Capítulo 3: Lamentos

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Primavera del 12 de junio de 1972/ 9:37 a.m.

- ¡Padre, el molesto de mi hermano acaba de romper otro de mis discos, solo porque no lo deje ver sus estúpidas caricaturas! – Grite dirigiéndome mi descontento hacía mí padre.

- Un hombre jamás se queja de sus problemas, ya tienes doce años, tú lo molestaste primero, así que deja a tu hermano en paz y, por cierto, ya que tienes tiempo para quejarte – Dijo en un tono Serio mientras me regañaba – ¿Por qué no vienes y me ayudas a empacar las herramientas del garaje para mi viaje a España?

Pase toda la tarde ayudando a mi padre, parecía que nunca podríamos entendernos. ¿Qué espera de mi un viejo amargado de cuarenta y dos años? Solo tengo doce años, tampoco es que me deba llevar bien con mi hermano, sobre todo si sigue actuando como un bebe consentido.

- Padre, antes de que te vayas, quiero desearte suerte en tú viaje – Le dije que lo quería con el mismo tono aburrido en que siempre me habla.

- Buen chico, es hora de dejarte el último trabajo antes de que me vaya – Mi padre movió una caja y me sentó sobre ello mientras se arrodillaba para mirarme a los ojos – Sabes, a tu edad yo ya era el hombre de la casa – Aparte la mirada, pero me sujeto de la barbilla y me hizo mirarle directamente a los ojos – Lo que quiero decir con todo esto, es que ahora tú serás el hombre de la casa, tendrás que cuidar de tu hermano y sobre todo ayudar a tu madre en todo lo que se le dificulté.

- Claro que si padre, puedes contar conmigo así que puedes viajar tranquilo – Le dije con toda la confianza que tenía en mí, en ese momento pude ver una leve sonrisa a través de su barba castaña y llena de canas.

- Claro que si chico, por eso confió en que todo estará bien cuando vuelva – Sonrió mostrando sus dientes, luego de eso me felicito pese a que solo lo hacía en mi cumpleaños y eventos sociales.

- Ah, casi lo olvido, padre. ¿Podrías traerme una guitarra como las que crea mi tía? – Pregunte emocionado.

- Bueno..., podría traerlo, pero el motor del auto necesita mantenimiento y yo no puedo repararlo mientras estoy de viaje – Mi padre puso su mano en su barbilla mientras insinuaba que trabaje en el auto para traerme a cambio la guitarra.

- Está bien, lo haré, pero no olvides mi guitarra – Sonreí mientras él me revolvía el cabello y me decía que quería ver el auto como nuevo para su regreso.

Tras su partida, empecé a reparar el auto durante toda la semana, siempre que venía de la escuela me iba directo al garaje, para cuando me di cuenta ya había ensamblado cierta parte del motor en unos días, las cosas que no sabía las tenía que leer los libros de mecánica de mi padre o tenía que ir a su lugar de trabajo para aprender y sorprender a mi padre para que vea mis habilidades. Ya había pasado la semana que duraba su viaje y ya era hora de que volviera a ver todo mi progreso, estaba emocionado mientras contaba las horas para ver su cara de sorpresa al ver que logré reparar el auto, pero tardo un día, luego fueron dos y sucesivamente siguió hasta que una tarde logre ver a una mujer la puerta de la casa. Mi madre no me explicó porque estaba llorando, siempre cambiaba de tema cuando mi hermano y yo le preguntábamos sobre el regreso de nuestro padre.

Me tomo algo de tiempo asimilar la idea de que posiblemente mi padre murió o que nos abandonó por otra familia, aun cuando me era difícil creerlo, eso explicaría porque mamá siempre lloraba cuando mi hermano y yo preguntábamos por padre y por qué sus compañeros me veían con algo de lastima, pero eso no explica a esa mujer en la puerta. No es posible que tenga otra familia ¿Cierto?

Es obvio que mi padre no murió, todo debía ser una mentira de mal gusto, porque él iba a volver en cualquier momento, pero tal vez en el viaje se empezó a relajar o se habrá cansado de nosotros, no lo culparía después de todas las peleas que tenía con mi hermano y lo aburrido que era estar en casa. Lo más probable es que se cansara de nosotros, mi madre me contó que murió en un de accidente de avión, dicho accidente estaría en los diarios y no habría necesitaría ocultárnoslo. Pase semanas pensando en como murió mi padre, escuche que el país apoyaba una guerra, tal vez murió por culpa de esos vietnamitas, lo estoy pensando mucho, quizás deba aclarar mi mente y levantarme de la cama para cumplir la promesa que le hice.

Yamato: Relatos De Una EspadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora