Trastorno Mental 💥

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La habitación estaba iluminada por aquella luz artificial, sus paredes blancas al igual que el techo y el suelo. Una cama con grilletes se situaba en el centro de la habitación, una pequeña ventana situada en una de las paredes con rejas permanecía cerrada. Fuera llovía torrencialmente.

Naruto Uzumaki se encontraba atado, en la cama, de sus muñecas, sus tobillos y su torax. Vestía un abrigado pantalón naranja, una polera naranja y negra, un par de medias naranjas y negras también. Respiraba entrecortado.

Llevaba un mes y medio encerrado en ese psiquiátrico, más en concreto atado a esa cama. Desde que su esposa y su hija murieron en ese accidente de auto, su vida no fue igual. Su mente se quebró en mil pedazos y ya no pudo seguir siendo el mismo.

Cuando servicios sociales se llevaron a su hijo Boruto, de siete años de edad quiso suicidarse debido a la desesperación que sentía. Su hija Hima tenía cinco años cuando murió y ahora le quitaban a su hijito

¿Para qué seguir viviendo entonces? Pensó el rubio y se abrió las venas. Pero fue encontrado por su amigo Sasuke quien llamó a urgencias. Le salvaron la vida, pero lo encerraron en ese psiquiátrico.

Sasuke y su esposa Sakura lograron la tenencia legal de Boruto volviendose sus padres adopitvos, ya que Naruto iba empeorando cada vez más. Su mente se fragmentaba día a día.

Pero esa lluviosa tarde un nuevo y joven psiquiatra había empezado a trabajar en ese lugar. El director del psiquiátrico le encargo al paciente Naruto Uzumaki, debido al gran curriculum del joven en cuestión. Su nombre era Kawaki.

— ¿Uzumaki? ¿Dijo que el paciente se llama Naruto Uzumaki? — preguntó sorprendido Kawaki.
— Si doctor ¿acaso lo conoce?

— Si, fue hace tiempo. Pero no creo que él me recuerde ya — aquello lo dijo Kawaki con cierto dolor.
— Muchacho, en estos momentos el paciente Naruto no recuerda ni cómo se llama. Podrás con él, tienes talento y tus antecedentes lo demuestran
— Gracias por la confianza señor director. Haré mi mejor esfuerzo.

Kawaki fue conducido a la habitación donde se encontraba Naruto.

Cuando entró, lo vió tan deteriorado que tuvo que hacer grandes esfuerzos para no llorar. La enfermera se retiró dejandolo solo con su paciente. Kawaki era siete años menor que Naruto.

En el pasado, el joven de cabellos bicolor lo había amado intensamente. Pero el rubio no quiso corresponderle aquel amor. Cuando Naruto se casó con Hinata, la chica que amaba más que a nadie en este mundo, Kawaki se fue de la ciudad.

Ahora volvía siendo un gran psiquiatra solo para ayudar a su gran amor. El mismo joven no podía creer las vueltas que daba la vida.

En esos momentos, mientras lo observaba en aquella cama atado y perdido, se agolpaban en su mente los recuerdos de ellos dos juntos, amandose locamente en la cama, en el living, junto a la chimenea con el fuego encendido, en la tina, bajo la tibia ducha.

Kawaki sujetó la mano derecha de Naruto con amor, el mismo amor que solía sentir en el pasado. Sus miradas se cruzaron y por un instante la cordura volvió a Naruto al reconocerlo.

— ¿Kawaki? — dijo asombrado y confundido
—¿Naruto? ¿Me recuerdas?
— Si, por supuesto que sí ¿qué haces aquí?

— Vine a ayudarte Naruto.
— Kawaki ellas están...
— Muertas, lo sé mi amor — Kawaki le acariciaba su dorada cabellera — Cuanto lo siento.

— Encima me quitaron a Boruto. No me queda nada.
— No es así, yo estoy contigo y pienso ayudarte.
— kawaki...

La cordura se desvaneció de su mente una vez más, sumergiendolo en la locura total. Kawaki sabía que Naruto seguía ahí, solo que su dolor era demasiado intenso. Tenía una ardua labor por delante en verdad.

Lo besó en la frente con intendo amor al tiempo que le susurraba.
— Tranquilo Naruto, no me iré a ningún lado. Vine a salvarte, te curaré, ya lo verás.

Sus miradas se volvieron a cruzar solo que esta vez el rubio lo desconoció. Pero el amor de Kawaki era percibido por Naruto quien se relajaba dejando de forcejear. El del pelo bicolor no dejaba de acariciarle su dorada cabellera mirandolo a esos hermosos ojos celestes.

— No me importa cuánto me lleve, te salvaré Naruto. Curaré tu mente y volverás a empezar a vivir. Saldrás de aquí para reiniciar tu vida.

Naruto no entendía nada de lo que su doctor le decía, pero solo con él podía sentirse tranquilo, por eso le suplicaba continuamente.

— No te vayas, no me dejes aquí. Ayúdame por favor.
— Shhhh, tranquilo. No estás solo. Yo estoy contigo y no pienso irme a ninguna parte.
— Gracias, muchas gracias.

Continuamente Kawaki lo besaba en la frente, en la mejilla, en los labios. Lo acariciaba y le sonreía. Le hubo quitado las amarras que sujetaban su torax considerandolo excesivo.

Además colocaba música tranquila en esa habitación que la había re decorado teniendo en cuenta la necesidad del paciente. Hasta le solicitó al director una enfermera más noble y risueña.

— Se que Naruto puede curarse, su mente no fue desintegrada aún.
— Si tu lo dices muchacho te creo.
— Gracias director.

Así Kawaki se instaló en esa habitación para no separarse de su amado Naruto un solo instante.

Solos en la habitación, miraban la lluvia caer por la ventana. A pesar del intenso frío que hacía, la habitación estaba calentita debido al aire acondionado caliente que tenía instalado.

Naruto se había dormido en paz sintiendo la relajante melodía que lo envolvía, más el continuo sonido de la lluvia de afuera. A eso sumado las amorosas caricias de Kawaki, el rubio pudo descansar.

Por eso cuando la enfermera entró para inyectarle las dosis diarias de los remedios, Naruto no se enteró de nada. En verdad iba progresando, y todo gracias a Kawaki.

FIN

FIN

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Naruto Y KawakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora