Domingo 1 de abril de 1990/ 14:33 p.m.
Perspectiva de Abad:Al parecer caí inconsciente tras aquella práctica boxeo, de no ser así, no tendría sentido que haya despertado en mi cama y que sienta un intenso dolor de cabeza.
- Ya despertaste, eso es un alivió.
Giré mi cabeza en dirección a la persona que me hablaba, y allí estaba la señorita Anima. - ¿Que hace en mi habitación? – Mi sorpresa fue grande, pues en lugar de responderme, recibí un vaso con agua y unos medicamentos. – Gracias – agradecí sin cuestionarme nada e ingerí de uno en uno los medicamentos y me bebí toda el agua del vaso.
- ¿Cuánto tiempo estuve dormido?
- Un par de horas.
- ¿Me estuvo cuidando todo este tiempo?
- Si, el resto los demás salieron en búsqueda de medicamentos y me dejaron sola de momento.
- Ya veo.
¿Que se supone que deba hacer en una situación como esta? ¿Le digo gracias por todo y me recuesto o tengo que levantarme? Maldición, nunca fui bueno con los niños.
- ¿Está bien?
- Si, estoy bien. ¿Porque la pregunta?
- Su rostro denota preocupación.
- Ah, eso, no es nada, solo estaba pensando.
- ¿Acerca de qué?
- Nada – Dije pensando en una respuesta ingeniosa y rápida – solo recordaba a mi familia.
- Entiendo – Dijo cabizbaja – Yo también suelo recordarlos.
Maldición ¿Es enserio? ¿Familia? ¿Es lo mejor que se me pudo ocurrir para evadir la pregunta de una huérfana?
El ánimo de la señorita parecía haber decaído por culpa de mis palabras, estaré muerto si el jefe descubre esto, realmente no creo poder levantarle el ánimo a una niña, pero vale la pena el intentó y esta vez no caeré tan fácil como la vez anterior.
- ¿Alguna vez escuchaste acerca del truco de la moneda? – Comente de forma honesta en búsqueda de abrir una conversación que nos ayudara a olvidar el tema anterior.
- No, es la primera vez que escucho de ello. ¿Qué es el truco de la moneda? Esperé, no me diga, yo lo diré. – Los minutos pasaron, la señorita frunció el ceño en respuesta ante su impaciencia y se cruzó de brazos al no lograr hallar una respuesta a mi pregunta. – No lo sé – Dijo entre dientes, debido a ello me fue difícil escucharla y le pedí que lo repitiera. – ¡Dije que no lo sé! – Exclamó con un pequeño tono de enfadó en su voz.
Al mirarla noté como estaba por hacer un berrinche, admito que me causo algo de gracia, pues no todos los días se puede ver que su actitud no era propia de una familia acaudalada, no obstante, di una leve sonrisa y asentí en darle la respuesta que tanto ansiaba. - El truco consiste en que debe adivinar donde tengo la moneda - Saque una moneda de mi bolsillo, la coloque en mi mano derecha y la agite mientras juntaba mis manos.
- ¿Que hace? – Preguntó la señorita.
- Este es el truco de la moneda, consiste en que una persona esconde la moneda y la otra debe descubrir en donde la oculta.
- Una vez mi padre me hablo de ello.
No puede ser, si realmente le dijo el secreto del truco..., eso significa que estoy perdido. – ¿Qué fue lo que su padre le dijo? – Empecé a sudar frio por los nervios, si realmente ella sabe el truco significa que no podre cambiar su estado de ánimo y el jefe no me lo perdonara.
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Yamato: Relatos De Una Espada
General FictionTras un incidente Samir sufre una perdida de memoria selectiva que le impide recordar a todas las personas de su vida, pero eso no fue todo y ahora unas extrañas criaturas vienen ha por él al igual que otros seres. ¿Podra recuperar sus recuerdos y d...