La Luna del viudo.

Capítulo 10

Lo pensó un buen rato antes de contestar ¿Estaba dispuesta a vivir bajó el mismo techo qué Dante Montenegro? Se preguntó y la respuesta fue la misma no estaba preparada para semejante cosa pero ver los rostros preocupados de los dos hombres más imponentes qué jamás haya conocido la hicieron tomar la decisión qué era correcta después de todo ellos solo querían protegerla y aparte le aterraba la idea de qué aquel hombre apareciera frente a ella, todavía no podía sacar de su cabeza los momentos de terror qué vivió y mucho menos la repulsión qué siento todo su ser por dicho hombre.

—Está bien por el momento mi madre y yo viviremos en la casa grande— hablo al fin mirando sus manos no sabia el porque sentía qué estaba firmando un compromiso de por vida solo será por unos días mientras encuentran a Jorge no será para siempre se repetía una y otra vez.

—Lo haré porque no quiero causarles más problemas a ningún de los dos a parte creó qué el señor Dante tiene razón mi madre pasa sola todo el día y por una parte estaré más tranquila sabiendo qué ella está segura— prosiguió hablando sin levantar la vista de sus manos podía sentir la respiración de Dante muy cerca de ella y eso la ponía muy nerviosa.

—Es la mejor decisión mi Sol— contesto Arturo más tranquilo.

—Si la mejor y lo más inteligente— comentó Dante sonriendo contento de a verse salido con la suya al final le había servido todo el mal rato ahora sabia muy bien de qué manera lograr qué la pequeña fiera hiciera lo qué él quisiera por el momento le tranquilizaba el saber qué la tendría cerca no solo para protegerla de Jorge si no también para mantenerla alejada de cualquier hombre qué quisiese quitarle a su pequeño conejo de ojos verdes.

—Ahora ven aquí bonita te quiero presentar a mis hermanos— comento Arturo empujando a Dante para poder tomar de nuevo a Luna entre sus brazos, David y Damián solo habían estado observando la escena sorprendidos de cómo su cuñado actuaba al tratarse de la pequeña mujer con el rostro de su difunta hermana.
Luna había mantenido todo el tiempo la mirada en sus manos agradeció al cielo la intervención de Arturo puesto qué la cercanía de Dante solo la ponía más nerviosa no sabia qué tenía ese hombre qué alteraba todo sus sentidos y despertaba cosas en ella qué no sabía cómo interpretar ya qué nunca las había sentido antes al levantar la mirada  se encontró con dos hombres qué ya había visto el día anterior uno era él doctor qué había cuidado de ella y él otro también cuidó de ella aunque en ese momento no sabía el porque sentía tanta tranquilidad al verlos ahora lo entendía eran hermanos de Arturo por alguna razón le transmitían la misma paz y confianza qué su hermano mayor les sonrió lo más cálida qué puedo los dos hombres eran una belleza guapísimos no tenían nada qué envidiarle a Dante y Arturo les sonrió dulcemente para recibir la misma calidez qué le daba  el mayor de los Rivera.

—vaya en esté pueblo si qué sedan los hombres hermosos— dijo sin pensarlo si quiera sorprendiéndose ella misma y  a los de más presentes.

—Lo siento pero es qué de verdad Arturo es muy guapo y ahora qué los conozco a ustedes pues wow— dijo sonriéndole cálidamente.

Los hermanos Rivera lo tomaron a broma pero Dante no estaba para nada feliz de los comentarios tan descarado de la pequeña mujer esa era otra faceta de Luna qué está descubriendo aunque esta no le gustaba nada ¿por qué demonios tiene qué halagar a esos idiotas? Se preguntó molesto.

—Muchas Gracias tenía muchas ganas de conocerte— dijo David acercándose y dejándole un par de besos en la mejillas.

—Soy David— se presentó sonriéndole con cariño, Luna le sonrió contenta aunque un tanto nerviosa y no por  él precisamente si no por el hombre tras sus espalda no sabia en qué momento Dante había llegado tras ella pero ese aroma tan delicioso a colonia de hombre mezclado con su propio aroma tan masculino,  aparte  el aura tan pensada de él la tenían al punto del colapso nervioso condenado hombre como es capaz de causarme estos sentimientos pensaba ella un tanto intranquila se obligó a reaccionar rápido.