Rechazado •°• KookGi •°•

XVI

NamJoon, así que sigues en esta escuela, me pregunto en que salón vas.

Taciturno, pinchaba las zanahorias de su traste ponderadamente, pues no había vuelto a ver a HoSeok y la última vez no tuvo el valor para preguntarle más sobre NamJoon.

—Ugh, dejó bastante tarea. —se quejó JeongYeon, quien ese día además de los ya reconocibles amigos de JiMin, también estaba en su mesa, JiMin la había presentado como una compañera del club coral.

Estaban hablando sobre algo y YoonGi no sabía que era. Sin preocuparle mucho siguió masticando de la ensalada que había comprado en la cafetería.

—Si, ¿Cómo espera que terminemos todas las actividades del cuarto bloque y después leer ese libro de doscientas hojas para el lunes? —se unió a la conversación TaeHyung.

—¿A ustedes les dejó además leer el libro? —preguntó JiMin.

Sus amigos asintieron, aunque en JungKook no había tanto lamento, en realidad pensaba que no era para tanto.

—¿A ustedes no? —preguntó Sana y al recibir negativas de todos los demás compañeros en la mesa maldijo al profesor Lim.

—Al parecer entraste en el grupo menos favorito del profesor Lim, Yoonie. —comentó JiMin con una sonrisa, quién estaba frente a él, a su lado estaba JungKook y a su otro lado Sana, quienes de vez en cuando hablaban con los compañeros a sus costados.

—Está bien, no creo que sea mucho trabajo. —respondió, llamando la atención de sus amigos.

—¿Enserio? ¿Así era en tu anterior escuela? —preguntó curioso JungKook.

Y la verdad era que sí, YoonGi recordó los primeros meses, donde además de las tareas normales de cada materia debía asistir y hacer las tareas de sus clases extras de mandarín. Pronto se acostumbró e incluso lo encontró como una forma de olvidarse de su problemática vida.

—Si, un poco más, así que ya me acostumbré.

—Que cool. —soltó JiMin.

Seguidamente, todos en la mesa discutieron al mismo tiempo de sus experiencias en China o lo que sabían del país, después TaeHyung le preguntó ansioso si podía decir algunas palabras en el idioma.

—Lo haré porque tú lo pides, Tae, pero no es para tanto. —al terminar de decirlo el grupo entero se maravilló al escucharlo hablar en chino, que le pidieron hacerlo otra y otra vez hasta que al final YoonGi se disculpó con ellos ya que tenía que resolver unos asuntos con la profesora Zen.

—¡YoonGi se oye tan lindo hablando mandarín! —escuchó como dijo JiMin antes de irse completamente del panorama.

Suspiró y se talló un poco el rostro al dirigirse al baño. Para ser honestos no tenía ningún asunto en particular con ningún profesor, solo que la atención social recibida lo había comenzado a estresar, ya de por sí había llegado algo estresado ese día.

Asimismo, JiMin todos los días traía a alguien nuevo a la mesa y sus propios amigos parecían lo suficientemente llamativos para atraer a otras personas al lugar donde comían. Al parecer solo era desgastante para él.

Ya en frente al espejo de los baños, se mojó el rostro y pronto salió de los servicios sanitarios tan rápido como entró.

En tanto regresaba, caminó por los pasillos, observándolos de a momentos y luego al suelo cuando escuchó un sonido metálico caer al suelo, no había nadie allí, así que lo había sobresaltado por un momento, hasta que, avanzando un poco más, del corredor a la vuelta observó a un chico con varios libros entre manos además de un costalito negro que parecía tener boquillas de flauta, trompeta, saxofón, entre otros.