Abriste la puerta de tu habitación. El dolor de cabeza solo se había intensificado luego de... eso.
—¡Ese maldito y sus putos juegos!—Gruñiste al encerrarte en tu propio cuarto, pateando el botín que estaba cerca tuyo lejos de ti. Tus uñas se clavaban en tus palmas por la fuerza que hacías al cerrar tus puños, pero el ardor y el revoltijo de mierda que tenías en el estómago hacían que el ardor sea como acariciar a un bebé.
Respirabas pesadamente al poner tu mano sobre tu frente, como si eso te ayudara a pensar en algo, o al menos a calmarte.
—Cálmate, mierda—Murmuraste, al mismo tiempo en que tus dedos sostenían el puente de tu nariz y tratabas de relajar tu respiración.
Tomabas aire. Lo mantenías. Soltabas. Y así hasta que el dolor en tu cabeza desapareció.
Abriste los ojos y caminaste hasta tu cama, tus manos en el dobladillo de tu camiseta comenzó a subirla para sacártela de encima y quedar con la ropa interior de siempre junto con esas fajas de mierda que cada día te hartaban más. Estabas más cerca de tirarlas a la mierda que de acostumbrarte a ellas.
Te pusiste ropa más cómoda, sin usar nada más que una camiseta suelta y unos pantaloncillos cortos que te iban un poco más arriba de las rodillas. Sin duda tenías ganas de dormir hasta que se te pase toda esa mierda.
Ahora era problema de la ____ de mañana.
—Estúpido Raichi—Mascullaste entre dientes al acomodarte entre tus sábanas y apagar las luces, tratando de dormir.—Espero que le dé disfunción eréctil o que se le caiga la mierdita que tiene entre las piernas, hijo de puta—Seguías balbuceando, dejando que el sueño te gane para irte a dormir.
[...]
Horas habían pasado desde que cerraste tus ojos. Estabas tranquilamente cubierta con tus acolchados y sábanas, la almohada siendo más esponjosa de lo habitual mientras respirabas con tranquilidad, hasta que tus ojos se entreabrieron al sentir como el colchón de tu cama se hundía y las sábanas se estiraban a tu lado, casi robándotelas
Algo pesado se había subido a tu cama.
«Estúpido gato», pensaste molesta. Ese primer pensamiento como persona medio dormida fue algo que creíste durante unos segundos, hasta que al fin caíste a la realidad; Estás en Blue Lock, lejos de tu casa y de tu gato... y en Blue Lock no hay ningún tipo de animal.
De golpe, abriste los ojos y miraste hacia abajo, logrando diferenciar una oscura figura moviéndose en la oscuridad. Rápidamente te sentaste en tu lugar y estiraste tu brazo hacia la mesita de luz al lado de tu cama para encender la pequeña lámpara de noche sin quitar la vista de la figura extraña.
—¿¡Isagi?!—Gritaste con una voz levemente ronca y suave, ya que recién te estabas levantando.
La luz vaga y cálida de la lamparita apenas e iluminaba al nombrado que te miró con inocencia, sus ojos entrecerrados y algo cansados mientras que un rubor se esparcía por sus mejillas y nariz, casi alcanzando la punta de sus orejas y su nuca. Tardaste unos segundos antes de destacar que tenía una botella en la mano, y su cara tenía la pinta de que apenas podía mantenerse de pie.
—¿Qué estás..?
Su mano rápidamente fue a parar a tu boca al mismo tiempo en que te empujaba hacia atrás y te forzaba a que te vuelvas a acostar. Te quiso callar completamente, lo cual no fue muy inteligente de su parte si su intención era ser silencioso, ya que soltó la botella que tenía en su otra mano y la dejó caer al suelo, haciendo un fuerte ruido que fue ignorado por él.
—No hagas ruido—Ordenó Isagi, y algo en su tono de voz hizo que te estremecieras bajo su toque. Quizá fue porque ya no era un gentil y suave tono como siempre; era duro, como si estuviese enojado. Tus ojos se abrieron como platos al sentir que él se subía a horcajadas encima tuyo y te sujetaba una de tus muñecas a un lado de tu cabeza.—Ahora yo voy a estar al mando, ¿entiendes?—Murmuró entre dientes, frunciendo el ceño.
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A Escondidas || Yoichi Isagi
Romance____ Ego, una buena delantera con potencial, es invitada por Jinpachi Ego a Blue Lock. Ahora, el problema es que ella es una chica... entrando a un proyecto donde doscientos noventa y nueve chicos participan. Si quiere cumplir el sueño de ser la me...