuevamente, tal vez la criatura era tal y como la recordaba: como alguien con la mitad de su cuerpo parecida a la de un pescado, y en ese caso, lógicamente estaría en el mar.

Chan preparó su mochila con herramientas necesarias como una botella de agua, comida, una gorra, etcétera y salió temprano hacia donde se encontraban las cosas de pesca. Por la hora, el sol aún no había salido, así que sin incomodidades dirigió el bote al agua para después remar, hasta el fondo, en donde esperaría hasta que la criatura se hiciera presente... Claro que como lo supuso, eso no sucedería de inmediato, aunque tampoco pensó que iba a tener que estar ahí un par de horas.
El sol ya estaba en alto iluminando todo alrededor de Chan, para ofrecerle la hermosa vista del océano el cual parecía que quería hacer saber a Chris que estaba a su disposición y lo estaba tentando a que entrara en él, pero a esa profundidad claro que no sería la mejor idea, así que pescar estaba bien por el momento... Aunque, a decir verdad...

No estoy aquí para pescar realmente.

¿Pero qué más podía hacer? Nada, por eso siguió atrapando varios peces que después dejó ir, al menos le era entretenido.

Todo fue común un rato más, el olor a mar, el agua tranquila pero que a la vez hacia al bote subir y bajar por su marea, nada extraño, ¿no?... Pues sí hubo algo raro de repente y fue el avistamiento que Chan tuvo de los mismos ojos tan lindos de la vez pasada, mirándolo fijamente, frente al bote a un lado de él.

—¡AAH! —por inercia dió un leve brinco hacia atrás y en seguida escuchó algo como, ¿un grito ahogado? Sí, porque fue bajo el agua.

El individuo en el agua había gritado por el susto, provocando que de su boca salieran burbujas y un sonido graciosamente extraño, pues seguía con la mitad de su cara sumergida—. Ya no vuelvas a hacer eso —lloriqueó con un puchero en su boca en lo que terminó de asomarse por completo.

Chan había asustado a esa preciosura sin querer y se sintió terriblemente mal por eso—. Perdón, trataré de no volver a hacerlo —con una expresión de pesar soltó su caña a un costado y se inclinó hacia adelante levemente, recargando sus manos en la orilla del bote.

—Dame camarones y tal vez te perdone —se cruzó de brazos pero no pudo disimular su mirada expectante hacia el muchacho, quería ser alimentado.

Asintió rápido y después de agacharse por el bowl, se lo pasó con cuidado—. ¿No te hace daño que sean crudos? —preguntó con una sonrisa de conmoción que no era capaz de esconder.

—Debes ser muy inteligente— contestó sin más y siguió comiendo serenamente. Claro que aquel comentario había sido con sarcasmo.

Chan pudo captar lo estúpido de su pregunta tan sólo un momento después, a lo que únicamente rió con vergüenza, mostrándole a ese ser los bonitos hoyuelos que se formaron en sus mejillas y sus ojitos formando medias lunas. Chan era listo, pero ese chico mitad pez tan lindo lo tenía más que idiotozado, no iba a negarlo.

—Dime qué más te gusta, para traer la próxima vez.

—Mm... Hace unos días probé algo que cayó desde un barco, era una cosa redonda —Chan se imaginó alguna fruta—, pero no del todo, tenía verduras en medio. No sé como se llaman, pero una parecia alga, aunque no lo era. La otra era roja, cortada en rodajas y abajo un tipo de carne, pero que no parecía de pescado —la criatura intentó explicar incluso con movimientos de sus manos, pero claramente se le dificultaba.

Inwaterland | Chanmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora