Capítulo I

486 13 0
                                    


______(tn) se sentía como ¡un verdadero regalo de Navidad! o tal vez una golosina deliciosa aguardando el momento de ser devorada por los caballeros hambrientos que se movían allá abajo como un puñado de perros rabiosos y hambrientos. Todos sin excepción, se habían satisfecho con vino, cerveza y comida. Ahora parecían ansiosos por recibir un premio especial.

Hasta se podría pensar que las fiestas de fin de año ya habían llegado, por la manera en que se servía la comida y la bebida aquí en la corte del rey Leeteuk.

La cena le causaba tal aversión que ______(tn) no consiguió controlar la expresión nauseada de su rostro. Sin embargo al percibir la aproximación de su criada, inmediatamente se dio vuelta de espalda. No quería ser vista así vulnerable e impotente, cuando siempre había sabido enfrentar cualquier situación. Pero Edith habiéndola cargado en sus brazos desde que había nacido y habiéndola acompañado a lo largo de la vida podía reconocer el estado de ánimo que la dominaba a distancia.

— ¿Qué pasa mi lady? — la mujer indagó bajito.

— ¿Qué pasa? — ______(tn) sonrió amargamente, su voz normalmente melodiosa vibrando con rabia y desprecio — Me siento el premio de un torneo toda adornada — con un gesto de irritación pasó la mano por el vestido bordado y la capa forrada con piel de armiño — esperando ser entregada al vencedor —

— Mi lady... — Edith susurró en tono afligido implorando cautela.

Impaciente, ______(tn) la cortó en medio de la frase.

— En estos últimos meses desde a muerte de mi padre nuestras tierras sólo han prosperado bajo mi manejo. Pero en vez de recibir una recompensa por mis esfuerzos parece que merezco que se me dé a algún canalla inmundo, loco por mi dinero. Y todo eso sólo porque nuestro rey así lo decidió.

— ¡Mi lady! — la criada protestó atónita.

— No es justo — ______(tn) reclamó por enésima vez.

No importaba cuan bien administraba las propiedades que le habían sido dejadas por su padre, cuantos pretendientes había logrado rechazar, cuantas cosechas había extraído de las plantaciones o como la vida en su castillo transcurría con calma, en la santa paz de Dios. Pues todos esos resultados espectaculares habían sido en vano. En menos de un año el rey le había enviado una intimación ordenándole casarse.

— Pare de lamentarse, podría ser peor, por lo menos podrás escoger a tu propio marido y entre todos los caballeros nobles del reino lo que no es poco.

— ¡Ja! ¡Gran cosa! Ese honor me fue concedido sólo porque tengo dinero suficiente para pagar por ese privilegio o acaso crees que el rey me permitió elegir porque me estima profundamente

— ¡Basta! —le advirtió Edith — Para con esta conversación tonta y peligrosa y quédate quieta. Por lo menos una vez en la vida compórtate y haz tu elección con sabiduría, usando la cabeza en vez del malhumor

______(tn) sonrió levemente sin ofenderse con las palabras de su sierva. Más allá de todo Edith había sido más que una verdadera madre a lo largo del tiempo pero era imposible contener la lengua de la vieja mujer.

— No te preocupes, voy a escoger con sabiduría, además tengo un buen plan

Horrorizada con lo que había acabado de oír Edith dio un paso atrás.

— Oh ¡Dios ten piedad de nosotros! — los años de experiencia le habían enseñado que los planes de su ama siempre acababan en grandes confusiones. Al borde del pánico juntó las manos en una súplica angustiada — Mi lady por favor, deja tus ideas delirantes de lado. Recuerda que los planes arriesgados son peligrosos

Casada con el diablo (Hyukjae y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora