7. Vóley-manía (2005 - 15 Noviembre 2010)

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En la vida, Keiji perdió dos mil yenes en total; quizás más, pero esa es la cuenta consciente que lleva tras tomar en manos fajos de billetes.

Su primera vez fue cuando su abuelo le obsequió dos mil yenes como propina la última y única vez que lo conoció. Pudo haberlo gastado en cualquier chuchería; un juguete, un transformer, un balón, una pistola de agua, o algún bocadillo. "Toma, para el helado. Tendrás al menos para un mes y de sobra" Había dicho aquella vez el demacrado anciano. Lo cierto es que Keiji llegó a emocionarse con la idea de comer onigiris hasta desfallecer. Sin embargo, los billetes tomaron vuelo de sus bolsillos hasta la Ciudad Perdida; Keiji solo sabe que ese lugar se encuentra por alguna parte de América, y él no conoce América, así como no podría reconocer la palma de su mano entre millones, por lo que realmente nunca se planteó el buscarlos; simplemente habían desaparecido o caído de sus bolsillos en algún momento, y sentirse culpable de ello ya era suficiente estrés mental y estomacal.

El primer trauma fue todo lo necesario para no desear seguir perdiendo oportunidades alimenticias. La segunda vez su estómago ya no perdería onigiris, pero sí hubiera perdido más de once mil setecientos yenes cuando su padre le pagó una academia de vóleibol solo para el primer mes. Keiji se sintió presionado; realmente no sabía cuánto equivalía ese costo, pero entendía que era mucho y que sus padres pronto perderían la cabeza si no conseguían de alguna forma que su hijo socializara con algo más que solo hojas polvorientas y cuatro paredes enjauladoras.

Su padre es amante de los libros igual que él. Keiji puede asegurar, tras los comentarios de muchas personas, que es su copia exacta versión junior. Pero su padre definitivamente no es un nerd en toda palabra como él. Tiene un cuestionable fanatismo que lo puede nominar una rata de biblioteca; sin embargo, su época escolar y aspecto lo alejan de toda nominación que pueda considerarse agraviante en pleno siglo XXI. Su padre, ni más ni menos, fue el popular, el chico codiciado por todas las mujercitas hormonadas; era tanto un come libros como un atleta innato que no desaprovechaba momento para mostrar su físico escultural. El rey Felipe IV, así lo llamaban su antiguo equipo de vóleibol.

Quién lo diría, hijo del estudiante popular, social, atleta y de belleza despampanante. Con nueve años, Keiji se siente Sancho Panza a su lado; porque de perfecto su padre tampoco tiene mucho. Si él es Sancho Panza, su padre es Don Quijote con la imaginación chiflada. Todos dicen dos pies izquierdos, pero su padre parece tener dos pies derechos; parece perfecto, pero es un caos cuántico. La rata de biblioteca mete hocico por todo lado y deja un mugrerío detrás de él. Keiji a veces piensa que es adoptado, porque no entiende de dónde sacó su obsesión con el orden y pulcritud, porque sus dos padres parecen cavernícolas de la Prehistoria que se criaron en cuevas de mármol y oro.

Ahora tienen todo menos mármol y oro, pero la educación nunca está de más. Si el cuchitril en el que viven se mantiene reluciente, a diferencia del de los vecinos que parecen vivir bajo carbón, es por su manía. Su madre le agradece con propina porque no hay manera de convencerlo de que mejor salga a jugar con los críos del vecindario, y él hace su mejor esfuerzo dejando las ventanas más brillantes que su futuro prometedor.

Quizás su paranoia por la limpieza empezó solo como una excusa, de esas vagas que se te ocurren al momento para hacer oídos sordos e indiferencia a todo, como una cucaracha ignorante a la chancla que se le avecina. "Sal a jugar", "Estoy limpiando las ventanas". "Los niños están jugando fútbol, ¿no quieres ir?", "Estoy lustrando los muebles". "¡Hay una feria de helados! Toma y anda a comprar algo con tus amiguitos", "No puedo, estoy sacudiendo las sábanas", "Estoy fregando los platos", "Estoy sacando el polvo", "Estoy estirando los cojines", "Tengo que solear los futones", "Estoy barriendo", y etc, etc, etc.

La energía conjunta de sus padres podría perfectamente ocasionar el segundo Big Bang; y Keiji con alarma se cuestiona quién habrá aceptado unirlos en matrimonio. Ni con un doble Keiji, Keiji podría comparar su nivel de energía que se apaga tan rápido como un suspiro.

Alzheimer's Experience [AkaBoku | BokuAka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora