Vida y amor

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Las personas van y vienen, cada segundo de esta se va una y nace una nueva vida. Para cualquiera es algo "Normal de la vida" Pero para mí es algo muy diferente, algo que no es normal.

Cuando te enteras de que alguien cercano falleció no lo puedes creer, es una apuñalada en el corazón. Sufres tanto que te echas la culpa por todo ello, no lo aceptas y aun así crees que volverán y esperas, esperas mucho tiempo tanto que no te das cuenta y te haces daño.

Ver el cuerpo de aquella chica sin vida fue algo desgarrador, su cuerpo tan frío como la nieve y sus ojos marrones sin abrir. Abrase este cuerpo sin vida, esta chica me había protegido después de todo ello, me sentía tan culpable y vulnerable. Mis lamentos se convirtieron en grandes sollozos, mis lagrimas caían en aquel cuerpo aun no podía creer que Ana se había ido.

Después de un largo tiempo me levante del suelo, mis manos tallaron mis ojos para tratar de censar mis lágrimas, pero fue imposible. Me encamine a la puerta, pero antes de salir sentía que no era lo indicado dejar a Ana en ese lugar, después de todo ella se había sacrificado por mí y por Sebastián. Levante a Ana y la cargue, camine por todo el bosque con su cuerpo y subí una gran colina llena de flores. Estaba más exhausta de lo que me había imaginado.

Con ambas manos empecé a cavar un agujero, gotas de sudor empezaron a caer de mi frente y chocaban en la tierra. Cuando termine me percate que el sol ya se estaba ocultando y decidí que ya era hora de decirle adiós a Ana. Lentamente coloqué su cuerpo en el suelo y cerré ese lugar. Antes de irme deje unas flores con ella, para que nunca se olvidara que era parte de ellas. 

El sol ya se había ocultado y yo deambulaba por todo ese lugar, extrañaba a mamá, a papá, mis amigos, a Ana y a Sebastián. Por primera vez me sentía vacía, me sentía tan rota y vulnerable. Odiaba sentir eso de mí y me odiaba más por amar a Sebastián cuando este me había dañado.

-Soy tan patética-murmure- Que loca estoy ja. Seguí caminando sin rumbo alguno, lo único que me acompañaba era mi soledad, me abrazaba mutuamente para no sentir tanta soledad que me inundaba, tanto dolor que tenía. Mi mano se posó en la herida de mi pecho, era algo insoportable, tenía que ir con alguien. El problema era que apenas conocía un poco del bosque y las colinas, no sabía dónde quedaba el pueblo.

Traté de seguir mi camino, pero fue imposible, el dolor era muy fuerte, no puede mantener el equilibrio y cae de rodillas al suelo, tuve que poner mis manos para no caer por completo. Me trate de levantar, pero fue peor, solo hizo que cayera por completo, me voltee y quede boca arriba y podía observar la luna junto a las estrellas.

Mis ojos se empezaron a poner cristalinos y tuve que poner una mano sobre estos para tratar de no llorar, la luna era hermosa, pero al igual que todos era crueles. Quite mi mano para mirar ese cielo tan hermoso, las lágrimas caían una por una, todas expresando el mismo sentimiento. Me le quede viendo a la luna y sentía que, hacia lo mismo, levante mi mano para que no toda su luz diera con mi rostro.

Cerré mis ojos y trague saliva, le quería pedir algo, algo que solo esta podría cumplir.

-Has que me ame-susurre. Mi barbilla empezó a temblar y las lágrimas aumentaron, sabía que esto era imposible. Trate de respirar con tranquilidad, pero fue imposible solo salieron más sollozos de mí. Mi corazón latía, pero esa llama se iba a apagar en cualquier momento, la llama que me hacía vivir.

-Quiero...quiero morir. 

El fantasma que me amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora