//Capítulo 9\\

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Los cuerpos ardían en la fogata, y el fuego nos daba el calor que el inicio de primavera nos estaba quitando tras el invierno. La nieve ya se había marchado, y todo ha vuelto a su respectiva normalidad, Tess no había aparecido desde por la mañana, supuse que estaba con el encargo de la batería que necesitábamos para el coche, nuestro trato estaba unido con un traficante llamado Robert. Y para poder pagarle, junto con el trabajo yo me encontraba traficando. Especialmente, con los buenos y maravillosos soldados de FEDRA. Aunque, supongo que a todos nos vienen bien esas dosis de desaparecer de esta mierda de mundo por unos minutos.

A medida de que pasaba el día, más difícil se hacía. En primer lugar, creo que, en el día de hoy, ha habido más niños en ese camión de cuerpos que otras veces. Mis sentidos solo hacen que actúe normal, como si mis sentimientos no existieran, como si no tuviera remordimiento alguno, pero no puede ser así en mi interior, ya no hay paz. Por otro lado, la comida del trabajo estaba seca y caliente, al igual que cualquier líquido, pero a eso y a las cortezas ya me había acostumbrado durante estos años.

El día terminó cuando el sol ya estaba comenzando a caer por el lado de la ciudad. Y todos creamos una fila hacia una mesa, la cual repartía las cartillas de ese día laboral, incluyendo el lugar donde se debían de tomar los trabajos del día siguiente. La fila tardo en acortarse un par de minutos. 50 cartillas, vienen bien, o al menos para algo de comida, para mí y para Tess. Tras esto, decidí tomar el trabajo del alcantarillado, era el peor trabajo de todos y encima en el turno de noche. Pero necesitaba esas cartillas para la batería.

En camino al apartamento que compartía con Tess, me acerqué a donde tenía un punto de intercambió drogas con un soldado de los de FEDRA. El punto de encuentro era en el final de las calles, el sitio donde se hacían los juicios de le ley marcial. Cuando me encontraba a una manzana se escuchaban perfectamente los nombres del final del día, siempre se suelen hacer a esta hora. Por eso la cogemos para hacer los tratos, la gente estará pendiente de como los de FEDRA se ocupan de atraer la atención de todo el mundo con las personas que van a ser asesinadas por sus crimines. Básicamente, de eso se basa, dictan su nombre, dictan un artículo, y solo tardas un par de segundos en irte al otro lado.

Respecto a la muerte, ya la gente está acostumbrada, hasta los niños pierden la inocencia a los pocos años. Si es cierto que los chasqueadores han disminuido con respecto a los años, ahora solo se encuentran en edificios y muy pocos a la luz del sol en las calles, pero antes era cada esquina infestada. Ahora las calles solo están vestidas por el verde de las plantas, la naturaleza se ha alimentado del mundo a medida que han pasado los años. Se podría decir que es bello, pero al mismo tiempo es aterrador, pensar que todo el mundo se ha ido a la mierda.

Dejé de hacer caso a los asesinatos de la ley marcial, ni siquiera escuché los nombres del de hoy. Ya nos les doy mi pésame, todo el mundo comete errores, pero si en este sitio te pillan, acabas con tu cuello roto y tu cuerpo colgado de esas cuerdas, mientras todos te miran como si fueras una exposición para luego seguir con sus vidas. Es duro pensarlo, pero así es el mundo de ahora.

Me acerqué al callejón más profundo de la zona, y definitivamente, allí se encontraba el soldado con el que iba a traficar. Vestía con su uniforme oscuro, pero en esto caso no llevaba casco. Cuando el sujeto me vio entrar, observó hacia todos los lados para asegurarse de que nadie estuviera viendo esta mierda. Cuando estuve frente a él se le notaba nervioso, sus manos temblaban, y también lo podía notar por su mirada, no podía mantenerlo en un único punto.

-¿Lo tienes todo? -Me preguntó sin poder mirarme a los ojos, mientras yo sacaba de mi bolsillo de la camisa una bolsa de pastillas-. ¿Son buenas? -Me preguntó mientras se guardaba las pastillas en el bolsillo para luego sacar las cartillas que me debía, mi mirada solo reflejaba seriedad y frialdad, y dado que sabía que no obtendría respuesta alguna solo siguió con el intercambio.

Cuando las cartillas fueron tomadas por mis manos, comencé a contar. 1020 30 No estaban las aclaradas y lo miré con una mirada amenazante.

-Aquí no esta lo hablado. -Le afirmé mientras el sacaba un par de papeles en forma de canuto en una bolsa, los cuales se suponía que llevaban más droga todavía.

-Podría matarte ahora mismo -Me aclaró mientras yo cogía ambas cosas y metía las cartillas en el bolsillo de donde estaban las pastillas y los canutos en el bolsillo trasero del pantalón.

-Lo sé -Le afirmé-. Pero no tendrías quien te pasará todo esto.

Sin más dilación, me fui de allí. No quería arriesgarme a estar más tiempo, así que solo me encaminé hacia casa.

El camino fue corto, y después de entrar por la puerta. Pillé una camisa de cuadros del armario junto con unos vaqueros y fui hacia el baño. Al quitarme la ropa frente al espejo, solo observé como mi cuerpo se encontraba tenso, mis brazos estaban bien formados por los músculos, al igual que la mayoría del torso pero si es cierto que no todo era de color piel, habían algunas zonas con cicatrices blanquezinas o moratones, en especial por la zona del abdomen y los brazos. Digamos que no todas las salidas fueron de una forma totalmente agradable. Después de fijarme en mi físico, me quité el reloj de mi muñeca con mucho cuidado, para dejarlo tendido en un lado del lavamanos.

Cuando me metí en la ducha, el agua fría se clavaba como miles de agujas en cada parte de mi cuerpo. Así que, solo me dediqué a estar pocos minutos y salir, para luego volver a ponerme la ropa limpia. No tome tiempo para pensar, ni nada por el estilo, solo quería quitarme la suciedad de encima y nada más, por ello, cuando me encontraba vestido. Salí del baño, y fui directo hacia la cama. Al momento de sentarme, mi cuerpo suplico por descansar, aunque solo fueran un par de horas, me recosté con lentitud mientras un gemido de dolor sumergía desde lo más profundo de mí. Sin embargo, no tarde mucho en dejar la mente en blanco y poder dormir tras cerrar los ojos.

Comencé a recuperar mis sentidos a lo que dentro de mi sueño había parecido poco tiempo, aunque el amanecer de la mañana decía todo lo contrario. Mi cuerpo no quería levantarse de la cama, pero estiré un poco mi cuello hacia los lados y luego me incorporé con lentitud apoyando mis manos en las rodillas. Cuando miré a la cama, me extraño no ver a Tess, ¿Se quedó toda la noche fuera? Tendré que ir a buscarla. Ayer me dijo que iba a hablar con Robert sobre lo de la batería, y se me hace raro que no volviera, aunque fuera a la noche.

En primer lugar, fui a la cocina para prepararme un café. Echaba de menos los cafés de hace años, los que me tomaba con treinta junto a Sarah, esa era la rutina de cada mañana. Los recuerdos hicieron que mis manos temblarán, y que la vista se me pusiera borrosa. Los latidos de mi corazón se aceleraron en pocos segundos y tuve que agarrarme a la mesa para mantenerme en pie.

No soportaba tener estos ataques durante todos estos ataques de ansiedad o de lo que mierda sean, cada vez que recordaba a Sarah aparecían era como una dichosa enfermedad. La imagen de mi hija en mis brazos, desangrándose por culpa del disparo. Junto con los helicópteros y explosiones apenas audibles de fondo, ella se convirtió en mi mundo, desde que nació hasta ahora Y no puedo quitarme de la cabeza que pude haber hecho algo para que eso no sucediera, pero no, solo me dejé llevar por Tommy, dejando a mi hija que muriera sola en aquel descampado, tuve que haberme quedado, ¿Qué me iba a perder? Todo ha sido miseria desde esa noche.

Dejé el café para más tarde, y del armario que se encontraba más a la izquierda de la cocina, tomé un Wiskhy, necesitaba sentir ese ardor en mi garganta, no para emborracharme, pero si deseaba esa sensación para poder soportar otro día más sin estar roto delante de nadie.

A quien le había brindado mi máxima confianza era a Tess. No podía confiar en alguien ajeno, en este mundo he visto cosas y he hecho esas cosas, nadie se debe fiar de nadie. Ni siquiera yo me fio de Tess al completo, por eso no le he contado mi punto débil. La quiero, pero no puedo evitar pensar que algo se puede torcer de un momento a otro. Nadie sabe lo de mi pequeña excepto yo y Tommy. Los únicos que estuvimos delante.

The Last Of Us. Otro camino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora