XIV

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Recuperó el aire, había estado corriendo como los otros bobos que querían entrar al equipo de baloncesto, -el mismo se autodenominaba un bobo- ya llevaban cincuenta vueltas, y la alta y fornida profesora amenazaba con otras diez vueltas a la pista.

Su flequillo goteaba sudor y no hacía falta que se viera en un espejo; sentía su cara arder, sus mejillas parecían mochis de fresa, unos muy rojos. No sabía que desde lejos a alguien le estaban dando muchas ganas de apretar traviesamente uno de sus mofletes.

—Quiero llevarle agua solo para pincharle las mejillas. —admitió TaeHyung, quien admiraba como la mayoría desde lejos el desastre que era YoonGi ahora, un desastre que todos estaban probando con la vista debido a su innata gracia al esforzarse como nadie y mantener su esbelto cuerpo activo.

—Yo también. —respondió JungKook, mintiendo levemente, pues faltaba agregar que se estaba reteniendo de ir a abrazarlo, pese al sudor y decirle que lo estaba haciendo muy bien. Quería apoyarlo.

—¡Vamos, muchachos, tres minutos de descanso y regresamos con el cardio! —gritó la mujer entusiasta, tal vez demasiado, que ya había ahuyentado a veinte chicos que habían entrado en las pruebas para entrar al deporte, ahora solo quedaban seis, y YoonGi, tirado en el pasto, lejos de la masa de compañeros que habían ido a apoyarlo, imaginó que en un universo diferente ni siquiera estaría allí, habría mandado a todos a la mierda, -no literalmente- y se hubiese robado nuevamente las llaves del salón de música para seguir lo que había dejado pendiente ese día que JiMin lo había interrumpido.

Lo habían arrastrado allí desde la mañana, y JongIn le había mostrado algunos ejercicios básicos y tiros, había respondido amigablemente a la invitación. Y cuando rodó los ojos al salir del gimnasio no le importó que JiMin lo viese, el rubio lo había acogido en un abrazo pegajoso y después prosiguió a regresar al gimnasio para mentirles a todos diciendo que se encontraba muy emocionado por entrar al equipo.

Pero debía mantener su buena imagen, por lo que asintía con falsa excitación a todo lo que le decían. Bueno, casi todo, porque cuando la profesora dijo que ya debían levantarse nuevamente cerró los ojos como preguntándose cuando lo habían convencido de todo eso.

Pese a todo, volvió a correr otras cinco vueltas, y cuando ya creía rendirse la profesora le dio el balón y dijo que finalmente practicarían las pases. Lo había ensayado con JongIn así que no fue difícil pasar por esa fase.

Los chicos a lo lejos, animando a YoonGi no podían despegar su mirada de la tierna cara de YoonGi cuando se hallaba concentrado.

—¡YoonGi, cásate conmigo! —gritó una chica y la mayoría rio en alto, incluso la profesora por la espontánea y escandalosa petición.

Los otros dos chicos con los que YoonGi estaba practicando las pases le sonrieron a él, se sentía irritado por el grito, aunque solo rio incómodamente; dentro podría estar maldiciendo a todos, pero era un chico astuto.

—¡Primero deja que termine esto, ¿Okey?! —respondió en alto, lo que despertó a la multitud e incluso sus amigos abrieron los ojos y Sana sonrió ante el comentario.

JungKook presionó los labios, había sido una broma lo sabía, pero la forma en que YoonGi se estaba convirtiendo en alguien popular no decrecía ni tampoco la posibilidad de que la chica no hubiese bromeado.

—¡Ey, te he estado pidiendo lo mismo desde hace una semana! —gritó JiMin desde la grada más alta, entonces inició nuevamente el vocerío. El rubio se estaba quejando infantilmente desde arriba y el castaño suspiró ya fastidiado por todo ese juego, ¿Qué ocurría con JiMin para empezar? ¿Por qué seguía insistiendo si YoonGi ya lo había mandado a volar innumerables veces? ¿Y por qué su molestia solo iba en aumento?

Rechazado •°• KookGi •°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora