Discusión.

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—Vamos a hablar entonces.—

Me daba un poco de miedo lo que esa frase implicaba. Porque podía terminar todo bien, pero también podía terminar todo como el orto.

Fruncí mis labios y me dispuse a escucharlo, mientras él jugaba con sus manos.

—¿Entonces? ¿Vamos a hablar?— Lo apuré. Si seguíamos así se hacía la noche y el chico no soltaba una palabra.

—Nada, Fede.— tiró la cabeza hacia atrás, frustrado —Me pone mal— medio gritó.

—Pará. Si vamos a hablar, hablemos bien. Porque vos empezás a gritar, me pones nerviosita a mi y no quiero terminar agarrados de los pelos.— Como siempre... pensé.

—Bueno...— respiró hondo— Me molesta que esté todo el tiempo Tadeo ahí. Vamos a tal lado, está Tadeo, vamos a comer, está Tadeo, venís a mi casa, lo invitas a Tadeo. Es una paja.—

— ¿O sea que estás celoso y no sabes como manejarlo, y por eso terminas enojado conmigo?— traté de que escuchara lo que él mismo estaba diciendo.

—No...— se defendió, subiendo un poco el tono, y provocando que yo abriera los ojos como manera de advertencia. —Perdón. Pero no, no es que estoy celoso. Simplemente, me parece innecesario que esté todo el tiempo ahí pegado— se encogió de hombros. —Siento que antes pasábamos más tiempo juntos, haciendo cosas que nos copaban y ahora... Tengo que sacar turno para verte.— Asentí, mientras esperaba que siguiera. —Capaz, estoy un poco celoso, pero bueno. Vos no entendés porque sos la única amiga que tengo, pero ¿cómo te sentirías si mañana aparece una piba que hace 200 años no vemos y de un día para el otro la meto en todos nuestros planes, salidas, meriendas, lo que sea? ¿No te sentirías celosa vos también?—

—Que se yo— me encogí de hombros.

—Dale, Fede, no te hagas la cosa rara, si sabemos que sos lo más celosa que existe en la tierra— Sonrió. —¿Entendés a lo que voy?—

—Te entiendo. Pero Tadeo es tu amigo también, Iván. No es motivo para actuar así como actuaste, y tampoco podemos hacer de cuenta que seguimos siendo nosotros dos cuando sabemos que él volvió.— me defendí. No se que pretende, que le hagamos la ley del hielo y finjamos demencia sobre su existencia.

—No estoy diciendo eso, pero también podemos seguir teniendo nuestros planes, o que vengas a casa sin tener que ser los tres sí o sí. Me encanta que los tres estemos juntos de nuevo, pero bueno, es difícil acostumbrarse.—

—Bueno, está bien. Te entiendo. Voy a tratar de tener eso en cuenta. Perdón por haberlo invitado a todos lados sin preguntarte, supongo— Todavía estaba un poco a la defensiva. Me molestaba que se lo haya guardado todo ese tiempo y que no haya confiado en mí para decirme lo que le pasaba, pero también entendía que no quería generar ningún conflicto... Aunque bueno, hubo un conflicto igual.

Nos quedamos en silencio un par de minutos, ambos mirando a puntos diferentes de la habitación.

—¿Vas a seguir mucho tiempo más enojada?— dijo, todavía sin mirarme.

—No estoy enojada— murmuré de forma seca. También me molestaba que no me estuviera pidiendo perdón, cuando yo sí lo hice,

—Bueno, avísale a tu cara— se hizo el gracioso. Encima tiene el tupé de tomarme el pelo.

—ja ja—

—Dale, Fe. ¿vas a seguir enojada conmigo?— Puso su mejor cara de perrito mojado mientras se acercaba a mi.

Hijo de puta.

—Salí, no me toques— dije, mientras trataba de esconder la sonrisa.

—¿En serio voy a tener que hacerte cosquillas para que te desenojes?— Dijo,
dándome la chance de retractarme y que no pasara ese "castigo".

—Iván, vos me tocas y te cago a trompadas, te aviso.— dije, ya riéndome, las cosquillas me ponían muy nerviosa. No pude terminar de decir la oración que ya se me estaba tirando encima— Salí, idiota— grité tentada.

Me hizo un par de cosquillas y cuando me dejó respirar se quedó encima de mí. —Fede, yo...—

Se escucharon tres golpes en la puerta y su madre apareció.

—Ay, perdón.— dijo al ver en la posición que estábamos—¿interrumpo algo? Me puedo ir...—

—Ay, no, por favor Mari. Pasá— Iván se sentó en la cama nuevamente.

—Bueno, veo que ya arreglaron las cosas. Les venía a decir que ya está la comida, vengan cuando quieran.—

—¿Vamos?— preguntó el morocho levantándose de la cama.

—Esperá. ¿Qué ibas a decir antes que entrara tu mamá?

—Nada, una boludez— le restó importancia, pero por la manera en la que estaba antes parecía que estaba nervioso.

—Dale Iván, no seas pelotudo. Decime— Le tiré la mano hacia mi.

—Te iba a decir que si te quedabas a comer, pero ya te invitó mi madre— contestó dudoso, como si realmente no fuera eso lo que quería decir.

—Ah, pensé que me ibas a pedir perdón. Como vengo esperando que hagas hace media hora—

—¿No te pedí perdón ya?— negué— Porque a mi me parece que sí.—

—Dejá de ser un orgulloso, yo ya te pedí perdón. Poné de tu parte también.—

Me ayudó a pararme y abrió sus brazos, apretándome entre ellos. —Mis más sinceras disculpas, desde el fondo de mi corazón— dejó escuchar entre risas.

—Dale, tarado— lo golpeé— pedí disculpas como una persona normal.—

—Perdoname, porfa—

—Bueno, te perdono. Pero no lo hagas más—

Y con un apretón final, todo estaba como siempre entre nosotros.

Bajamos, comimos y cuando estábamos de sobremesa a Iván le sonó el celular.

—Es Tadeo— me reí.— dice que quiere hacer una fiesta de bienvenida.











Volví hermanas!!!! Ya no sé cuántos meses pasaron desde la última vez que actualicé pero bueno, ya estoy terminando las clases así que se vendrán capítulos más seguidos, esta vez sin excusas (espero).

Espero que les guste muchoooo! Ya tengo planeada la parte siguiente 😈😈😈. No se olviden de votar y comentar<3 las tqm<3

-Mica :)

𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸 𝗴𝗶𝗿𝗹 | 𝘀𝗽𝗿𝗲𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora