37

87 1 0
                                    

La trampa

Si sabía que no me llevaría a buen puerto,
¿por qué, entonces, me subí a ese barco?
¿Por qué fui tan ingenua, tan tonta?
Si tan inteligente afirmaba ser,
¿qué hacía adentrándome en el mar de la condena?
Las advertencias estuvieron siempre ahí,
delante de mis ojos
y yo tan ciega.
Y no puedo culpar a nadie por no detenerme
porque tampoco estaba dispuesta a escuchar.
No sé si fue por orgullo o por miedo.
Miré el negro de sus ojos y me dejé tentar.
Contemplé la oscuridad como única salida
y exclamé que así lucía el sol por las noches.
Construí un refugio entre las tinieblas
y terminé siendo yo mi propia embaucadora.

Desorientada y sin nadie
en algún lugar del mapa
escribo estas palabras
que alguien hallará un día
en una pequeña botella.

Quiero que este viaje se termine.

EpifaníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora