Helado de menta.

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Estaba aburrida en mi casa cuando me llegó una llamada de Iván. Hace 3 o 4 días que no lo veía, ni a él ni a Tadeo. Había estado ocupada.

-¿qué?- contesté de mala gana, hoy estaba con la peor de las ondas. 

-uh, si estás loquita mejor te llamo otro día- lo escuche quejarse del otro lado. 

-loquita tu abuela, dale ¿que queres?- lo apuré, si no me decía le cortaba la llamada.

-te llame para ver si querías merendar conmigo, pero si andas con esos ánimos mejor no- me siguió molestando. 

-que pesado que sos- suspiré- ahora en 10 te caigo, batime un café- colgué y me paré del sillón. Me iba a cambiar,  pero solo me tiré un poco de perfume y así como estaba salí. 

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Tomamos el café hablando alguna que otra pavada, pero el aire se sentía tenso. Hace un rato estábamos en silencio y no se sentía más que el crujido de las galletas cuando masticabamos. 

-¿seguis enojado?- 

-ya te dije el otro día que no estaba enojado- dijo en un tono totalmente neutro.

-ah, cierto. estabas celoso no enojado- lo pinché. A mi ya se me había pasado el mal humor, gracias a la merienda.

-la puta madre, Federica. No me pasa nada, no estoy ni celoso ni enojado ni nada, basta.- dijo 

-OK, bueno.- me encogí de hombros y miré a la tele que estaba prendida. ¿Estaba muy mal si lo seguía molestando? El angelito de mi hombro decía que parara, pero el diablito me pinchaba para que siguiera. Que difícil. -¿Tadeo venía? ¿o no lo invitaste?-  

-Te dije a vos sola porque no te veía hace días- 

-¿nosotros dos nomas?- dije a propósito con un tono de desilusión para ver como reaccionaba.

-Dale, Fede.- hizo un gesto de molestia.- después queres que no me ponga celoso boluda.- 

-¡yo sabía! Sabia que estabas celoso- me reí- fue total y completamente a propósito, boludin- le saqué la lengua.

-que pelotuda- susurró mi amigo, después de haber quedado rojo como un tomate. Que gracioso es molestarlo. 

Juntamos las cosas de la mesa para ponernos a jugar al UNO. Era gracioso porque hago trampa e Iván se enoja.

Ya íbamos dos rondas cuando sentí mi celular vibrando. 

-Mirame aca- dije mientras le sacaba una foto. Él me miró confundido- Es para Tadeo- expliqué- me pregunto en que andábamos. 

-ah- se limito a decir el pelinegro. No vayas a ser tan expresivo hermano.

-me pregunta si estamos para hacer algo. ¿Le digo que venga?- como estábamos en su casa no quería invitarlo sin permiso. 

No dijo nada pero puso cara rara, y su madre que justo pasaba por ahí vio la situación. 

-Hijo, estuviste no se cuantos días quejándote de que hace años que no lo veías y ahora te quejas porque se quiere juntar con ustedes. ¿Quién te entiende?- dijo casi indignada. Amo a esta mujer. 

-Bueno, decile que venga.- dijo con la peor de las ondas. 

-Pero si no queres no- le dije tratando de respetar también su decisión. 

-Na, ya fue. Decile- levantó sus hombros. 

Poco tiempo después los tres estábamos jugando al UNO cagados de risa y pasándola genial. 

𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸 𝗴𝗶𝗿𝗹 | 𝘀𝗽𝗿𝗲𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora