Capítulo 03

1.4K 152 104
                                    

—Haerin, ¿qué demonios te pasa?

Haerin miró a Sullyoon con una mirada impasible mientras le metía un palito de helado a Sohyun en la boquita. La hija de Jinni se había enfermado los últimos días debido a la ola de frío que azotaba la ciudad, y no era la única: ese día, Haerin tenía su agenda llena por lo menos durante una semana más.

No le importaba demasiado, porque Haerin amaba a los niños y no dudaba en ayudarlos si era posible.

Siempre quiso un niño dentro de su familia, y el sueño de adoptar uno seguía ahí metido en su cabeza, a pesar de la inestabilidad con Danielle.

Inestabilidad. Como si fuera eso. Como si estuvieran pasando un mal momento y no le hubiera pedido el divorcio oficialmente tres días atrás.

En esos tres días, Haerin no tuvo noticias de su todavía esposa, pero no la iba a llamar para presionarla.

Haerin conocía a Danielle lo suficientemente bien como para saber qué decisión iba a tomar finalmente.

―Tose, cariño ―le pidió dulcemente a Sohyun, quien obedeció.

La hija de Jinni, que fue producto de su exnovio Sunghoon, era un encanto con todo el mundo. Educada, bonita y tierna, estaba siendo criada por sus dos padres a pesar de que no estuvieran juntos, ya que todavía conservaban una gran amistad aún cuando hubieran sido novios en el pasado.

Sunghoon no tenía problemas en que Sohyun pasara semanas completas con su madre, pues tenía un trabajo pesado como gerente de una empresa de autos y, por lo mismo, solía viajar durante largos períodos de tiempo; sin embargo, no era un padre ausente como muchos solían pensar. Llamaba a Sohyun cada noche preguntando cómo le fue en el día, y cuando Sunghoon estaba en casa, le ponía total atención a su hija. Además, conocía a Sullyoon también, la actual pareja de Jinni, y no ponía reparos en que Sullyoon fuera como una segunda madre para Sohyun.

―Has estado comiendo helado a escondidas de tu tía Sullyoon, ¿no es así, enojona? ―se burló dulcemente Haerin de la pequeña niña, que enrojeció por la culpa y vergüenza.

―No me cambies el tema ―reclamó Sullyoon, detrás de ella―. Haerin, demonios, ¿cómo se te ocurre...? ¡Danielle no merece ninguna oportunidad! ¡Te engañó con su asistente!

El breve recuerdo de ver a Danielle tomándole la mano a Hanni en su oficina, hablándole al oído mientras provocaba que se riera, causó una punzada de dolor en su corazón. Sin embargo, fingió una indiferencia que no sentía para que Sullyoon no siguiera regañándola.

Haerin nunca se consideró a sí misma como una persona celosa, no así como Danielle. Mientras para Marsh era todo posesividad y gruñidos, Haerin era calma y silencio, porque Danielle nunca le dio motivos para dudar de ella en esos ocho años que estuvieron juntas.

No hasta ahora.

―Bronquitis aguda ―le dijo a Sullyoon―, sólo descanso, mucho líquido y acetaminofén para bajar la fiebre.

La mayor murmuró por lo bajo mientras comenzaba a abrigar a Sohyun.

―Deberías firmar sus tontos papeles ―regañó su mejor amiga―, y deshacerte de ella. Le pides la casa, dinero y la mandas al diablo.

―Sullyoon ―dijo Haerin con la voz seca―, sigue siendo mi esposa y la mujer que amo. Tú no lo entiendes, así que te lo diré de una forma fácil: Danielle me sigue amando, lo sé, sólo tiene que darse cuenta de eso, y la ayudaré para que luego no se arrepienta por haberse divorciado.

―¿Arrepentirse? ―farfulló, con rabia tiñendo su voz―. ¿Cuándo Danielle Marsh se ha arrepentido de algo?

Nunca. Danielle era una persona que pensaba bien las cosas antes de hacer algo. Si le estaba pidiendo el divorcio, no era por una decisión apresurada, sino porque tuvo que pasar semanas pensando en si era lo correcto o no.

apego; daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora