La Luna del viudo.

Capítulo 23

—Señorita maestra— uno de los empleados de Dante se acercó a ella no lo conocía muy bien sabía que era nuevo en el rancho.

—Si ¿dígame?— miro al hombre con algo de intriga nunca habían cruzado palabra.

—Señorita ayúdeme mi mujer está enferma y no encuentro al patrón por favor ayúdeme—

pidió el hombre angustiado, se miraba tan desperado que Luna se preocupo.

— Tranquilo claro que lo voy ayudar, déjeme llamo al doctor Ribera esta en la casa grande— dejo lo que estaba haciendo.

El hombre se puso nervio al escucharla

—No señorita maestra, venga usted por favor ya mande a pedir por el doctor, usted acompañeme yo no se que hacer y mi mujer está muy mal se me muere— hablo el hombre con cara de pánico.

Luna lo pensó pero luego asintió y siguió al hombre mayor estaba preocupada por saber que tenía la mujer esperaba poder ser de utilidad.

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—No por favor— Arturo suplicó pido a los cielos qué su hermano estuviera equivocado, pero a su mente solo podía venir los últimos año de vida de su padre los vivió en cama enfermo ningún médico encontraba razones de su enfermedad y eso solo lo hacía dudar de su propia madre.

—Madre no puede ser una asesina— se dijo para si mismo, la muerte de su hermana Esmeralda fue trágica ninguno de ellos era capaz de hablar del tema, recordar el día tragico en el qué su hermana falleció todos creyendo que de una enfermedad mortal, y en realidad era qué alguien las estaba matando poco a poco su madre Gabriela fue capaz de envenenar a su padre y su hermana para deshacerse de ellos y poder tener una oportunidad con Dante.

— Ella envenenó a padre mato a Esmeralda, cuándo ella la descubrió cambiando sus medicinas— continuó hablando Damian.

—Al verse descubierta la mato, la siguió en su automóvil cuándo Esmeralda corria hacia Dante para pedirle ayuda, madre sacó el automóvil de Esmeralda de la carretera haciéndola estrellarse contra ese precipicio —Damian recordaba ese día en que escucho a su madre contarle a su padre lo que le había echó a su amada hija, Arturo Ribera no resistió y murió de un infarto dejándolos huérfanos, en una semana enterraron a su hermana y a su padre juntos.

—Por eso temo por la seguridad de Luna, es idéntica a Esmeralda, Gabriela solo tendrá que sumar dos más dos- Suspiró mirando a su cuñado que estaba perdido en sus pensamientos.

—Y a eso le agregamos que Luna y Dante se aman—Terminó de hablar Damian.

El corazón de Dante se oprimía de dolor no daba crédito su amada esposa había sufrido en las manos de un verdugo qué dormirá comía y vivía en su casa, la rabia y la impotencia se hacía presente apretó sus puños con fuerza enterrando sus uñas en la palma de su mano, de un momento a otro el hombre de casi dos metros estaba de pie rompiendo todo a su paso los hermanos Ribera y Doña Lucía solo podían observa la fiera indomable qué había salido dispuesto hacer justicia por su amada esposa.

-No me quitara a Luna también- Hablo mirando a su amigos de toda la vida.

—Debiste hablar antes Damian no debiste callarte,  tube a la asesina de mi mujer en mi casa comiendo a mi lado— gruñó de molestia.

—Lo sé, pero tenía miedo era solo un jovencito problemático, Gabriela amenazo con meterme a un hospital psiquiátrico, a demás ninguno de ustedes me creería, se qué les cuento esto y tienen sus dudas—Miro a sus hermanos.

Dante no podía negar qué tanto él cómo sus cuñados tenían dudas en el fondo esperaban qué soñó fuera una pesadilla qué nada fuera real, pero sintió angustia en su corazón, la malvada mujer fue capaz de matar por un amor enfermiso tenía miedo no sólo por lo qué él sería capaz al ver a Gabriela, si no también por su Luna ya había perdido a su amada Esmeralda no estaba dispuesto a perder a Luna tanto dolor no lo podría resistir otra ves.

— Necesito proteger a Luna, vamos a buscarla ella merece saber su origen y el peligro qué corre— miro a Doña Lucía.

—Lo siento no puedo callar esto, es momento de qué Luna sepa la verdad de su vida— la mujer mayor solo asintió sabía qué Dante tenía razón ya había callado muchos años y su hija merecía saber la verdad la tristeza atrevezo su corazón tenía miedo de perder a su hija.

Dante pudo leer la expresión de la mujer mayor se acercó a ella sosteniendola de los hombros la miró a los ojos.

—Educo a una hija maravilla llena de bondad y amor para dar, en el corazón de Luna no existe el rencor estoy seguro qué sabrá entenderla y perdonarla— su mirada volvió a sus amigos de toda la vida podía ver el dolor en el rostro de David y Arturo.

—Lo siento hermano no puedo quedarme callado, voy a denunciar a Gabriela quiero que pague por lo qué le hizo a mi Esmeralda—

Los ojos azules de Arturo observaron a su amigo.

– Lo sé, me duele pero ella es culpable y debe pagar por sus crímenes—

— Ahora vamos por Luna debemos decirle la verdad— David salio del despacho su corazón estaba vuelto un lío su único consuela era saber qué la vida le había de vuelto una hermana y a esta si sabría protegerla de la maldad de su propia madre Gabriela.

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El corazón de Dante quería salir del pecho habían buscado a Luna por más de dos horas por todo el rancho pero no la encontraban estaba desesperada no podía perderla no otra ves.

— ¡Búsquenla! Miguel ordena qué todos los empleados la busquen no me importa lo demás dejen todo lo qué están haciendo y solo encubtrenla—

Grito de impotencia,  Arturo y David se habían ido a su rancho a enfrentar a su madre, después de buscar y no encontrar a la pequeña mujer  en el rancho de Dante tomaron su automóvil rumbo a su casa tenían que asegurarse que su madre no tenía que ver con la desaparición de su hermana Luna.

— ¡Demonios matará a Gabriela con mis propias manos si lastima a mi Luna!— Exclamó con molestia.

Tenía miedo de perder nuevamente al amor de su vida una ves más no lo resistiría prefería morir a volver a sufrir por perder a la mujer qué amaba y todo por una obsesión enfermisa de una mujer sin escrúpulos.

Lamento la demora, aquí esta el capítulo lo había publicado por error, pero ya está terminado ahora si.

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