Epifanías

3

Cariño, no me dejes.

Cariño, que tu dulce voz
aun late en mis entrañas.
Que tus suaves rizos
aun cuelgan por mi espalda
y que nuestros ojos ciegos
todavía se miran en la distancia.
Cariño, no me dejes ahora.
La noche es fría y tiembla triste
mi última esperanza.
No queda nada por perder
tras todo lo perdido.
Cariño, que nunca supe
estar tan sola y no quiero
caer otra vez en el olvido.
Cariño, no me dejes,
no aprenderé a bailar de a uno
y viviré los días sin motivo alguno,
cariño mío, no, por favor.
Es el tiempo un enemigo
y el silencio mi peor castigo.
Cariño, no me dejes, mírame.
Soy también de carne y hueso,
sé que del mundo nadie sale ileso
más no quiero seguir acá sin vos.
Cariño,
no me dejes.