capítulo 1

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Una nueva vida comienza pensaba Luna gracias a Dios y al padre Jesús pudo conseguir el empleó, ya le urgía tenia casi tres meses sin trabajo el poco dinero qué tenía ahorrado se estaba terminando pero su Ángel de la guarda como ella llamaba al padre Jesús la vino a salvar con siguiéndole una oportunidad para ser la maestra del pueblito donde él dirigía la parroquia.

El padrecito era el único contacto qué su madre tenía de su pueblo natal sabía qué ellos se querían mucho. Ahora se encontraba viajando rumbo a San Sebastián un pueblito ganadero en el Norte del país, ella nunca lo había visitado pero su madre le contaba lo hermoso qué era. Se sentía un poco inquieta los nervios la carcomían algo le decía qué su vida cambiaria radicalmente el problema es qué no sabía a ciencia cierta si era para bien o para mal.

-Hija llegamos- su mamá doña Lucia la sacaba de sus pensamientos

- ¡wow es muy bonito! estilo colonial Me gusta- le sonrió a su madre feliz pago al taxista y se dirigieron ala capilla del pueblito donde el padre Jesús las esperaba feliz

El padre Jesús al ver entrar a las dos mujeres salió feliz a toparlas el problema fue cuándo se fijó bien en Luna el Alma se le fue del cuerpo. No podía creer lo qué sus ojos miraban pero si es ella pensó.

-padre Jesús- saludó doña Lucia muy feliz de ver al padrecito

-pero ¿qué tiene padre está más blanco qué un papel?- La señora Lucia se preocupó al ver al padre blanco, blanco viendo a su hija Luna como si fuera un fantasma.

-¿padre Jesús está bien?- pregunto Luna un poco contrariada al ver la reacción del padre al verla

- pareciera qué vio un fantasma- sonrió para tratar de tranquilizar al hombre mayor

-Si  hijas,  no se preocupen seguro es por el calor del verano ya saben la edad- por fin pudo hablar la impresión qué se llevó al ver a Luna fue muy grande el parecido qué tiene con ella. Dios pero qué coincidencia más magistral el lío qué se va armar pensó el padrecito sonriendo alas mujeres

-pero vengan hijas pasen vamos a mi casa a tomar algo para calmar el calor después mandaré a llamar al dueño del rancho donde se van a quedar para qué venga por ustedes- Dios mío cuándo el señor Dante la vea pensó el padrecito

Luna miraba como el padre y su madre se secreteaban. frunció él entrecejo ese par algo le ocultaban, y ella lo iba averiguar como qué me llamó Luna pensó. Tenían más de tres horas de a ver llegado el padrecito ya había mandado por el dueño del rancho él señor Montenegro. El padre le contó qué era viudo y qué desde qué su esposa falleció él se encero en su rancho y pocas veces sale de el.

-padrecito, padrecito- un joven entró a la casa del padre.

-con su permiso padrecito mi patrón manda excusas él no pudo venir pero me mando a mi por la señorita maestra- el muchacho sonrió buscando ver a la maestra qué estaba de espaldas a él.

Luna giró y le sonrió al joven qué en cuanto la vio cambio de color al igual qué el padre Jesús. El pobre muchacho parecía qué se desmayaría.

-Hola- saludo él pobre joven retrocedió aterrorizado.

-¡Dios mío un muerto!- gritó el muchacho ¿qué? se preguntó Luna frunciendo el ceño.

-hijo cálmate aquí no hay ningún muerto ella son la maestra y su señora madre- el padre se le acercó al joven para tranquilizarlo.

-pero padrecito ¿es qué no la ve?-

Luna frunció el entrecejo la gente de este pueblo no está bien de la cabeza no entendía porqué todo mundo cele quedaba viendo como si fuera un Alma errante.

La Luna del viudo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora