Nombrándote.

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Marcela necesitaba tomarle una declaración a Yago, pero en ese estado era imposible. Lo único que pudo hacer es quedarse ahí, parada, mirándolo y pensando mil cosas.

Estaba emocionada, había llorado al verlo en ese estado, no lo podía evitar. Lo que le estaba pasando era más fuerte que ella por mucho que lo quisiera negar. Por mucho que apenas conociera a ese hombre, ella sentía absolutamente de todo por él.

Estaba sumergida en sus pensamientos y en mirarlo, pero la entrada de una de las enfermeras la hizo volver a la realidad. Marcela ya debía irse del lugar y regresar a seguir con su trabajo.

Se secó rápidamente las lágrimas, y con la actitud de: "aquí no ha pasado nada" se fue de la habitación. Le hizo un gesto amable a la enfermera, se despidió del compañero que estaba fuera vigilando, y se fue directa a la comisaría a hablar con sus compañeros. Necesitaba que ellos le dieran respuestas sobre lo que había pasado.

Marcela fue conduciendo hasta la comisaría y cuando llegó se encontró con sus compañeros y también con Darío. La pura realidad es que estaba desesperada, necesitaba saber qué había pasado, quiénes eran los culpables... quería saber y entender todo, pero no podía dejar que nadie la viera así. No podía sacar a la luz su angustia y desesperación, y menos delante de Darío. Él le había dejado claro que ya tenía sospechas respecto de ella y de Yago, así que no iba a permitir que esas sospechas aumentaran.

Vio a sus compañeros y a Darío y, aunque por dentro se estuviera muriendo, mostró la mayor tranquilidad y naturalidad del mundo al tratar el tema.

- Adriana: "Ya te iba a llamar, ¿Todo bien?"

- Marcela: "Sí, vengo del hospital."

- Adriana: "Es que me dijiste que venías para acá y pensé que venías a la comisaría, no al hospital..."

- Marcela: "Fui al hospital, tenemos que tomarle declaración, pero fue imposibe."

- Adriana: "¿No lo lograste?"

- Marcela: "Ni lo pude intentar... está bastante grave, ni siquiera está despierto y mucho menos puede hablar."

- Darío: "Eso les pasa por que son una escoria, viven peleándose y así acaban."

Marcela escuchaba a su esposo y lo único que podía sentir por él era rechazo, un rechazo que parece que aumentaba cada vez más. Desconocía totalmente a Darío, no podía creer que tuviera ese tipo de comentarios, no podía creer que se hubiera convertido en una persona tan fría y tampoco podía creer la forma tan nefasta que estaba teniendo para desarrollar su trabajo. Darío siempre había sido un buen policía o eso creía Marcela, pero parece que ahora se estaba dando cuenta de todo lo contrario.

Darío se retiró, Marcela intentó ignorar ese comentario y mirando nuevamente a Adriana le preguntó sobre lo que había pasado.

- Marcela: "¿Qué es lo que pasó?"

- Adriana: "Estaban en el comedor y de repente empezaron los gritos, todos se estaban peleando con todos."

- Marcela: "Pero el que se llevó la peor parte fue Yago, los demás no están en el hospital."

- Adriana: "Sí, cuando los vigilantes llegaron al comedor estaban todos lastimados, pero el único que estaba en el suelo e inconsciente era Yago... los demás pasaron por enfermería y ya están bien, con unos golpes pero bien.

- Marcela: "Hay que averiguar quién empezó todo."

- Adriana: "Seguramente haya sido él, Marcela."

- Marcela: "No tenemos ninguna prueba de eso... ¿Por qué estás tan segura?"

Vidas cruzadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora