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-¿Y Krone?

-¿Dónde está?

-Tiene trabajo. —Respondió alegremente el pequeño moreno hacia sus hermanos.

El azabache que se encontraba a sus espaldas frunció el ceño al ver el espacio de la hermana vacío.

-Buen provecho.

-¡Buen provecho!

Los menores ingerían pacíficamente como cualquier día, pero en la entrada ocurría la trágica muerte de adulta morena, con una flor en su pecho dio su último aliento para así que la flor pase de blanca a roja.

-¡Gracias por la comida!

[. . .]

—Cambiemos los medicamentos.

Se encontraba el azabache junto a la adulta de ojos violetas, guiándola hacia el segundo piso de aquel orfanato.

Repasemos. Norman, ___ y Emma irán a explorar. Don y Gilda, colóquense donde vean las ventanas del sur del segundo piso. Daré una señal si no puedo entretener lo suficiente a mamá. Avisen a Emma, ___ y Norman y cancelen la exploración.

Los tres del escuadrón corrían todo lo que podían hasta dirigirse al muro para hacer aquel plan. Todos se encontraban en sus posiciones, pero nadie sabía que era lo que iba a pasar.

Estaban caminando por las escaleras rumbo al segundo piso hasta que la azabache adulta dijo algo dejando al otro helado.

—La eliminé. —volteo este mirando a los ojos a la azabache —Elimine a la hermana Krone.

El de ojos verdes grisáceos hizo una expresión de terror, subió las escaleras rápidamente rumbo al cuarto de la antigua individua. Abrió la puerta toscamente, encontrando así todo vacío y oscuro.

—Ya no la necesito. Así que la elimine. —murmuro al oído del azabache mientras lo sostenía de los hombros.

El azabache asombrado se volteó para quedar al frente de la adulta, ahora sin ningún contacto físico.

—Lo mismo pasa contigo. Nuestro trato finaliza en este mismo momento.

—¿A mí también me despides? ¿Por qué? Me necesitas, ¿no? Te interesa controlarnos indirectamente y sin causar alboroto a través de mí. —hablo agitadamente el menor con la mano en el pecho.

—Así es.

—Lo estaba haciendo bien. Para ti soy...

—Eras un perro útil, sí. Por eso te dejé a mi lado. —se inclinó hacia él con una sonrisa mientras lo miraba fijamente —Aunque fueras un traidor mentiroso.

La de ojos violetas volvió a su antigua postura, dejando aún más sorprendido al ojiverde grisáceo.

—¡Eso no representa un problema mientras puedas seguir usándome! —exclamo haciendo que tosiera un poco el hablado al sentir la garganta seca.

—Sí. No hiciste nada mal. Es un despido improcedente. Yo también lo lamento. No lo tenía previsto. No quería deshacerme de ti hasta el final.

—Entonces...

—Pero no tengo otra opción. La situación cambió. —del bolsillo saco su rastreador —A partir de ahora los controlaré sola. Lo siento, Ray. Perdóname por lo que voy a hacer. —el azabache se impulsó hacia la mayor intentando retenerla. Pero fácilmente la otra se sacó del agarre lanzándolo al suelo para cerrar la puerta.

—¡Mamá!

—Quédate ahí un rato. Te dejaré salir cuando regrese. —se escuchaban repetidamente golpes por el azabache a la puerta, pero ignoro la otra estando concentrada en el reloj —Tres señales corren por el bosque. Por su velocidad son Emma, Norman y ___. Van en línea recta hacia el muro. ¿Irán a explorar? Lo de los fármacos no importa. Me protegerás tú. No puedes permitir que me maten. Por ellos. Tendrás que recurrir a otros métodos para deshacerse de mí. Adiós, Ray. Gracias por tu trabajo. —se alejó la azabache, dejando al otro agobiado en el cuarto con llave.

𝑬𝑺𝑪𝑨𝑷𝑬; RayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora