Capítulo 2: Cuando las luces se apagan

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No era la única persona que recibió una invitación para asistir a una fiesta en la mansión Cromwell, tres de cada diez casas habían sido invitados, pero el cupo estaba limitado a una o dos personas por invitación.

Clare había recibido la suya como individual, la mía decía que podía llevar pareja y Abby no había recibido invitación.

La fecha era para el 13 de octubre, que era el día de la celebración de la fundación. Lo cual era en tres días. Desde la mañana no podía parar de preguntarme, ¿Por qué Evangeline se acercó a mí casa? Si jamás me había visto involucrada con ella de ninguna manera, solo fue anoche con esa corta conversación.

Ni Abby o Clare tenían la más remota idea del pequeño encuentro que había tenido con ella. Y no estaba en mis planes hacerles saber.

Una vez a la semana, antes de ir a la escuela, era común que fuera a desayunar en la granja con Abby, ya que a ella la podíamos ver pocos días a la semana, debido a que dejó la escuela hace dos años para dedicarse de lleno a sus dos hermanos y su abuela. También estaba su tío, pero él prácticamente vivía en la estación de bomberos, era como si él no existiera en la granja.

Desde la muerte de los padres de Abby, ella se había visto en la necesidad de ver por sus hermanos ya que su abuela era una mujer mayor "era la mujer más grande del pueblo con 117 años" por su edad había perdido la vista y difícilmente podía caminar un par de metros sin sentirse cansada, motivo por el cual requería de la ayuda de sus nietos en todo momento, aunque ella se negara en lo mayor de los casos.

Desde una temprana edad tuvo dos opciones, seguir con sus estudios, o ver por sus hermanos, su abuela y la granja.

Abby no solía decir lo que pensaba o sentía, pero cualquiera podía darse cuenta que deseaba no cargar con todas las responsabilidades que cayeron sobre ella a su edad, una edad donde muchas chicas salen de fiesta, estudia, planean a que universidad irán y se enamoran.

Al final del día, ella nunca iba aceptar lo que su semblante decía a gritos.

La granja era un lugar demasiado agradable para estar. Abby había hecho un buen trabajo en cuidar de ella y sus padres estarían orgulloso de sus logros.

La mayoría de alimentos que consumían eran de su misma cosecha y era lo mejor de todo.

Abby se quitó sus botas llenas de lodo antes de entrar a la cocina.

—Estoy muy agotada. —comentó a mitad de un bostezo. — André se fue temprano a la escuela y no me ayudo a ordeñar.

Se veía muy cansada, y las ojeras alrededor de sus ojos lo demostraban.

—Yo haré el desayuno, solo siéntate.

Se sentó en la isla de la cocina.

–Me comentó Clare sobre la invitación, ¿piensas ir? —me preguntó, sobando sus hombros.

—Lo estoy pensando. ¿Quieres ir? Puedo llevar a una pareja.

Negó con la cabeza.

—Ese día es el concurso de los vegetales gigantes y no estuve cuidando esa lechuga para perder la oportunidad de competir este año.

—El concurso es durante el día, y la fiesta en la noche. Iremos a tu concurso temprano y luego te vas a poner linda para salir. — Abby volvió a negar—Abby, debes relajarte un poco y salir. No pasará nada si dejas la granja una noche.

Abby suspiró fuertemente en señal de frustración.

—Intenta lidiar con un niño de siete años, otro de nueve y una anciana de 117 años. La noche es el único momento del día donde puedo dormir. Prometo que cuando esté mi tío saldré con ustedes, en verdad no puedo dejar solo este lugar. —explicó, bajando de la isla.

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