Capítulo 4

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Te congelaste al oír esa voz tan conocida, tensando toda tu espalda al instante. Giraste tu cabeza lentamente con dirección a la puerta con los ojos bien abiertos; Isagi estaba allí parado con la boca abierta, mirándote de arriba a abajo confundido.

Reaccionaste cuando él detuvo sus ojos en tus pechos.

—¡¿Qué..?!—Cuestionaste al cubrirte con tus manos, sonrojándote rápidamente. Isagi al oír tu voz se cubrió el rostro con sus manos y salió volando del cuarto, gritando mil disculpas antes de cerrar la puerta a sus espaldas. 

Estabas congelada, y ni bien pudiste procesar lo ocurrido, tomaste tu camiseta que estaba encima del colchón y te la colocaste como si fueses Flash. Corriste hasta la puerta y al abrirla te sonrojaste peor todavía al ver a Yoichi con la espalda apoyada contra la pared, cubriéndose su roja cara. 

—¡Entra de una vez!—Ordenaste con una voz chillona al tomarlo de su muñeca, atrayéndolo hasta dentro del cuarto antes de cerrar la puerta a tus espaldas. 

—¡Lo siento, lo siento!—Repetía Isagi sin dejar de mirar al piso.—No quería ver... no era mi intención verte cambiándote...—Murmuró avergonzado. 

Sin embargo, tú no podías ni abrir la boca. No sabías qué mierda decirle.

"Ay, sí, perdón, tampoco era mi idea que me atraparas siendo algo que no debías saber. Por cierto, ¡soy una chica!" ¡Por supuesto que no! pero por lo menos no eras la única que estaba de esa forma; parecía que Isagi también estaba sin palabras, pero dejaba un silencio que daba a entender que quería preguntar acerca de... bueno, todo. 

Frunciste el ceño y colocaste tu antebrazo contra su cuello, empujándolo con fuerza contra la pared para acorralarlo allí mismo. Él estaba confundido por tu actitud, pero de alguna forma su rostro dejó ver un pequeño rubor que lo hacía ver algo más adorable de lo que ya era. 

—Escúchame bien, Yoichi—Dijiste entre dientes, tomándolo por sorpresa cuando dijiste su nombre por primera vez. 

Y sí, también se sonrojó peor.

—S-sí...—Balbuceó atontado luego de haber tragado saliva forzosamente, moviendo su manzana de adán. 

—Ni una palabra, ¿entendido?—Exigiste mientras entrecerrabas tus ojos y lo mirabas fijo. Isagi asintió.—Me entero de que hablaste una sola palabra de mí, y estás muerto, ¿me oíste?—Amenazaste con la voz más dura que te salió, enarcando una ceja cuando notaste que él te miraba sin decir nada, como si estuviese en otro mundo.—Isagi—Lo llamaste. 

—¿Sí?—Murmuró con una voz dulce, algo empalagosa, como las que ponen los idiotas que coquetean entre sí y dejan esa tensión que te ahoga. 

—Dímelo—Exigiste. 

—¿Qué cosa? 

—Prométeme que no dirás nada. 

 —Lo prometo pero...—Murmuró. Levantaste una ceja.

—¿Pero qué?

—¿Eres chica?—Preguntó incrédulo. Lo soltaste lentamente, frunciendo el ceño y negando de manera leve la cabeza mientras ponías ambas palmas hacia arriba. "¿No es obvio ahora?", decía tu lenguaje corporal. 

Isagi se llevó una mano al cuello y se lo masajeó suavemente, dando un par de pasos lejos de la pared. Arrugó el ceño y cerró sus ojos, para después negar muchas veces con la cabeza.

—Espera, espera—Decía.—¿Qué hace una chica aquí? ¿cómo entraste? ¿siquiera lo hiciste legalmente o algo?—Preguntó rápidamente. Él se quedó en silencio unos segundos sin dejar de mirarte, relamiéndose los labios un par de veces antes de preguntar: 
—¿Tu nombre no es Haruki, o sí?—Te le quedaste viendo sin expresión, haciendo que él se ponga nervioso.—Digo, es nombre de varón...

A Escondidas || Yoichi IsagiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora