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Desde la ventana de mi cuarto escuché cuando Enid llego a casa, casi todo el vecindario seguramente lo escucho, era algo normal para mi, Yoko su mejor amiga siempre la llevaba a casa después de su entrenamiento, pareciera que esa chica no conoce el silencio por todos los demonios siempre andaba de aquí para haya con su viejo subaru tuneado y canciones horribles a todo volumen, definitivamente Enid tiene amigas muy raras.

Cuando dieron las seis con cinco decidió salir de mi casa, al otro lado de la calle ya estaba Enid, la había visto muy pocas veces con su uniforme pero esta vez me tome el tiempo de analizarlo.
Llegué a la conclusión de que cualquier variación de azul le queda muy linda, ella al verme movió la mano en forma de saludo.

–Pensé que no irías Addams.–Se burló acomodando su cabello, esta chica es muy rara, parece un manojo de nervios siempre.

–Un Addams siempre cumple su palabra.

–Bueno, por tu padre tengo entendido que no eres muy fan del deporte.

–Intento mantenerme al margen.

Me encogí de hombros mientras miraba la hora, estaba segura que mi reloj no estaba mal así que si, el autobús ya debería haber pasado. Enid notó mis movimientos y comenzó a teclear su celular.

–Yoko viene en el autobús, están a un par de paradas de aquí.–Intento explicar de manera torpe.

–No me gusta esperar tanto.–Confesé, no era su culpa evidente y quizás mi manera de decirlo no fue la mejor.

Enid rasco su nuca un poco frustrada, bajo su mochila y se sentó en la acera.

–No quiero que sientas que es una obligación ir porque aceptaste acompañarme, puedes volver a casa si quieres.–Me miro desde abajo con una sonrisa, pero aún cuando no conocía complemente su forma de ser, sus ojos se veían tristes.

–Que va, quiero verlas perder.–Intente bromear para hacerla sentir mejor, despeiné su cabello desde arriba y ella cerro sus ojos riendo.–Mira ahí viene.

–Que bueno, porque eres muy impaciente Addams.–Se quejo tomando su mochila. –Hola señor Petropolus.–Enid saludo al señor con un choque de puños, cuando yo subí este me saludo con una sonrisa y para mi sorpresa Enid fue saludada por un grito de parte de todo su equipo, eso hasta que todos notaron mi presencia.
La mayoría un poco sorprendidos se calmaron enseguida, como si hubieran visto un fantasma.
Enid volteó al ver su reacción y tomo mi mano llevándome hasta uno de los pocos asientos libres del fondo.

–Discúlpalas, supongo que es un poco raro verte en estos ambientes.

–No es...

–¡Hey Wednesday!, no sabía que eran vecinas, ¡Que bueno que sales de tu cueva!.–La chica a la que recordé tener de compañera en algún experimento pasado de química parecía emocionada de verme, sinceramente no entendía porque, al igual que no entendia como era que aun recordaba su nombre.

–También es un gusto verte Bianca...–Conteste, estaba incomoda, muy incomoda, conocía la mayoría si no es que a todos los que están en el autobús, pero ellos nunca fueron mis amigos al menos no para que se me acerquen tan amigables y amables.

–Tengo que llevarme a tu chica un momento.–Esta vez apareció Yoko frente a nosotros y jalándole el brazo hizo a Enid ir con ella y Bianca.

Intente relajarme mientras miraba por la ventana, si mis recuerdos no fallan el partido sería en la escuela de Exton, ¡Casi una hora de distancia!, definitivamente no debí venir, los viajes en carretera no son lo mío.

–Lo lamento.–Enid me saco de mis pensamientos volviendo a su asiento al lado mío.

–¿Por?.

–Eres mi acompañante, no debo dejarte sola.–Explico como si fuera obvio.

Coordinación / WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora