Reencuentros.

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Que Tadeo volviera era increíble.

De repente, me invadieron todos los recuerdos de nosotros. Los tres siendo nenes, corriendo por toda la cuadra, merendando juntos después del cole, o haciendo pijamadas en la casa de Iván.

Hacíamos todo juntos. Además de inseparables éramos insoportables

Para poner en contexto, nací en Uruguay. Hija de un padre Uruguayo y una madre Argentina. Viví hasta mis 7 años ahí, y luego me mudé a Argentina, por temas de la separación de mi padres.

Cuando llegamos con mi madre, ellos no dudaron dos segundos en venir a preguntarme si quería jugar con ellos. Desde ese primer momento fuimos amigos. 

-me dio un escalofrío- dije sacudiendo el cuerpo. Muchas emociones juntas. 

-¿estás bien?- preguntó mi amigo, pasándome una mano por la espalda. 

-si... si, me dio cosita nada más.- sonreí. 

Me paré y le extendí la mano para que me acompañará. -¿vamo'?-

-¿a dónde vamos?-

-¿a dónde vamos a ir? ¡A saludar, Ivan!- dije, como obviedad. -dale, apurate.-

Bajamos la escalera de dos en dos, para llegar más rápido, y en el living nos encontramos a mi madre. 

-¡Mami!- 

-¿qué pasó?¿por qué vienen como unos locos sueltos?- se rió de nosotros.

-Adivina quien volvió- me moví alrededor de ella, mientras se sentaba en el sillón.

Era su día libre y lo aprovechaba para mirar pelis, no la juzgo, es algo que haría yo también. Dato que viene al caso, mi mamá trabaja en un hospital, es enfermera. 

-no sé ¿quién?- dijo con pocas ganas de pensar

-¡adiviná, Clau!- se quejaba Iván.

-déjenme pensar.- y se apoyó un dedo en la mejilla, haciendo que pensaba.- Mmm, no sé. Me doy por vencida. Díganme.-

-vivía en la esquina- dije dándole la pista más obvia de todas. 

-¿la vieja Estela?- me miró descolocada- ¿no se había muerto?- 

-¡esa esquina no, mamá!- me estaba por tentar. -la otra esquina- 

Tardó unos segundos, y cuando se dio cuenta nos miró. Primero a mi, después a Iván, de nuevo a mi y así un par de veces más. -¿Volvió Moni?- preguntó exaltada, y ambos asentimos fervientemente la cabeza. -Aaaaaaay, no te lo puedo creer.- se llevó las manos a la cara. -¿cómo saben que volvió? ¿la vieron?- 

-más bien vimos a Tadeo- corrigió Iván.- Vamos a saludarlo, por eso bajamos rápido.- 

-ay, si me esperan dos segunditos que saco una tarta del horno y hago pis, voy con ustedes-

Nos miramos con Iván, y sabíamos que no íbamos a esperar. Somos los dos terribles ansiosos. -Te vemos allá, Clau- dijo Iván enfilando hacia la puerta.

-soretes- nos gritó desde la cocina, y cerramos la puerta.

Caminamos esa más de media cuadra más rápido que nunca. 

-Estoy nervioso. Mira si no se acuerda de nosotros.-

-tampoco fue hace tanto, exagerado- me reí, pero yo estaba igual de nerviosa.

-¿no hay nadie?- miramos hacia la casa y los únicos que estaban afuera eran los que estaban haciendo la mudanza. 

-No sé, capaz ahora salen. ¿Esperamos acá?- señaló el cordón. 

-si, ya fue- ambos nos sentamos dándole la espalda a la casa. 

Estuvimos 5 minutos esperando. De mientras hablábamos boludeces, como siempre, hasta que una voz nos interrumpió. 

-chicos...chicos- nos llamó la atención- ¿los puedo ayudar en algo?- dijo desde la puerta. 

Los dos nos giramos para verla al mismo tiempo, y nos paramos. 

-hola Moni- dijo Iván en un tono medio tímido. Yo solo sonreí y la saludé con la mano.

-Ay- se tocó el pecho- ¡qué enormes que están! No lo puedo creer.- Salió a donde estábamos parados y nos abrazó a los dos. -¿Cómo están?- nos miraba de arriba a abajo -¡cómo crecieron, che! pensar que eran unos nenes así de chiquitos y ahora son adultos- 

-estamos todos bien, por suerte. ¿ustedes?- preguntó Iván.

-Bien, cansados- soltó un suspiro.

-y si, es un viaje re largo- 

-ni me digas, nena. Casi me da un ataque a la mitad del océano- nos reímos. -Tadeo no sé que fue a hacer adentro, pero supongo que ya sale- puso una mueca. 

-tranqui, no tenemos apuro- 

Estuvimos hablando un rato más hasta que escuchamos un "hola morocha", que provenía de mi madre.

Al escucharlo Moni miró enseguida y al ver que era ella pegó un grito y la abrazo. Se pusieron a hablar enseguida de lo grandes que estamos todos, que como crecimos, que el viaje era largo, que "mira que hermosa que está Fede", "Ivan está hecho un hombrecito" y mi madre preguntando por Tadeo, que a todo esto, todavía no se había ni asomado. 

-nene, después decile a tu mamá que volvió Moni, así nos organizamos y nos juntamos- le dijo mi mamá a Iván. 

-bueno, si me acuerdo le aviso- contestó el morocho riéndose. 

-¿ma?- se sintió, de nuevo, desde atrás de nosotros.

-Aaaaaaay pero que grande que estás- gritó mi madre. ¿puede ser que todas las madres digan lo mismo? 

Al girar nos dimos cuenta de que, efectivamente, estaba grande.

Estaba altísimo, vestido con una remeron negro y un jogging gris, pero que le quedaba facherisimo. Igualmente, seguía teniendo la misma cara de nene que cuando se fue. 

-¿gracias?- dijo y le dedicó una sonrisa a mi mamá. Me reí ante el gesto, y él me miró, riéndose también.

-Hijo ¿te acordas de ellos?- el morocho asintió- ¿y por qué no venís a saludarlos?- lo rezongó. 

Los nervios, que pensé en un momento que habían desaparecido, ahora estaban ahí de nuevo. 

Primero saludo a mi mamá, quien le dio un abrazo y un beso, y después se acercó a nosotros. 

Ninguno tuvo que decir nada, ya que los tres nos abalanzamos a reunirnos en un abrazo de bienvenida. 


















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Holitas, feliz sábado ¿como andan?

Yo actualizando así tienen algo que leer en el finde 💕 Also, buen comienzo de clases a los que empiezan el lunes y a los que ya empezaron también!!!!

No se olviden de comentar y de votar, les mando un besito donde ustedes quieran❤

-Mica:)

𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸 𝗴𝗶𝗿𝗹 | 𝘀𝗽𝗿𝗲𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora