Encuentro 🕯

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Corría con gran desesperación por las oscuras y solitarias calles de esa sombría ciudad sintiendo cómo el corazón le latía alocadamente, al punto de querer reventarle.

Sus perseguidores estaban demasiado cerca, al punto de casi capturarlo. Las lágrimas humedecían su rostro debido a la intensa desesperación que lo invadía por dentro.

Kawaki miraba con desesperante necesidad a todas partes intentando encontrar algún sitio donde poder ocultarse de sus perseguidores. Pero para su pesar no había nada similar.

Sin embargo la suerte estuvo de su parte, ya que justo cuando pasaba por el frente de un edificio la puerta se abría y salía un hombre de rubios cabellos y celeste mirada.

De la desesperación, el joven de cabellos bicolor se le arrojó a los brazos suplicándole ayuda. Temblaba como una hoja. Al hombre le bastó mirarlo para saber que escapaba de alguien.

Frunciendo el ceño miró a todas partes, pero no vio nada ni a nadie. Sin embargo la desesperación del joven era cada vez mayor.

-¡Por dios! ¡Ayúdeme! ¡Me atraparán otra vez!
- Ven conmigo - el rubio lo llevó a su limusina donde kawaki pudo ver que no bien entraba, sus perseguidores aparecían.

Detuvieron al rubio quien los observó entre sorprendido y molesto, ya que los recién llegados no se inmutaron de su presencia.

-Oye ¿viste a un joven cuyos cabellos son bicolor?
- Acabo de salir de una reunión, como verás no hay nadie.

La joven rubia que lo indagaba frunció el ceño endureciendo la mirada. Su cuerpo era esbelto, de grandes pechos, estrechas caderas y cintura ancha.

Vestía un ajustado vestido negro que apenas le cubría sus nalgas. Unas botas negras tacos altos. Sus uñas estaban pintadas de amarillo, sus rubios cabellos pasaban su cintura.

- Pagarás bien caro las consecuencias por mentir ¿eres consciente de ello? - la altanería de ella indignó al rubio.

- Eres una pesada, vete y procura no volver a molestarme o quien lo lamentará serás tú.

- Es indispensable que vea el interior de tu limusina hombre rico. Así que apartate.

Pero al querer acercarse, él la sujetó de la muñeca izquierda tan fuerte que sintió sus huesos crujir.

-¡Oye! ¡Sueltame! ¡Me haces daño!
- Te lo advertí maldita arrastrada, no acepto a las regaladas enfermas como tú - diciendo aquello la empujó lejos suyo soltándola con asco.

Un hombre apareció de medio de la oscuridad como si de un fantasma se tratase. Tenía los cabellos blancos, vestía un traje negro, camisa blanca y capa negra. Su voz sonó en medio de la noche.

-¿Qué sucede Delta? ¿Algún problema?
- ¡Koji! ¡Este tipo oculta a nuestra propiedad!

- Cuida tus palabras arrastrada - dijo el rubio.
- Se llama Delta y aunque sea algo alocada no es para que la trate así señor....
- Uzumaki

Tanto Delta como Koji abrieron enormemente sus ojos al oír aquello.
-¿Uzumaki? ¿El dueño de la famosa empresa Rasengan? ¿Eres ese Uzumaki? - dijo Delta

- El mismo, ahora si me disculpan es tarde. No molesten.
- Buscamos a un joven que se nos escapó. Es en extremo peligroso para todos - dijo Koji.
- Como verán no tengo idea de qué hablan.

Diciendo aquello Naruto subió a su limusina y se alejó del lugar, dejando a Delta y a Koji disgustados.

- Tsk, ese sujeto lo ocultó. Maldita sea - dijo Delta frustrada
- Tranquila, hablaré con Jigen al respecto.

El peliblanco sacó su celular y marcó un número. Luego de esperar unos momentos dijo:

- Jigen, soy Koji. Tenemos un problema.

En el interior de la limusina, Kawaki no paraba de temblar sintiendo mucho dolor.

Naruto lo contemplaba con detenimiento en busca de algún indicio para saber más sobre ese misterioso joven.

Tenía la ropa algo rotas, los moratones en su piel se podían notar a leguas. Sus muñecas tenían marcas de haber estado encadenado, y la forma en que el joven movía las piernas le dió al rubio señales de haber sido abusado sexualmente.

- ¿Dónde me...me lleva? - el joven no se animaba a mirarlo a los ojos

- A mi casa - ante eso, Naruto vio cómo temblaba con mayor intensidad el joven - Tranquilo muchacho, no te haré daño. Dime ¿cómo te llamas?

- Kawaki ¿y tú?
-Naruto. Calmate muchacho. No te lastimaré ni permitiré que vuelvan a hacerlo quienes te perseguían.
-¿Por qué?
- Pediste mi ayuda Kawaki ¿cómo negartela entonces?

Kawaki no podía dejar de temblar pero se atrevió a mirarlo a los ojos. La celeste mirada de ese hombre lo fue relajando, sin saber muy bien por qué. La limusina siguió alejandose de aquel lugar.

Naruto Y KawakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora