Amor Mío I 🍁

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Había llegado a ese club nocturno con invitación de su amigo Code, quien le había recomendado ese lugar sabiendo que quedaría complacido con los servicios que ese club brinda.

Kawaki llegó en su auto pero no se movió, suspiró hondo sin poder creer cómo fue que se dejó convencer por su insistente amigo.

— Hazme caso Kawaki, ese club tiene lo que tanto andas buscando.

Kawaki miró a Code elevando una de sus cejas a modo de interrogación. El pelirojo sonrió al tiempo que le daba una tarjeta de ese club. Era una dorada vip.

— Anda, toma. No te arrepentirás amigo.
— ¿Por qué estás tan seguro Code?
— Porque te conozco lo suficiente como para saber cuáles son tus gustos.

Ambos jovenes tenían 19 años de edad, y los dos habían heredado la fortuna de sus adinerados y aristocráticos padres siendo hijos únicos.

Se llevaban muy bien ya que eran amigos de la infancia. Mientras que Code era hetero, Kawaki era gay.

Ahora, tres días después, Kawaki estaba estacionado frente al club nocturno cuya fachada cautivaba su atención. No obstante no se animaba a entrar, respiró profundo.

Su celular sonó en esos momentos sobresaltándolo. Al ver quién era resopló.

— Hola Code ¿qué se te ofrece?
— ¿Fuiste al club?
— Estoy fuera en estos momemtos. No se si vale la pena entrar.

— Vamos Kawaki, todo estará más que bien. Hay alguien que en verdad te cautivará. Creeme.
— Code no estoy tan desesperado, por dios amigo.

— No dije eso Kawaki. Pero sé que desde la muerte de tus padres, estuviste buscando el amor verdadero.

—¿Y crees que lo encontraré en un club nocturno, donde los hombres de diversas edades se ofrecen por dinero?

— Si, exactamente es así como lo planteas.
— Estás loco Code.
— Te dije que te conozco bien.

— ¿Alguna pista sobre mi futuro amor de mi vida?
— Es rubio, de ojos celestes, piel blanca y aunque podría ser tu padre es un perfecto adonis.

Kawaki quedó en una pieza. En verdad no daba crédito a lo que Code le estaba diciendo. La curiosidad empezaba a minarlo.

— Te dejé mudo, y eso que aún no lo viste Kawaki. Cuando lo veas hablame ¿de acuerdo?
— De acuerdo amigo.

Tras colgar, Kawaki sonrió moviendo la cabeza de un lado a otro. En verdad Code lo conocía demasiado bien para su gusto. Tras guardar el celular bajó del auto, entregó la llave al mozo de afuera y entró al lugar luego de mostrar su tarjeta dorada vip.

Fue tratado como un rey con tan solo mostrar la tarjeta que Code le había regalado. Se sentó en el sector vip, en una de las mesas alejadas de la vista pública y con una excelente vista al escenario.

Las luces se apagaron, la música dió inicio y luces de diversos colores se encendieron para iluminar el escenario. El humo tapó la escena y un hombre cuyo aspecto físico concordaba con la descripción que le había dado Code, aparecía en el centro de la escena.

Estaba semidesnudo, Kawaki lo observó con excesivo detenimiento. El cuerpo del rubio era perfecto, mucho mejor que el de varios jovencitos. Sus sensuales movimientos estaban coordinados con la música danzando con intenso sentimiento.

Todos sus movimientos eran una invitación al amor y al sexo. Kawaki sintió cómo su miembro empezaba a endurecerse, respirando entrecortado se sacó su campera y se desprendió los dos primeros botones de su camisa.

— Maldito Code, en verdad me conoces bastante bien.

Cuando acabó la música y la danza, el rubio se detuvo con gran sensualidad respirando entrecortado. Kawaki se sorprendió a si mismo aplaudiendolo de pie y eufóricamente. Los demás también lo aplaudían, pero no de la forma en que él lo hacía.

Ese hombre era hermoso, pero la juventud se le había  evaporado según la mentalidad de muchos de los allí presente. En cambio, a ojos de Kawaki él era perfecto. Uno de los mozos le dijo que se llamaba Naruto.

— Lo quiero conmigo — le dijo Kawaki al mozo, quien se alejó.

Kawaki llamó a Code tal como se lo pidió. A medida que iba contándole lo que sintió al verlo, Code sonreía complacido.

— ¿Ves? Te lo dije Kawaki. Es tu tipo. Apuesto a que no quieres que nadie lo toque ni lo vuelva a ver desnudo. Con excepción de tí, por supuesto.

— Así es, todo lo que dices, dijiste y más. Muchisimo más ¿Qué debo hacer para llevarmelo conmigo a casa para siempre?

— Esa tarjeta que te dí, te da beneficios exclusivos como ser comprar a esos donceles.
— Genial.

— Habla con el gerente Jigen, dile que vas de mi parte y todo estará bien.
— Gracias Code.
— De nada amigo.

Tras colgar, Kawaki se incorporó y se dirigió a la barra donde preguntó por Jigen mostrando la tarjeta dorada vip.

— Me envía Code
— Si señor, espere un momento por favor.

Luego de unos minutos Jigen aparecía llevando a Kawaki a su oficina, para hablar de negocios. Allí le expuso su deseo de comprar a Naruto. Jigen no ocultó su sorpresa debido a que imaginaba que estaría interesado en alguien más jóven, de su misma edad.

— Tengo otros donceles mejores para alguien como usted Kawaki.
— No me interesa nadie más que Naruto ¿Hacemos el pago?

— Por supuesto pero debo advertirle que Naruto podría ser su padre y por tal razón pasó por muchisimas manos, debido a su gran popularidad.
— No me importa — dijo muy seguro Kawaki.

En verdad el precio fue demasiado alto, pero sentía que Naruto lo valía. Cuando todo estuvo listo, Naruto fue subido al auto de Kawaki atado e inmovilizado. Sus escasas pertenencias habían sido colocadas en el asiento de atrás.

Naruto tenía mucho fría debido a la escasa ropa que llevaba puesta, siendo invierno. Cuando Kawaki salió del club uno de los mozos le entregó la llave del auto diciendole que Naruto ya estaba dentro.

Kawaki subió a su auto, pero le bastó verlo para darse cuenta que ese hermoso rubio estaba congelado. Por tal razón encendió la calefacción.

No le gustaba verlo atado así, pero no lo soltó debido a que temía que se escape. Encendió el auto y se fue a su mansión.

Naruto Y KawakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora