Capítulo 3

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El pelinegro sintió como su mundo cayó a sus pies cuando perdió aquel partido que lo llevaría a la nacional. Si tan solo no hubiese hecho ese pase a su compañero, estaría jugando contra otros equipos mucho mejores para alcanzar la meta. 

Pero no sucedió. 

Y como si fuese una oportunidad caída del cielo, una carta le llegó a su hogar luego de esa gran derrota; la invitación para participar en un proyecto que crearía al mejor delantero del mundo, Blue Lock. 

Aceptó sin dudarlo. 

—¿No sabes leer?—Le preguntó aquel chico que le había parecido interesante al llegar al "Japan Football Union". Había hablado sin pensarlo dos veces; lo vió, lo analizó, y le pareció que sería alguien agradable, por lo que decidió preguntar la cosa más estúpida que se le ocurrió a su cerebro. 

Se presentó ante el chico de cabellos (c/c), y él solo asintió con la cabeza, estando totalmente desinteresado en él, cosa que le pareció algo desilusionador. No obstante, ese sentimiento se le fue de la cabeza cuando la persona que antes lo había derrotado en el partido que lo llevaría a la nacional lo reconoció en el camino, Kira. 

El resto ya lo conocen; el discurso aterrador de Ego. El primer juego que sacó a Kira del proyecto... y ahora, la confesión que se le había escapado de los labios por estar con la cabeza entre las nubes. 

—Eres bastante atractivo—Eso fue lo que confesó sin pelos en la lengua, dándose cuenta de lo que había soltado cuando te vio ahogándote con el agua que bebías, sonrojándote a tal punto en que podrías compararte con un tomate maduro. 

Y luego de unos minutos más tratando de arreglar ese error, también se ruborizó al ver lo fuerte que eras, reconociendo ese sentimiento como "admiración" y "respeto" hacia ti. 

—Sí, bueno, la próxima que necesites ayuda, grítales a tus lindos compañeros—Fue lo que dijiste antes de darte la vuelta y caminar hasta la salida del gimnasio, abandonando por completo el lugar, y dejando embobado al pelinegro que seguía con la mirada pegada en la puerta automática que había estado cerrada desde saliste del gimnasio. 

—¿Qué tanto miras?—Le preguntó Bachira a Isagi, agachándose para hacer que su cabeza sea lo único que pueda ver. 

—N-nada—Respondió Yoichi, levantándose de su lugar para intentar ir hacia otro lado, pero el de cabellos amarillos no dejaba de seguirlo por todos lados con una sonrisa y una mirada curiosa.

—¿Puedo preguntarte algo?—Cuestionó Bachira cuando el pelinegro al fin se quedó quieto en un solo lugar, subiéndose a una de las caminadoras eléctricas para comenzar a correr con intensidad. Su contrario meneó levemente su cabeza, indicándole que siga.—¿Eres gay o algo?

Por supuesto que Isagi se quedó tan sorprendido con la repentina pregunta que se tropezó con su propio pie, cayendo y dejando que la cinta de la máquina lo arrastre para atrás rápidamente. 

—¿Qué?—Balbuceó el pelinegro en el suelo, levantándose un poco para mirarlo con una ceja levantada. 

—Nada, nada—Respondió Bachira con una sonrisa, meneando sus manos de lado a lado para restarle importancia al tema—, estaba bromeando—Agregó.—Quería ver cómo reaccionabas—Mintió al carcajear con fuerza, dejando al pobre pelinegro en el piso para irse a jugar un partido de práctica por ahí. 

[...]

 Estaba sentado en la nada, confundido. 

Jadeaba, sintiendo un calor en su pecho que hacía que su respiración sea más forzada y pesada, como si le costara tener que respirar por tener a esa cosa caliente lamiéndole la parte interna de los muslos con lentitud. 

A Escondidas || Yoichi IsagiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora