9: Questa è la nostra unica distorsione

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Los años pasaron, 16 aproximadamente, y aquellos bebés que se encontraban en peligro a penas nacer, habían crecido para convertirse en dignos portadores del apellido Addams.

— Mamá, estoy hablando enserio, no es necesario que estés tan pendiente de todo lo que hago — Dijo aquel chico de hermosos ojos azules y característico cabello negro, con un singular semblante tan similar al de la pelinegra, alto, con porte serio, y su ropa de color negro, mientras que su forma de expresarse era incompatible con su apariencia.

— Angelo, eres demaciado imperativo, desordenado y desinteresado en las personas, solo me preocupa que no puedas hacer amigos en el colegio — Dice aquella hermosa mujer, de cabellera rubia, y un vestido rosa melocotón ajustado perfectamente a su esbelto y delineado cuerpo, con su cabello muy largo y una expresión materna dedicada a su alocado cachorro.

— Te estoy diciendo que estoy bien, Steven y Kail están conmigo, no necesito más amigos — El joven se cruza de brazos dejando ver un puchero en aquel rostro pálido, mientras se sienta en aquel sofá del recibidor.

— Ya sabes que tus tías Yoko y Divina no vendrán de visita siempre, tienes que encontrar más amigos a parte de tus primos — Sentenció la rubia, caminando hacia la cocina y desapareciendo a través de la puerta de está.

*Suspiro*

— Te estoy diciendo que no necesito amigos Mamá — Susurro para si mismo el pelinegro, levantándose del sofá para subir por aquellas escaleras de Mármol hacía el segundo piso.

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— ¿Crees que debería optar por cambiar de fórmula para resolver esta ecuación? — Pregunto un chico, similar al anterior, a diferencia de que esté, mantenía su rostro estoico, con voz serena y expresión fría.

— Quizás si cambias el orden de los factores puedas emplear correctamente está fórmula — dijo Selena, vaya que había cambiado, seguía siendo tan indiferente como lo era de niña, pero su gusto por las cosas coloridas junto a su rostro inexpresivo no habían cambiado nada, con su cabello un poco más largo que como lo tuvo su madre de joven, con mechones oscuros en las puntas de estos.

— O también podrías verlo desde otra perspectiva, si elevas está suma al cúbico, serás capaz de utilizar la fórmula y resolver el problema de manera más eficiente — Añadió la pelinegra, sentada en su escritorio mientras escribía, conversando con sus hijos sin siquiera mirarlos, concentrada en lo que hacía.

Los más jóvenes habían ido al estudio de su madre, normalmente para ayudarse con las asignaciones del colegio y la universidad, Angelo y León estaban en la preparatoria, cursando años superiores, mientras que Selena se encontraba en sus pequeños días de vacaciones de la universidad, quien había insistido en asistir a la misma en la que se conocieron sus madres, Nevermore.

La puerta de la habitación se abre, dejando divisar al joven gemelo Angelo, con su rostro abatido y caminando mientras arrastraba los pies, de alguna forma decepcionado y liberando un peculiar olor a preocupación. Los presentes lo miraron, los jóvenes realizaban una copia exacta de la indiferente expresión de Merlina, mientras observaron al chico sentarse junto a ella, y apoyar su cabeza en el hombro de la mayor.

— ¿Ocurre algo? — Pregunto la mayor, haciendo a un lado su computadora portátil para acariciar suavemente el oscuro cabello del joven.

— Mamá dijo que si no me esfuerzo más no podré hacer amigos — Expreso el chico, frotando su frente contra el pecho de la pelinegra, mientras que los otros dos se acercaron hacia donde estos estaban.

— No veo porque es importante el tener amigos, después de todo León y yo no tenemos y somos felices — Expreso Selena, cuya acotación León confirma con la cabeza, prosiguiendo con sus deberes.

Garras 🖤 Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora