Escapar de la realidad era algo casi imposible, pero sentía que con Sebastián lo podía lograr, olvidar todo el dolor que me hacia el mundo. Cuando este me abrazaba sentía como todo mi dolor desaparecía y solo se quedaba cono unas cenizas y sus cálidos brazos me hacían estar segura y mis miedos desaparecían. Ahora, tenía que pensar como escapar con Sebastián, pero ¿A dónde podríamos ir dos jóvenes que quieren escapar de la fría realidad? Pero sea a donde fuese que fuéramos no me importaba, solo que los dos estuviéramos los dos era suficiente para mí.
-Adara ¿A dónde piensas ir?
-No tengo ni la más mínima idea, estoy tratando de pensar en ello, pero casi que no conozco estos lugares. Solo conozco las colinas y una parte del bosque. Y era cierto, nunca me aventure tanto para recorrer más allá del bosque y por el suceso con Ana tenía más pánico de entrar a este, desde entonces no había ido.
- ¿Conoces la carretera?
- ¿Carretera? No, ni recuerdo que había una en estos sectores.
-Ay una al otro lado del bosque, seria de atravesar y podríamos escapar por la carretera e ir a donde queramos.
-Yo...-Mi voz salió entrecortada, trague saliva- Yo quiero ir a donde tus vayas, no me importa el riesgo que tendré que correr con tal de estar contigo.
- ¿Estas seguras de esto, Adara? Nunca había pensado en mi opinión solamente en la de los demás, pero quería estar junto a Sebastián, no quería quedarme sola y sin su amor, sin nada de su ser. Asentí mi cabeza como respuesta y vi como una dulce sonrisa se dibujaba en el rostro de Sebastián y seguido a esto me abrazo y devolví el abrazo, quería llorar, pero no era el momento, ahora no.
- ¿Estas listas para emprender una aventura juntos? UN nuevo inicio para los dos.
-Lo estoy ¿Y tú estás listo para escapar juntos?
-Si es contigo, sí.
Los dos nos dirigimos a mi ventana y la abrimos. El primero en saltar fue Sebastián y antes de que yo lo hiciera igual me recordé de mamá, se quedaría sola y sin saber de mí, eso hizo que lagrimas salieran de mi rostro, pero rápidamente las seque con ambas manos, ya no había vuelta atrás y antes de arrepentirme nuevamente salte de la ventana y tomando de la mano a Sebastián corrimos hacia el bosque.
La briza del viento chocaba en mi rostro, los dos corríamos en la pradera libremente sin miedo alguno, bueno eso pensaba yo. Cuando llegamos a la entrada del bosque tomé con fuerza la mano de Sebastián y tuve el valor de entrar, lo único que se escuchaba eran nuestros pasos y más que algún pájaro. La poca luz del sol que entraba alumbraba mucho y más cuando llegamos al corazón del bosque, la escena de aquella noche se recreó en mi mente, el cuerpo de vida de aquella misteriosa chica empapada en un charco de sangre. Sacudí mi cabeza para olvidar aquello, pero fue casi que imposible, abrase a Sebastián y este acaricio mi cabeza lo cual me dio tranquilidad. Seguimos caminando, nunca había estado tan adentro del bosque y sentía que este no tendría fin.
-Estamos cerca de la carretera, faltan unos cuantos pasos y salimos del bosque.
-Que bien, ya me estaba empezando a preocupar.
Caminamos un poco más en silencio y empezó a escuchar ruidos de automóviles, ya estábamos realmente cerca y yo ya no podía dar marcha atrás, ya no había salida de esto. La luz era cada vez más y más fuerte y a unos pocos pasos vi el fin del bosque, realmente ya aviamos llegado al final, mi corazón palpitaba rápidamente y cuando finalmente estuvimos fuera de este abracé fuertemente a Sebastián, lagrimas brotaban de mi rostro ¿Realmente habíamos logrado esto? Los carros pasaban con gran velocidad al lado nuestro, el viento en la carretera era más fuerte que en el bosque.
-Caminemos por la orilla no sea que pase un accidente, no quiero que te pase nada.
-De acuerdo.
Los postes de luz iluminaban nuestro camino y a los lejos podía ver luces de casas, había grandes edificios, era una ciudad. Empezamos a caminar más rápido, pero a los lejos escuchamos un sonido, me voltee para ver y luces rojas y azules se acercaban más a nosotros, unos carros se detuvieron a la par nuestra y dos señores salieron del coche y junto a ellos mamá. Sabía lo que pasaría, tome más fuerte la mano de Sebastián y me eche a correr. Sentía la adrenalina y el miedo por mis venas, mi corazón latía muy rápido, pero quería escapar, irme lejos. Subimos una colina y esperamos a que se fueran. Mire a Sebastián, pero este ya me observaba, pero su expresión me dijo todo, teníamos que charlar.
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El fantasma que me amo
Roman d'amourSer valiente significa no esconder lo que uno siente. Adara lo hizo a pesar de las adversidades que la separaban de su amor no correspondido. Ella acaba de llegar a su nuevo hogar en donde no es realmente feliz, donde desde el primer día empezara...