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La noche se sentía sola, sin chispa, pues acostado en aquel sofá de color azul le surgían muchos pensamientos. Sunoo no podía dejar de ver a Riki en aquella camilla. No entendía como había pasado de ver a Riki sentado en su escritorio tomando apuntes de la clase, a estar mirándolo en una camilla, sus ojos cerrados y con oxígeno en su nariz.

Su mundo estaba por acabar, pero su plan estaba por comenzar, no pensaba salva a Riki y hacerlo pasar por tratamiento, claro que no, su novio lo odiaría para siempre y no lo iba a permitir, sin embargo su plan no le gustaría mucho, pero era para un bien por los dos y también para Sunoo.

- ¿Por que no duermes? - Habló Riki, con voz baja y aún con sus ojos cerrados - Es casi la media noche.

- Quiero vigilar que estés bien - Sunoo se había ganado un gran susto por escucharlo, estaba perdido en sus pensamientos - Además no tengo ganas de dormir, la noche es muy linda.

Riki abrió sus ojos y giro su cabeza hacia la ventana, y logró confirmarlo. En la obscuridad se lograba ver pequeños destellos que eran estrellas y la hermosa Luna adornando el cielo. Se parecía a una de las pinturas de Sunoo.

- Es verdad, siento como si la hubieras pintado - Dijo, pero cada vez podía hablar un poco mejor.

- Pinté esta noche para ti - Kim siempre tenía algo para decir, y más en estos momentos en las que tal vez su chico se sentía mal.

- Muchas gracias señor Sunoo, es un placer ver sus obras y que sean dedicadas a mi persona - Amaba el juego de tratar a su novio con honoríficos. Era un juego tonto que le divertía.

- No es nada Joven Nishimura, haría hasta lo imposible por usted, solo pida lo y sus deseos serán ordenes - Sonrió coqueto y se acomodó mejor en el sofá.

- Si fuera tan amable, mi señor, ¿podría darme un beso en mi mejilla? Me hacen mucha falta los besos de mi novio.

Sunoo rió un poco, primero se sentó y movió la cabeza en negación, pues su novio jamás cambiaría y eso amaba de él. Luego se paró y camino hacia él, lo miro a sus ojos en lo que se veían tantos destellos como en aquella noche, podría haber toda una galaxia en sus ojos, una galaxia perfecta en la deseaba ser el astronauta que la descubriera.

- Deja de mirarme tanto y dame el beso - Ambos rieron y Sunoo dio beso en su mejilla izquierda - Ahora quiero un beso en mis labios - Riki sonrió estiró sus labios un poco, Kim sin dudarlo lo besó.

- Te besaría toda la noche, pero tienes que descansar, aún estas débil - Era verdad pero Sunoo sentía su garganta a punto de explotar.

- Esta bien, solo porque mi lindo novio lo dice - Riki cerro sus ojos junto a una sonrisa divertida.

- Voy a salir, no tardo, necesito ir al baño - El menor hizo un sonido su garganta de aprobación.

Camino hasta la puerta, la abrió, y miro por un momento al niño que estaba en la camilla, no podía más, así que salió y cerró la puerta muy despacio.

Sus piernas comenzaron a correr lo más lejos de aquella habitación e inconscientemente llegó hasta el pequeño parque del Hospital. Sus rodillas tocaron el pasto y sus lamentos comenzaron a salir sin piedad. No podría vivir sin él, tenía una dependencia incurable, y eso lo estaba matando. Sus lágrimas caían y caían sin parar, sus pensamientos tampoco lo ayudaban y su corazón cada vez tenía menos vida, en cual quier momento su mundo iba a morir y no podía hacer nada solo fingir en frente de él que no pasa nada y que su promesa seguía intacta.

Su garganta estaba ardiendo y su mismo cuerpo no sabía que estaba pasando, su dolor no era físico y eso lo volvía más difícil, ni sabia como llorar y sacar su sufrimiento, ¿Quien diría que llorar fuera tan difícil?

Drawing | SunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora