—Bu-buenos días... Mi-mi no-nombre es Kang Ha-Haerin, por fa-favor, ¡cu-cuiden de mí!
Seguido de sus palabras hubo un silencio tenso en el salón de clases mientras las mejillas de la pobre chiquilla se tornaban coloradas por la vergüenza. Entonces, comenzaron las risas.
Haerin tuvo que contener las lágrimas de sus ojos, en tanto la profesora les decía que se callaran. Después, la mandó a sentarse en el único puesto vacío, al lado de una chica de cabello largo y aspecto dormilón, casi aburrida allí.
Mordió su labio inferior, caminando por el salón forzándose a ignorar las risas burlonas, y se sentó al lado de la chica, que apenas le dirigió una mirada.
―Ho-Hola... ―saludó con tono ahogado.
Danielle Marsh le observó sin cambiar su expresión, enarcando una ceja en silencio antes de mirar al frente otra vez, ignorando a la muchacha con frenillos y mejillas regordetas a su lado.
Haerin sabía que ese sería un difícil año escolar.
¿Por qué estás tratando de alejarme?
Dime,
No estás siendo sincera, puedo notarlo.
¿Por qué sigues alejándome?
Puedo sentirlo todo.
¿Por qué no me dices nada?
Las burlas no se detuvieron ese día, claro.
Al principio sólo fueron palabras riéndose de sus frenillos, de sus mejillas, de sus orejas que se asomaban en los gorros que se ponía y su mamá le tejía con cariño, de sus dientes, de sus ojos, de todo. Le dolía, por supuesto, pero podía manejarlo, podía fingir que no era para tanto y creer que tarde o temprano se aburrirían.
Tres semanas después, comenzaron los empujones.
Cuando debía ir a buscar algún examen, cuando debía pasar al pizarrón, cuando salían de clases...
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apego; daerin
Romance―¿Qué es esto, Danielle? ―Una carta de divorcio. Lo siento, Haerin, pero ya no te amo. adaptación © Hobibuba portada por lilibottom