Epifanías

5

Cuando te conocí

Cuando te conocí no me dijiste
que te gustaban los juegos,
que inhalabas poesía
y exhalabas en verso.
Yo te creí tan poco rebelde,
una chica de prosas y sueños
y amores sinceros.
Pero me sorprendiste.
Una transfiguración diáfana,
sublime, inesperada.
Muy de pronto
cambiaste tus reglas
e iniciaste nueva partida.
Una sutil vuelta de tuerca
para esos días trastocados.
Cuando te conocí te pensé
de finales felices,
de historias cerradas
y dilemas sanjados,
pero la incertidumbre arrasó
tan deprisa y sin acuerdo
como una tromba marina
que nadie puede detener.
Cuando te conocí sucedió el milagro,
y vi colores a mi alrededor,
entendí nuevas formas,
me encontré cuando creía saberme.
Quién diría que tus ojos
serían punto de inflexión.
Quién diría que habrían
diez mil universos,
uno por cada frase guardada.
Cuando te conocí me aprendí
tu manual de instrucciones
y tras varias desilusiones,
me rendí,
dejando todo al azar.
Cuando te conocí quise
conocerte mucho más,
indagar en cada línea trazada,
en cada pluma que te hizo suspirar.
Te busqué donde ya no estabas,
estudié por meses tus huellas
sin saber que algún día
estaríamos en el mismo lugar.
Cuando te conocí no intuía nada
de toda esta travesía,
idas y vueltas,
mares y tierras,
un mundo entero por atravesar.
Pero hoy sigo este viaje en paz.
No sé qué me espera
ni en qué puerto estarás,
solo sé que cuando te conocí
contemplé una vida a punto iniciar.