4. Hola, Adiós (Abril 2000 - Agosto 2010)

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Keiji no es asocial, pero tampoco le otorgaron el don de saber unir vínculos fácilmente con otras personas. Es algo que ha venido teniendo claro desde el kínder.

Como siempre, nervioso desde el nacimiento, Keiji ingresa a su primer día en el youchien [1]; con una pizca de emoción oculta en su estoico rostro.

A diferencia de él, el estoicismo sale fugaz con patas sobre colina incapaz de retenerse en los rostros de sus futuros compañeros. Zenón de Citio [2] estaría totalmente decepcionado de esos lloriqueantes críos chillando a moco tendido bajo las faldas de su madre.

No es cuestión de obligación, pero mayoría de niños son matriculados en el youchien a partir de los cuatro años y no desde los tres. Porque tener cuatro ya significa ser grande y maduro, la edad por excelencia para culminar con el establecimiento y toma de consciencia sobre la identidad de uno mismo.

Tener cuatro años es escalar el Everest de la independencia y el poder vestirse solos. Y Keiji puede decir con orgullo que lo ha llevado muy bien. Es un niño muy curioso, y ha aguardado este momento con tranquilidad. Keiji aún no sabe si tiene la suficiente capacidad social de un niño promedio, pero le gusta observar y ahora estará rodeado de tanto por explorar.

"No llores, cariño" En la entrada del youchien, los padres primerizos, desesperados y ansiosos, aún tienen fe de que los cuatro años son la edad perfecta para que sus hijos puedan manejar con eficacia los primeros pasos a su independencia. Pero sus hijos, impiadosos, destruyen sus sueños con más pataletas y rabietas.

"Que te vaya bien" Es todo lo que acota su padre con un suave golpeteo sobre su cabeza que a continuación le sigue una revolvida a sus cabellos negros. En cambio, su madre, que se apresura a abrazarlo, fácilmente podría pasar desapercibida entre los lloriqueantes niños. Zenón de Elea [3] seguramente estaría complacido de ver cómo él y su madre se vuelven un solo todo en el cosmos mientras le constriñen los huesos.

Mantenga la calma

El amor ni siempre llega a tiempo, oh, oh, oh

Mantenga la calma

El amor ni siempre llega a tiempo, oh, oh, oh

Un coche aparca en el parking junto a los demás automóviles. Piano, batería, rasgueos de guitarra; una melodía energética llena el ambiente y los críos lloriqueantes callan por unos segundos, curiosos. Hold on line de Toto suena a lo alto desde la emisora de radio J-wave [4] del transporte.

La puerta del copiloto se abre y un niño de ojos dorados salta al exterior con los brazos extendidos, revoloteando como un pájaro y empezando a dar vueltas por doquier entre corrida y corrida. El crío es una colosal pauta visual; entre un sinfín de puntos negros en un fondo blanco, él es el punto amarillo, tan fluorescente que te obliga a cerrar los ojos.

"Está emocionado" Keiji no da cabida a su entendimiento. Está sorprendido, todos chillan de terror, menos él y ese niño. Pero a diferencia del crío fluorescente, Keiji se siente un punto azul, un océano en constante calma visual que no enfurecerá sus olas y mostrará sus emociones de no ser necesario.

"Koutarou, con cuidado" Un hombre regaña desde el interior del automóvil. Toma la lonchera que su hijo dejó olvidada en el asiento copiloto y se la extiende. El hijo, increíblemente obediente, toma la lonchera y vuelve a correr al interior del youchien para abrazar a su profesora.

"Es mayor" Keiji corrige su erróneo argumento, él ni siquiera sabe qué tutora le tocará o en qué salón podrá guardar su bolso de Pikachu.

El coche que hasta ese momento fue centro de atención, rápidamente vuelve a encender los motores y abandona el parking junto a las canciones de la estación J-Wave. Dream On de Aerosmith se aleja con él.

Alzheimer's Experience [AkaBoku | BokuAka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora