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Solía imaginar el amor muy diferente cuando era niña, nunca pensé que vendría en forma de una chica. Enid me vuelve loca y lo descubrí mientras pensaba en ese beso que me dió en la mejilla hace tantos días.

Aunque me gustaba pasar tiempo con ella y en estos últimos meses se ha convertido en parte fundamental de mis días; todavía existe una pequeña parte de mi que quiere que todo esto que siento sea mentira, en mi escritorio con varios libros esperando la hora en la que me digne a comenzar todas mis tareas, así estoy, viendo a un punto fijo mientras pienso en ella.

Faltan pocos días para Halloween y el pueblo esta repleto de adornos, hoy una nueva semana comenzaba en la escuela, me sorprendió cuando baje a mi sala lista para irme a la escuela y mi madre estaba de lo más normal hablando con Enid en nuestro gran sofá.

–¡Buenos días cariño!, Enid te estaba esperando afuera pero hace frío y la invité a pasar.

Sentí mis mejillas arder al ver a Enid saludarme con una gran sonrisa, estaba con su clásico short que usaba para entrenar y un suéter rosa con estampado de gatitos cubriéndola.

–Debemos irnos o llegaremos tarde, ¡Adiós mamá!.–Tomé a Enid llevándola rápidamente lejos de mi madre, no quería que dijera alguna cosa que me dejara en evidencia.

–¡Hey!, tranquila Willa, quería despedirme de tu madre.–Se quejó deteniéndonos antes de cruzar la puerta.

Rodé los ojos dejándola ir con mi madre, le agradeció con la amabilidad que la caracterizaba y volvió a mi lado entrelazando nuestras manos.

–Bien, ahora si podemos irnos.–Comenzamos a caminar en un silencio cómodo, noté que además de su clásica mochila llevaba su maletín de deporte en su hombro.

Yo guiaba nuestra caminata mientras ella con su mano libre miraba su celular.

–Agh, sabes nunca pensé que el examen de manejo era tan difícil.–Se quejo mostrandome la pantalla de su celular.

–Casi lo tienes, catorce de veinte no esta mal.

–Necesito pasar el examen mañana o papá va a estar muy enojado.–Se quejó, estaba segura que se sentía frustrada y nerviosa pues no dejaba de apretar mi mano.

–Bueno él siempre esta enojado contigo, dejalo ser estoy segura que lo lograrás, te ayudaré.

–Eso espero, quiero llevarte a la fiesta de halloween.–Me detuve en seco cuando ella dijo eso, ¿Fiesta de Halloween?, ¿Llevarme?.–¡No!, ¡Lo arruiné otra vez!, no puedo mantener la boca cerrada.–Llevó sus manos a su rostro con frustración mientras se regañaba en voz alta.

–¿Fiesta de halloween?, escuché que Yoko haría una, supuse que irías.–Me encogí de hombros volviendo a caminar.

–Bueno, yo quiero que tú vayas conmigo, quiero decir no es una obligación solo quiero que me acompañes, será divertido nunca te he visto asistir a las fiestas.

–No me gustan las fiestas, hay mucha gente y como ya te habrás dado cuenta no soy muy buena conviviendo con la gente.

–¡Vamos Willa!, prometo no separarme de ti ese día, además tienes que ver mi disfraz Yoko y yo tenemos uno muy bueno.–Sonreí con ternura al verla tan emocionada.–Además papá me prometió dejarme usar el auto si aprobaba el examen, si te aburres puedo traerte a casa, lo prometo.

–Bien, pero no pienso comprar un disfraz.

–Bien, entonces... ¿Te veo en la noche para ayudarme con el examen?.

–Seguro, ven a mi casa de todas maneras parece que ya eres amiga de mi madre.–Me burlé, nos despedimos al llegar a la escuela y me mantuve muy ocupada todo el día como para pensar en más cosas que no fueran el nuevo ensayo de historia que nos habían dejado en la primera hora.

Coordinación / WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora