―¡Eres una niña hermosa, Sohyun!
―Por supuesto que lo es, mira a quién tiene de padre.
Haerin comenzó a reírse cuando Sunghoon dijo aquello como si nada, ordenando la mochila de la niña, ya que pasaría esos días con él luego de que volviera de su viaje de negocios. Jinni, en tanto, estaba arreglando-destruyendo la televisión mientras Sullyoon cocinaba algo para la cena.
―¿Tienes todo, So? ―le preguntó Sunghoon, tomándole la mano.
―¡Sí, papá!
―Entonces ve a despedirte de tu madre y tus tías, ¿dónde están tus modales, ovejita?
Sohyun le sacó la lengua a su padre, ganándose un pellizco en la nariz, y después corrió a despedirse de Sullyoon y Haerin, dejando a Jinni para el final.
―Adiós, mamá ―se despidió cariñosamente―. ¡Te voy a extrañar! ¡Y por favor, trata de no destruir algo!
Jinni comenzó a reírse.
―Pásala bien con tu papá, princesa ―se despidió, dándole un beso en la frente―. Nos vemos en unos días.
Segundos después, la puerta de la casa fue cerrada, quedando sólo ellas tres en el pequeño hogar de Jinni y Sullyoon.
―Oye, Hae ―dijo Sullyoon desde la cocina―, ven, quiero darte algo en tu día especial.
Haerin arrugó el ceño, negando con la cabeza, y entró a la habitación, quedándose quieta mientras una sonrisa enorme se extendía por su rostro.
Unas pantuflas de Snoopy estaban sobre la mesa con una cinta de regalo, así que comenzó a reírse por la diversión sin poder evitarlo. Fue a abrazar a su mejor amiga, dándole un beso en la mejilla.
―¿Y para mí qué? ¡Sullyoon gastó mi dinero! ―se quejó Jinni, entrando.
Haerin volvió a carcajearse, abrazando también a Jinni por la emoción, agradeciéndole el bonito y simple presente. Trató de obviar la acongojante sensación en su pecho, porque ese día cumplía veinticinco años y Danielle no la saludó en la mañana.
Aunque tampoco es como si lo hubiera esperado, porque Danielle nunca solía ser la primera en desearle un feliz cumpleaños: por el contrario, prefería ser siempre la última, así que cuando era ese día, se juntaban luego del trabajo para ir a cenar sólo las dos y pasar una maravillosa noche sin nadie que las molestara.
Por lo que Haerin estaba preparada, estaba lista, pues ya tenía la reserva del restaurante al que iban siempre, y esperaba con mucha anticipación esa noche. Si todo salía bien, tal vez podría finalizar con ellas dos haciendo el amor y recuperando esa magia que las rodeaba cuando estaban juntas.
Haerin sabía, confiaba, en Danielle para ese día, porque nunca antes la decepcionó en algún cumpleaños.
―¿No quieres cenar con nosotras? ―preguntó Sullyoon con expresión preocupada―. Puedes invitar a Danielle si quieres...
Haerin sacudió la cabeza, emocionada.
―¡Las cosas están bien! ―dijo sonriendo―. Danielle me besó, Sullie, ¡ella tomó la iniciativa! No pensé que fuera a hacerlo, pero me agarró de sorpresa, y estos días ha estado más cariñosa y dulce conmigo.
Sullyoon sonrió débilmente, casi a regañadientes, pero no le tomó demasiada importancia porque sabía cuál era su opinión acerca de todo eso. Seguía doliéndole, sin embargo, sabía que no podía hacer mucho sobre aquello, sólo le quedaba asumir que su mejor amiga no le estaba apoyando por completo.
―¿Cuánto tiempo te queda?
Y, por supuesto, su novia tampoco estaba de acuerdo con ella.
Haerin miró a Jinni, mordiendo su labio inferior.
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apego; daerin
Romance―¿Qué es esto, Danielle? ―Una carta de divorcio. Lo siento, Haerin, pero ya no te amo. adaptación © Hobibuba portada por lilibottom