finales

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Al día que acontecía la final, las arcadas constantes en el almuerzo ya no podían ocultarse.
Riquelme notablemente preocupado la persiguió detrás porque pudo ver con sus propios ojos que algo no andaba bien y que su 'nena' no estaba tan lúcida como otros días.
Entonces tuvo el severo miedo que sufriera una recaída.
No quería soltarla.
Ese día le pidió que no saliera ni por casualidad del hotel y le pidió a uno de los médicos del plantel que se quedara con ella en caso de que le ocurriera algo.

La noche de la final contra el Madrid, fue bastante tensa se disputó en un encuentro que estuvo muy peleado por ambos equipos, y tenían colmado a un Román nervioso que no paraba de patear los palcos para intentar calmar los nervios y la calentura que le producía el partido y él no saber que le ocurría a su mujer.
En el entretiempo, y con el impulso y la adrenalina tocándole la consciencia decidió marcar con sus grandes y torpes dedos el número del médico que se estaba quedando con ella.
Del otro lado contestaron pero no era la voz del médico era la voz de su chica que a parte de estar tirada en cama, estaba acompañado por Jessica con los nervios a más no poder.
Apenas escuchó su voz notó que estaba cobrando llanto, desesperación y dolor.

—Perdón Romi, perdón mi amor.

Del otro lado la voz inconfundible de la esposa de Martín trataba de calmarla pero era imposible porque parecía no llegarle paz por todo lo que estaba sucediendo en ese momento, con las ganas de decírselo, y la angustia de no tenerlo a su lado.
El cuerpo del contrario sintió breve escalofrío rozarle su espina dorsal.
No sabía si mandar a la mierda todo y correr al hotel o quedarse ahí esperando a que su mujer se calmara y le brindara una clara respuesta.
En esa ida hacia el determinante comentario, comenzó a sonar la intro de la canción que escuchaban en esas noches de Buenos Aires en su departamento donde el cielo podía apreciarse y el alba solía iluminarse con toda la fuerza que significaba y traía consigo el tema en camino de soda la banda favorita de su ahora señora y madre de su futuro hijo.

—estoy embarazada Romi, estoy esperando un hijo tuyo.

El telón se rasgó, cayó todo el teatrismo oculto, que horas antes estaba ahí latente en silencio para que luego se pusiera en evidencia el bombazo.

El cuerpo del hombre supo en ese instante que no podía dar más vueltas, que ahora ya no importaban las formalidades si ella no estaba bien,
si no estaban ahí juntos hasta fin de siglo, como hace años atrás le había prometido y se había equivocado.
No tomó relativamente dimensión de lo que sucedía.
Martín sin embargo sí y por primera vez mirándose como en  la cancha como cuando tenían que darse los pases, le hizo una seña para que se quedase tranquilo y vaya por su chica que ahora estaba en ese hotel.
Todo aquello era como una frontera, ya no le importaba si había puentes o desvíos porque ella era todo lo que su vida necesitaba, y ese bebé que ahora formaba parte de su ser y que cuidaría de él sin querer nada a cambio porque desde la llegada de ella todo había cambiado radicalmente.
Porque todo fue como un camino de subida y bajadas vertiginosas que le indicaban que esto le iba a costar pero que lentamente le acercaban a un final favorecedor que le enseñarían a que debía aceptar que no todo estaba según lo que él creía que debía suceder.
Que los senderos no son fáciles, que en medio de ellos hay piedras pero que finalmente conducen a una victoria que ambos vivirían en un futuro.
Sin pensar en nada más subió al piso correspondiente y caminó hacia la habitación que ambos compartían, tocó la puerta dos veces y escuchó el llanto de ella hacerse notar.

—No, Jessie ya está seguro no quiere saber nada me va a dejar...

Apenas le abrieron la puerta su cabeza negó un par de repetidas veces.
Con las lágrimas desdibujándole las mejillas, y con la garganta hecha un nudo, la abrazó.
Sin decir nada.
Cómo en los viejos tiempos. Con una mano acariciándole y besándole la cabeza y la otra acariciando su vientre.

Supo que había llegado a destino.
Que la espera había acabado que el sueño se había cumplido que ambos habían cumplido y cerrado el ciclo como siempre tuvo que haber sido.
El clan por fin se había completado.
Habían sumado una estrella, y habían trazado un nuevo continente en esta aventura oriental al otro lado del mundo.
Porque la vida los quiso así unidos, con sus dificultades, con sus complicaciones, con sus carácteres terriblemente impredecibles y sus complicidades de por medio.
Porque ellos habían encontrado un paraíso en medio de su historia.
Se habían encontrado en la tierra que los vió nacer, esa tarde de dos mil siete que se vieron por primera vez.
La historia se volvía a repetir, el cariño volvía a rondar por esos medios pero ahora con una vida creciendo adentro y sumando tesoros al pergamino de todo lo que les acontecía.

Esa noche hubo dos victorias.
Boca se había consagrado campeón internacional, y esa misma noche su chica le había confesado la grandísima noticia de que iba a ser progenitor de aquel ser que ahora estaba formándose de a poco, que prontamente en alguno de este proceso de siete largos meses iba a ver la existencia con sus propios ojos.
Esa tierra trajo magia, trajo los recuerdos, las ambigüedades que le habían dejado todo ese sendero oscuro que no tenía luz y que ahora había cobrado un resplandecer bastante importante para sus vidas.
Ese día nunca dudaron su nombre, pues ella decidió darle rienda suelta a lo que sucedería porque sí salía mujer ‘Amaia’, era el nombre audaz y correcto ya que representaba la resiliencia, la resolución y el principio del fin.
Tal y como ellos habían vivido durante sus tiempos de querer negar las cosas pero que al fin y al cabo de terminarían siendo resueltas porque del otro lado sus cercanos no iban a ceder.
Esa interminable espera, los chequeos y cuidados le dieron un cierre más que merecido, el nacimiento de una vida que ahora los unía más que nunca y que dejaba todo conflicto y toda inseguridad atrás.
Porque tal vez las cosas siempre fueron así desde un principio a pesar de que las cosas o los comentarios no ayudaran en su momento.
Un perdón no fue suficiente pero si la intención de recobrar algo que ya estaba escrito desde antes.

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