Naruto X Kawaki

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El espectáculo daba inicio con esa estruendosa musica que él tanto detestaba. Kawaki se encontraba en su camerín, mirándose al espejo con asco.

Noche tras noche, debía someterse a los caprichos de los asquerosos clientes que frecuentaban el lugar.

Él, a sus 20 años de edad, ya había experimentado intensos dolores tanto físicos como morales. Vestido con escasas ropas salió de su camerín, subió al escenario y el show dió inicio.

La melosa y odiosa música iba envolviendolo, su cuerpo se dejaba llevar por los acordes. Sus exóticos y sexys movimientos excitaban a los clientes, quienes lo silvaban y vitoreaban.

Las caderas de Kawaki fueron moviendose junto al resto de su cuerpo, con gran sensualidad y erotismo. Poco a poco iba quitándose las escasas ropas que llevaba quedando solo con su eslip.

En verdad el jóven tenía un magestuoso cuerpo, tan deseable que le causaba grandes problemas debido a que Jigen, el dueño del club y de su persona, lo entregaba a los peores pervertidos a cambio de grandes sumas de dinero.

Al acabar su número artístico, los aplausos se sucedieron junto a los vítores. Kawaki salió del escenario mientras el show seguía. Velozmente se sumergió en el interior de su camerín.

Respiraba entrecortado debido a la desesperación. No soportaba más aquello pero ¿qué más podía hacer? Le resultaba imposible escapar siquiera. Se miraba al espejo con una expresión vacía y sin vida. Las lágrimas humedecían su rostro.

Naruto permanecía en su acostumbrado lugar en total silencio y en soledad. Fumaba un cigarro. Nunca se perdía el número artístico de ese chico. Su cuerpo se movía con total sensualidad que siempre lograba fascinarlo.

No se perdía detalle alguno sobre la reacción de los demás clientes. Los más pervertidos desembolsaban sus fortunas con tal de tener a ese tan deseable jóven en sus lechos por una hora.

El rubio acabó su cigarrillo y se colocó de pie, haciendo lo que hasta el momento nunca había hecho. Ir a ver al dueño del local para hablar de negocios.

Jigen contempló asorado a Naruto Uzumaki, uno de los aristócratas pertenecientes a uno de los clanes del más alto prestigio. En verdad no se esperaba que vaya más allá de ser un simple espectador.

La seriedad del Uzumaki no le dejaba lugar a dudas.
-¿Cómo dijo señor Uzumaki? - preguntó Jigen

- Lo que escuchó Jigen, quiero comprar a Kawaki deinitivamente. Pienso llevarmelo de éste lugar si o sí.

- ¿Para siempre?
- Por supuesto
- ¿Qué planea usted hacer con él?
- Eso ya no es de tu incumbencia Jigen. ¿Iniciamos el pago?

Jigen salió de su estupor para llevarlo a su oficina privada donde se hizo el pago por Kawaki, que por cierto Naruto pagó muchisimo.

Pero al rubio no le importaba aquello, debido a que hacía diez años se divorció de su esposa quien se quedó con sus dos hijos. Por más Uzumaki que era, no le fue posible tener la tenencia legal y definitiva de sus hijos.

Sin embargo él y su clan se alejaron definitivamente de los Hyuuga quienes pertenecían, como el noventa por ciento de los clanes aristócratas, al sector más bajo de esa clase social. Solo los clanes Uzumaki, Uchiha y Ootsutsuki eran los privilegiados.

Naruto quedó solo y alejado de sus hijos. Ésto lo hizo alguien frío y duro, su alegría fue guardaba en su interior.

Tenía todo lo que el dinero podía comparar, todos los privilegios que podía disfrutar. Pero por diez años estuvo solo, sin pareja alguna y alejado de la relaciones soiales.

Naruto Y KawakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora