Capítulo 18: Preocupación

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—¿De verdad?

—Sí.— Aquella seguridad en sus palabras me daba cierto alivio, pero ¿como sabía ella que aquellos dos estaban bien? ¿Acaso tuvieron alguna interacción?

—¿Tú los has visto?— Pregunté, pues necesitaba sacarme aquella duda de la cabeza aparte a veces los niños suelen ser mentirosos y esta niña no es de fiar del todo, es un fantasma. Bueno no sé que tiene que ver que sea un fantasma pero yo soy así, desconfiada.

—¿No me crees?

—¿Debería?

—Pues sí, vivo en la misma casa donde llegaron echos trizas.

Yo quedé estupefacta. ¿Trizas? ¿No es mucho esa palabra?

—¿Tan mal?— Me atemorizaba la respuesta.

—Bueno, admitamos que pelearon contra seres un tanto difíciles de derrotar.

—¿Y ya no volverán? Me refiero a quienes nos atacaron.

—Pueden volver, no los hemos matado. Aquí las personas tienen habilidades y una de ellas es la inmortalidad, por ejemplo yo la tengo, —Dijo señalándose de manera altanera pero tierna— y otros son normales y no poseen esa suerte de inmortalidad pero podrían tener otras cualidades.

—Entiendo.— Dije y me levanté de la silla — ¿Me llevas con ellos? Quiero ver a Toby.

—No puedo hacer eso—. Me miró seria —Recuerda que estás escapando de Slenderman, mi padre.

Era cierto, esa cosa sin rostro aún quiere matarme...

—Pero ¿no podrías distraerlo? Necesito ver urgente a Toby, me preocupa.

—¿Y crees que él haría lo mismo si te pasara algo a ti? Tipo, arriesgar su vida por ti.

—Claro, lo hizo con un chico de sonrisa cortada, fue a buscarme cuando me secuestró.

—Sin embargo, Jeff no es un rival para él, en cambio mi papi sí. Casi todos los seres que habitan en este bosque le tienen respeto a Slenderman. Así que el hecho de que Toby te haya llevado de la trampa de Los Proxys es haber violado una ley y haber traicionado a mi padre, lo cual si él llegase a enterarse de que Tobias fue quién perdió a su última presa lo mataría.

—Entiendo...

Quedé un minuto pensativa, creo que igual iría a arriesgarme. Quiero verlo. Necesito verlo.

—Sally —. Dice llamando su atención — Llévame con Toby.

—¿Estás segura?

—Sí.

—Está bien, si es lo que quieres —. Aquello me puso feliz. —Pero, déjame verificar que papi no esté en casa.

(...)

Sally volvió a aparecer luego de dos días de haber tenido aquella conversación. La verdad estaba algo nerviosa, era arriesgado ir pero tenía que hacerlo. Toby se arriesgó por mi y yo debería hacer lo mismo ¿no?

—¿Estás lista?— me preguntó.

—Un poco asustada pero sí.

—Tranquila, Slenderman no está, fue al inframundo por unos temas y los otros Proxys tampoco están, aún siguen buscándote pero esta vez andan por la ciudad.

—¿Por qué no vamos de noche? ¿No sería mejor? Digo... se nos vería menos y sería más fácil esconderse en el bosque.

—Sucede que, de noche salen la mayoría de asesinos a cazar y bueno, en tu caso los Proxys regresan por esta zona dejando de lado la ciudad.

—Está bien, vamos.

Salimos de la cabaña, durante el camino solo se escuchaban apenas nuestros pasos aplastando las hojas secas y el pasto, alguna que otra rama también, no obstante no tuvimos ningún inconveniente y llegamos al lugar. Aquella casa era vieja y descuidada pero al entrar era totalmente diferente, parecía nueva. No entendía pero supongo que era para desviar a los intrusos y que no usurparan aquella vivienda.

—Toby está en esta habitación —. Habló Sally señalando una puerta de madera, con cautela entré despacio y allí lo vi. Acostado, débil, demasiado débil.

Me acerqué de inmediato y él reaccionó al instante. Su rostro estaba totalmente al descubierto y reflejaba confusión, quizás no entendía que estaba haciendo ahí.

—Toby...

—¿Eres real? —Preguntó con el ceño fruncido, yo eleve una sonrisa.

—Sí, ¿estás bien?— Puse una mano en la suya pero me la quitó de inmediato.

—¡¿Qué carajos haces aquí?!— Su voz se levantó asustandome. —¡¿Sabes lo que nos pasará si Slenderman te ve aquí?!

Me acerqué de nuevo y lo tomé del rostro contuviendolo.

—Tranquilo, Sally dijo que se fue. No está ahora...

Me miró por unos segundos, su expresión empezó a desvanecerse poco a poco hasta quedar completamente suave, logrando una pequeña sonrisa de su parte.

—Estás loca—. Dijo y me abrazó. Aquello me tomó por sorpresa pero no dudé en corresponder y quedamos así un ratito.

—¿Yo loca? —Pregunté en tono divertido enarcando una ceja cuando me separé de él. —Locos los demás, que yo no he asesinado a alguien.

—Tienes razón, pero ¿en serio veniste solo por mí?

—Sí.

—Wow, nadie habría arriesgado tanto su vida por mi... —Me miró, y aquellos ojos me transmitieron dulzura, este chico podría tener un pasado muy oscuro sin embargo en el fondo era lindo, muy lindo y eso no lo podría negar.

—¿Cómo te sientes? —Le pregunté, se lo veía vendado en varias partes de su cuerpo, y en su mejilla traía una cortada al parecer profunda.

—No siento dolor ¿recuerdas? Por lo tanto esto no es tan malo. Pero... tengo heridas un poco graves que necesitan cicatrizar, quizás me quedé aquí un mes o un mes y medio.

Aquello me entristeció, ¿tantos días sin él? No podría, lo iba a extrañar. Y ni hablar de los peligros de quedarme sola.

—Tranquila, le he confiado a Sally que te cuidara.

—Ella...

—Sí —, me interrumpió — es una niña, pero tiene más años que tú y yo juntos. Ella está inmortalizada, no puede envejecer.

—Oh, entonces ya no es niña, no físicamente.

—Exacto y te habrás dado cuenta por la manera tan vulgar que tiene a veces de hablar.

—Tiene sentido.

Luego de eso nos quedamos en silencio, y solo la respiración de ambos era escuchada a lo lejos. Sabía que ya tenía que irme, pero no quería despedirme, no cuando sabía que no lo vería durante un mes o más. Pero al menos ya vi cómo se encontraba.

—Yo...

—Es hora de que te vayas, Tn.

—Lo sé, y no quiero—. Tomé su mano— No quiero dejarte.

Con su mano libre sostuvo mi rostro y se acercó a mi, finalmente me dio un beso delicado, dulce y tierno.

—Tienes que irte, bonita. Nos veremos pronto.

Nos miramos, y luego, sin decir nada, me incorporé y salí de aquella habitación. Al estar fuera de ella, vi a Sally sentada en una silla junto a una mesa, me miró casi al instante y se levantó.

—¿Listo?— Preguntó y yo asentí con la cabeza. Salimos de allí sin ningún problema, y durante el camino no nos hemos cruzado a nadie.

Maldito Estocolmo - Ticci TobyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora