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Mire la práctica, había estado aprendiendo más del deporte y todo parecía fascinante hoy, desde las gradas me quede admirando cada movimiento de Enid, lucia hermosa con su uniforme y su pequeña coleta se veía muy graciosa.

–Wow, wow, hola.–Pericles mi hermano apareció de la nada y me asustó.

–¿De dónde saliste idiota?.–Cuestioné recuperándome del susto.

–Tranquila, daba la vuelta por aquí, además padre dijo que te vigilará.

–¿Por?, digo papá es muy paranoico pero no creo que deba ponerse así.

–No lo sé... es sospechoso, te quedas después de clases, vas a los partidos de la escuela, el pobre hombre piensa que estás saliendo con alguien.–Explico en tono de burla, tomó asiento a mi lado y fingió poner atención al partido.

–No debería preocuparse, es solo que Enid ahora es mi amiga y me gusta hacerle compañía.

–"Amiga".–Se burló, le tire mi mochila al verlo subir y bajar las cejas.–Bueno, creo en tu palabra y honestamente no pienso ser tu niñero, si padre te pregunta dile que estuve acechando como un halcón y que me odias.

–Bueno, no es como que no lo haga.

–Gracias, yo también te quiero.–Y tal cual llego, se fue, no negaré que me asusta la idea que incluso mi padre esté viendo cambios en mi comportamiento.

No soy una persona sociable y él lo sabe perfectamente, es normal que se preocupe por mi actuar últimamente, incluso yo estoy asustada, en estas últimas semanas he salido más veces de casa de las que salí todo el año pasado.

***

Era la hora del desayuno, mi madre como siempre ya se encontraba con su delantal de rosas negras frente a un sartén chirriante.

Yo me dediqué a ver mi celular mientras comía un poco de cereal, al parecer mamá estaba muy concentrada en los huevos con jamón que preparaba para papá, eso hasta que terminó y se sentó frente a mi comenzando a leer su revista de jardinería.

–Así que cariño... ¿Cómo va la escuela?.

–Bastante bien madre.–Respondí de manera respetuosa, mi respuesta no le convenció y decidió seguir investigando.

–He notado que pasas más tiempo con Enid, me alegra eso, Esther y Murray me platicaron que ella ha estado hablando mucho de ti...

–¿En serio?.–Cuestioné sin poder evitar mi emoción, ¿Enid hablando de mi con sus padres? ¿había acaso algo más tierno?.

–Si, bueno eso dijo Esther, Murray parece no muy convencido piensa que tener más amigos puede hacer que Enid pierda su enfoque en el fútbol, ¡Por satán!, ese hombre enserio está decidido a que ella sea jugadora profesional.

–Estoy segura que Enid puede llegar a ser una jugadora profesional, vamos que incluso no me parece loco imaginarla en una copa femenil, ¡Es muy buena!.

–Es lo que he escuchado.–Dijo poniéndose de pie al escuchar a mi padre bajando las escaleras.–Hablando de ella, esta afuera, seguramente esperandote.–Vi a mi madre saludarla desde la ventana de la cocina y como Enid le devolvía el saludo con una sonrisa.

–Mi pequeño escorpión, esa chica debe despertar muy temprano para estar lista a esta hora, últimamente está esperando por ti bajo el árbol todas las mañanas.

–El amor es así.—Escuché a mi madre susurrar, sentí mis mejillas arder mientras ella me guiñaba el ojo desde su lugar.–Ve con cuidado cariño.

Me despedí de mis padres y salí de la casa, Enid sonrió de manera tímida desde su lugar.

–Buenos días.

–Buenos días, ¿Alguna razón para estar tan temprano?.

–¡Si!, quiero mostrarte algo.

–¿En la escuela?.–Cuestioné.

–No, bueno si, sabes mejor te lo doy de una vez.–Me reí ante su nerviosismo, ella quito la mochila de su espalda sin dejar de caminar a mi lado y saco una pequeña bolsa negra con corazones blancos.–Hice que Yoko me llevará a una librería en Exton, dijiste que el viernes comenzaban a venderlo.

Con curiosidad me detuve y ella simplemente estiro su mano con esa sonrisa, conocía esa sonrisa, aproximadamente hace dos meses y medio que comenzamos a convivir note que cuando estaba demasiado feliz sonreía de esa manera, cerrando un poco los ojos y separando un poco los labios, hermosa sin duda.

–¡No puede ser!.–Me abalancé con felicidad contra ella dándole un abrazo.–¡Gracias!, ¡Gracias!, no debías....

–Claro que si, dijiste que era un libro que esperabas mucho, además John Brumbaugh Vega es tu favorito, yo espero que me lo resumas porque soy muy mala para leer cosas o podríamos leerlo juntas.

–Seguramente yo leería y tú estarías jugando con algo pero esta bien.–Sonreí sin poder evitarlo y apreté el libro contra mi pecho, invierno se acercaba y no había nada mejor que leer un romance trágico cuando los copos de nieve caían.

–No puedo creer que hiciste a Yoko manejar hasta haya, es muy lejos.

–Me debía un favor, estoy intentando sacar mi licencia de conducir pero soy muy mala para recordar todas las preguntas del examen, mi padre dice que solo soy un poco tonta.

Ella sonrió mientras decía eso pero yo la miré enojada, como podía creer aquella tontería.

–No lo eres.

–Bueno no sé si lo haz notado Willa, pero no soy la más inteligente, no soy buena recordando cosas o poniendo atención como tú, tú eres genial, te he visto en clases y luces tan concentrada, ojalá pudiera estar la mitad de concentrada que tú.–Ella miraba con tristeza el piso mientras caminaba a mi lado, lucia más bien frustrada.–Mi madre intentó llevarme al doctor cuando estaba más pequeña pero mi padre no quiso eso, mamá dice que tal vez tiene que ver con un déficit de atención, no sé nada de eso, pero ella dice que cuando era más pequeña era demasiado inquieta e hiperactiva.

–Si que lo eras, recuerdo cuando llegabas a jugar fútbol con Pericles y tus hermanos, ¡Santo cielo!, era como si tu energía nunca se acabara.

–De eso se quejaba mamá.–Dijo con nostalgia.

Estábamos a unas calles de distancia aún de la escuela pero no pude evitar detenerme y tomar sus manos entre las mías.

–No eres una tonta Enid, si tal vez tengas un problema concentrándote o recordando cosas y esta bien, no es algo que puedas controlar, eres una persona completamente funcional, vas a la escuela, haces deporte, pasas tus exámenes...

–Con notas bajas.

–Pero los haces, entregas tus tareas y no haz reprobado ni un año, no necesitas tener las notas perfectas o saber toda la historia americana, solo no te juzgues por cosas como esas y celebra los pequeños logros.–Apreté sus manos y levante mi vista con una sonrisa, ella me miraba sonriente.

Intenté soltar sus manos y seguir caminando hasta la escuela pero ella no soltó una de mis muñecas.

–¿Puedo solo tomar tu mano hasta la escuela?.

–Enid... Puedes "Solo tomar mi mano hasta la escuela".

Coordinación / WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora